Nieves Álvarez relata en un libro su victoria sobre la anorexia

«Es un libro de esperanza. No tengo un método para vencer la anorexia pero sí un mensaje esperanzador para todos aquellos que lo lean». Así habla la modelo española Nieves Álvarez de su primer libro, «Yo vencí la anorexia» (Temas de Hoy), una reflexión personal de su propia experiencia ya que la ahora famosísima maniquí sufrió esta enfermedad a los catorce años. «Lo cierto es que jamás pensé en escribir este libro. Fue un encargo de la editorial a raíz de una entrevista en la que reconocía haber padecido la anorexia. Acepté y, durante la elaboración del libro, me arrepentí muchísimas veces. Tuve que volver a recordar todo lo que había sufrido durante aquellos años y lo pasé fatal. Pero me ha servido de mucho, incluso de terapia. Lo más importante para mí son las personas que se me acercan por la calle para decirme simplemente gracias. Con eso me basta y me sobra».
Nieves Álvarez se desnuda ante sus lectores y confiesa cómo temía las reuniones familiares en torno a la mesa, cómo odiaba ver la comida, cómo lloraba de desesperación cada vez que le decían que tenía que acabar el plato, cómo se metió en ese pozo negro que a punto estuvo de costarle la vida. «Es una historia muy dura contada con un lenguaje muy simple», asegura.
—En su caso la historia es al revés. Usted empieza a salir de la anorexia tras comenzar su carrera como modelo.
—Es verdad. Yo me metí en esa enfermedad en una época de mi vida en la que estaba llena de inseguridades. Me aburría la monotonía de mi vida (ir al colegio, estudiar hasta la una de la mañana en mi habitación, dormir...) y, además, tenía pavor al desarrollo femenino y a ponerme gorda.
—Tampoco tenía dramas personales en su vida ya que su familia era modélica.
—Sí. En mi caso ha sido fundamental el papel de mi madre. Es una mujer castellana, seca, y ella es quien mejor me ha comprendido. Hemos llorado juntas cientos de veces y su coraje y su comprensión me han sacado de mi enfermedad.
—¿Cuándo se dio cuenta de la gravedad de su anorexia?
—Cuando estuve a punto de morir. Me ingresaron por urgencias y pesaba 42 kilos. Los médicos tenían miedo de que tuvieran que operarme de apendicitis ya que dijeron que con mi peso no hubiera soportado la intervención. Esa semana de hospital me hizo tocar fondo.
—Curiosamente su mejor medicina es su profesión.
—Para mí fue salir de mi rutina. Era algo vocacional que me llenó de ilusión. ¡Por fin nadie me obligaba a hacer algo que yo no quería!
—Durante la última Pasarela Cibeles se ha vuelto a cuestionar la talla de las modelos.
—Las modelos siempre han sido delgadas, las hay que por naturaleza son así y las hay que se tienen que cuidar mucho para no coger peso. Yo critico todos esos regímenes-milagro, son una burrada para el cuerpo. Una alimentación bien controlada sirve para perder peso y estar sanos.
—¿Qué le diría a una anoréxica?
—Que se mire en el espejo con otros ojos, que busque en su interior. Hay que saber dónde está la belleza de cada uno.
—Eso es fácil para una mujer como usted...
—La belleza no es estar delgada y tener las piernas largas. La gente tiene que aprender a valorarse más.
—¿Por qué hay tantas chicas anoréxicas en la moda?
—Creo que porque se empieza demasiado pronto. Cuando tienes 14 años estás sin formas y cuando llega el desarrollo tienes pánico por engordar. En España tendríamos que hacer como en Francia, donde está prohibido desfilar con menos de 16 años.
—El mundo de la pasarela se tambalea. Gisele Bundchen abandona «asqueada», Naomi Campbell reconoce sus problemas con las drogas; Kate Moss, con el alcohol y los fármacos... ¿está idealizado el mundo de las «top model»?
—Está idealizado desde fuera. Las chicas empiezan muy jóvenes y les cuesta tener los pies sobre la tierra. Hay mucha soledad en esta profesión (se viaja continuamente).
—Por eso usted se plantea dejarlo dentro de dos años.
—Por lo menos la pasarela.
—¿Tiene totalmente superados sus problemas de anorexia?
—Sí.
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