Madonna desafía al Vaticano e invita al Papa a su concierto de hoy en Roma
El tour de Madonna llega hoy a Roma precedido por la polémica, después de que la señora Louise Veronica Ciccone, como les gusta llamarla en el país para remarcar sus orígenes italianos, se sabe que

El tour de Madonna llega hoy a Roma precedido por la polémica, después de que la señora Louise Veronica Ciccone, como les gusta llamarla en el país para remarcar sus orígenes italianos, se sabe que aparecerá crucificada sobre una cruz repleta de brillantes Swarovsky. Toda una provocación religiosa que alcanzará su máxima expresión en el Estadio Olímpico romano, situado a dos kilómetros de la Ciudad del Vaticano, donde no ha gustado para nada esta mezcla de pop-blasfemia. Y si faltaba algo más para incendiar los ánimos del mundo católico, a la vigilia del concierto llegaba la invitación irónica de su portavoz al Papa Benedicto XVI. «Se divertirá si viene al concierto», comentaba. Pero, aunque la Santa Sede no suele responder a este tipo de provocaciones, algunos de sus más importantes exponentes han dejado claro que «hacerse crucificar en la ciudad de los Papas y de los mártires es un acto de abierta hostilidad, un escándalo creado a posta por astutos mercantes para atraer la publicidad», según las palabras de uno de los cardenales italianos de mayor peso, Ersilio Tonini. «Llegará el momento en el que también esta señora entenderá que Jesús ha muerto en la cruz y ha derramado su sangre también por ella», dejó claro el cardenal Tonini. Desde la Secretaría de Estado Vaticana, uno de sus responsables, el teólogo Giovanni D'Ercole, añadió que es «una vergüenza la tomadura de pelo sobre la muerte de Jesús en la Ciudad Eterna, a través de una cruz pisoteada y espectacularizada». En un momento histórico donde jugar con la religión puede resultar muy peligroso, la crucifixión de Madonna tampoco ha dejado impasibles a las comunidades judías y musulmanas italianas. Aun así, a pesar de las peticiones de modificar el espectáculo, durante las notas de «Live to tell» Madonna aparecerá ante los 70.000 espectadores que han agotado las entradas sobre una cruz y llevando una corona de espinas, sin que le importe lo que piensen en la Santa Sede. Tampoco importarán las críticas a sus admiradores, que esperaban con ansia el espectáculo que les regalará Madonna, en el que trabajan mil personas, 22 bailarines y en el que la cantante llevará siete espectaculares vestidos diseñados por Jean Paul Gaultier y Dolce & Gabbana.
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