Hazte premium Hazte premium

María Dolores Vázquez: «Rocío tenía una buena relación conmigo, mucho más de lo que su madre cree»

«Yo no maté a Rocío». Así respondió María Dolores Vázquez, la acusada del crimen de Mijas, al fiscal Francisco Montijano, quien le interrogó durante cerca de tres horas y media en la sesión celebrada ayer en la Audiencia de Málaga. La vista, que comenzó sobre las diez y media de la mañana, estuvo marcada por las declaraciones de Vázquez, que contestó por la tarde también a las preguntas de la acusación particular y de la defensa.

La acusada, Dolores Vázquez, y su abogado, Pedro Apalategui, en el juicioEfe

La acusada, aparentemente fría, serena, tranquila y sin mostrar en momento alguno nervios, contó con todo tipo de detalles su relación con Alicia Hornos, madre de la víctima, y su familia. Luego, narró distintos episodios ocurridos desde el 9 de octubre de 1999, cuando desapareció Rocío Wanninkhof, hasta su detención por parte de agentes de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil un año más tarde.

Noticias relacionadas

El fiscal sometió a la acusada a una fuerte presión para intentar demostrar que ella cometió el crimen, pero Dolores Vázquez respondió sin inmutarse a todas las cuestiones que le fueron planteadas. Tan sólo tuvo algunas lagunas sobre fechas y se observaron determinadas contradicciones, aunque de poca entidad. En lo fundamental, pues, fue contundente. Como se sabe, el representante del ministerio público cree que la procesada pudo matar a Rocío Wanninkhof como venganza, al considerar que la joven se interponía en la relación entre ella y su madre, Alicia Hornos.

RELACIONES SENTIMENTALES

Entre otras cosas, contestó que la noche de autos no salió de la casa, salvo para tirar la basura y comprar cigarros en el bar próximo a su vivienda. Afirmó que no conocía la zona donde se encontró el cadáver de la joven mijeña y que Rocío era su ojito derecho. También admitió sus relaciones sentimentales con Alicia Hornos y desveló algunas «aventuras» con empleadas de hogar que trabajaron para ella, como una chica llamada Bolonia. Asimismo, la acusada aseguró que no usa bolsas de basuras industriales como las que el criminal utilizó para envolver el cuerpo de Rocío Wanninkhof y que aparecieron en la urbanización los Altos del Rodeo, a 32 kilómetros de Mijas. Tan sólo admitió que en una ocasión Luda, una mujer que trabajaba en casa de una amiga suya y con la que hacía deportes, le regaló uno de estos envoltorios.

Vázquez se extendió sobre sus relaciones con la madre de la víctima, a la que conoció hace unos 20 años, aproximadamente, a través del marido de Alicia Hornos, que trabajaba entonces en el Hotel Torrequebrada como animador. Aseguró que no fue la causa de la ruptura de su matrimonio, ni de su situación económica, sino más bien todo lo contrario. Según la acusada, le ofreció su vivienda, le pagaba 40.000 pesetas para la letra de su casa y le buscó un trabajo en un hotel. Afirmó que tenía un cariño muy grande a los hijos de Alicia, a los que estaba muy unida y que Rocío era su ojito derecho. «Rocío tenía una buena relación conmigo, mucho más de lo que su madre y su familia creen». «Hablaba mucho con ella porque estaba falta de cariño», dijo textualmente la acusada, quien negó que tuviera malas relaciones con la víctima como han denunciado algunas personas. Añadió que Rocío era una chica muy abierta y sincera y subrayó que, además, le buscó trabajo. Sobre cuándo se enteró de la desaparición de la joven, la acusada dijo que fue el lunes, 11 de octubre, por la noche; es decir, dos días después de que se cometiera el crimen. «La noticia me la dio José, el hijo de Manolo, el dueño del restaurante «El Oasis»», dijo.

AFICIONADA AL ESOTERISMO

A continuación, el magistrado presidente del Tribunal, Fernando González Zubieta, que concedió un descanso de quince minutos sobre las doce del mediodía, prohibió, a petición del abogado defensor, Pedro Apalategui, que se grabaran las declaraciones de María Dolores Vázquez en la sala. Una vez reanudada la sesión, volvió a ser interrogada sobre distintos aspectos. Así, respecto al apuñalamiento de la fotografía de Rocío, la acusada reconoció haberlo hecho para explicarle a Tatiana, su empleada de hogar, que la habían matado. Y sobre la vidente que le acusa de querer vengarse de la joven asesinada, explicó que no conoce de nada a esta mujer, aunque destacó que en ocasiones ha visitado a personas que leen las cartas y que ha llamado al 906 para hablar de temas esotéricos. Por último, afirmó que la noche que mataron a Rocío ella cuidaba a la hija de su sobrina Begoña, de dos años y medio, y a su madre, que está enferma desde hace mucho tiempo.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación