Nigel Glendinning: «El coloso» y «La lechera de Burdeos» son de Goya y me enfada que lo nieguen sin demostrarlo»
Nigel Glendinning, uno de los más prestigiosos expertos en Goya de todo el mundo, publica un demoledor ensayo en el que rebate las dudas arrojadas por Juliet Wilson Bareau y Manuela Mena sobre los cuadros «El Coloso» y «La Lechera de Burdeos». Glendinning les reprocha a ambas que no hayan sustanciado tales teorías en estudios científicos. Para él son goyas sin duda.

MADRID. La capital española acaba de recordar los Fusilamientos del 3 de Mayo, que Goya convirtió en uno de los mejores iconos de nuestra historia. Hay quien piensa que Goya puede acabar siendo víctima de algo parecido a un «fusilamiento» con el debate abierto ahora hace un año, a través de la prensa, sobre la autenticidad de alguno de sus grandes cuadros de la colección del Prado. Quizá para evitarlo, Nigel Glendinning aterrizaba ayer en Madrid con un nuevo ensayo bajo el brazo. El estudioso participará este miércoles en la presentación del libro «Goya 1900», un volumen que recopila y analiza la gran muestra que consagró definitivamente al pintor de Fuendetodos y su impacto en nuestra historia del arte. Glendinning ha incluido un ensayo que rebate muy contundentemente las teorías de Juliet Wilson Bareau y Manuela Mena sobre la autoría de «El coloso» y «La lechera de Burdeos», entre otros cuadros.
-¿Se puede «domesticar» a Goya, reducirlo, como usted denuncia?
-¿Domesticarlo en el sentido de hacerle más fácil de tragar o en qué sentido? ¿Limitarlo? Trato de mantener que en Goya cabe una gran variedad de estilos. Algunos de mis amigos y amigas ingleses y españoles que hablan de las atribuciones parece que últimamente han tenido tendencia a limitar, a descartar obras que no les gustan por una y otra razón. Desde luego quiero volver a plantear problemas que ellos trazan como si estuviesen ya cerrados.
Sin argumentos
-¿Cuál es su punto de partida?
-Hay varios. Pero el fundamental sobre las atribuciones es una ligera tendencia a irritarme, a enfadarme a través de los años viendo que se iban descatalogando obras sin explicar suficientemente los motivos que les llevan a algunas conclusiones. Siempre ha habido en torno a Goya distintos gustos, es algo que se ve desde 1900.
-¿Y esto es una mala suerte que tiene Goya o les ha pasado ya a otros artistas?
-Les pasa a muchos artistas y es consecuencia de la manera de trabajar de los expertos, que han estudiado muchísimo a un pintor y tienen un repertorio de obras en la memoria. Por eso les choca cuando ven algo que no saben dónde colocar, y todos creemos que hay obras de los catálogos de Goya que no son auténticas. Pero esto son opiniones. Luego hay que pasar a explicar qué es lo que no suena bien en esa obras. El problema es que este debate se ha hecho hasta ahora en la prensa. Y yo estoy contribuyendo a ello con esta conversación.
-Hablamos por su ensayo.
-Supongo que todo esto es divertido para ustedes, pero debatir esto en prensa no es un método idóneo para la verdad. Hay que sustanciar las opiniones, es algo importante. Juliet Wilson publica artículos y ahora promete otro sobre «Isabel Lobo de Porcel», cuadro de Goya de la National Gallery. Estuvo en la muestra «La imagen de la mujer». Es una figura con una mantilla grande, pelo castaño... ¡y no nos mira, algo que no le gusta a Juliet Wilson!
-¿Por qué?
-La mirada es importante en el cuadro pero no es lo único que cuenta.
-¿No es más grande el genio gracias a sus imperfecciones?
-Eso ya se pensaba en 1900.
-¿Cree que no podemos aceptar determinadas singularidades tal y como son?
-Es cierto, pero habrá un momento en el que los fallos superen los que solemos encontrar en obras de Goya y entonces hay que preguntar por su autoría. Ahí entra el asunto del taller de Goya. Es urgente volver a plantearlo. Muchos de sus discípulos permanecen desconocidos. Habría que seguir adelante con los estudios sobre Asensi, quizá formando para ello grupos. Asensi tiene maneras de iluminar un cuadro que no son de Goya exactamente y efectivamente se encuentran en algunos cuadros de horrores de la guerra, cuadros que se han puesto en duda a pesar de estar en el inventario de 1812.
-En su ensayo afirma que es urgente la creación de una base de datos sobre las técnicas de Goya.
-Sí. Un elemento que se ha tratado mucho y divide a los expertos es la utilización de los cuchillitos de caña.
-También destaca usted que la responsable del gabinete del Prado, Carmen Garrido ha estudiado mucho los pigmentos y otras técnicas, como hizo con Velázquez.
-Necesariamente el Prado estudia las obras de su colección, y Carmen explica a algunos estudiosos los resultados de su trabajo. Las radiografías y análisis de pigmentos efectivamente se han extendido, pero habría que extender el estudio a la técnica de Goya. Esa base de datos debe formarse en España.
-La base ¿aclarará algo?
-El Museo Metropolitano de Nueva York descatalogó las «Majas al balcón» en parte porque está realizado con espátula y es una técnica rara en Goya. Creo que Juliet opina que Goya la emplea para añadir expresividad en partes de obras, pero que haya hecho toda una obra con espátula no le parece bien. Puede ser que tenga razón, pero con una base de datos lo veríamos mucho más claro. Curiosamente, el restaurador del Metropolitan cree que es un Goya. Hay que sumar opiniones de otros expertos, restauradores, técnicos como Carmen Garrido e incluso pintores. Pero esto cuesta mucho dinero. Y los museos no siempre lo tienen.
No a la comisión Goya
-Hay quien defiende que se haga una comisión sobre las atribuciones de Goya, como se hizo con Rembrandt. ¿Usted qué opina?
-Lo que necesitamos es que la gente diga lo que opina sobre distintos cuadros claramente, y si varios opinan lo mismo que nos lo expliquen y lo documenten. El problema de Goya es que muchos expertos no se han definido, y otros escriben opiniones confidenciales para los museos. Hay una gran tradición de emitir opiniones sin apoyarlas. Algo de esto trasciende a la prensa, cuando la experta dice «Not Goya!». Hay que respetar las opiniones de las personas que han estudiado muchísimo, y sin embargo uno queda con el deseo de saber qué es lo que no convence de tal o cual obra. Se harán nuevos catálogos razonados, ya necesitamos uno y creo que Juliet Wilson es, de momento, una experta que obviamente podría hacerlo.
-¿De momento? En su ensayo hay críticas muy duras a algunos trabajos de Juliet Wilson, como cuando pone en evidencia sus errores de traducción o su «tergiversación de los hechos» para que coincidan con «la idea de Javier Goya que Wilson-Bareau tiene»...
-Me refiero ahí a un caso especial, la interpretación de una nota escrita por Vicente López al infante Don Sebastián, cuando éste iba a comprar obras de Goya al hijo del pintor. En el ensayo digo también que la interpretación de esa nota es dificilísima. Juliet omitió un punto, pero un punto importante, que hace que casualmente su interpretación de este texto se amolde perfectamente a ideas que ya tenía antes. No sé si contrastó su interpretación con sus amigos españoles. Yo lamento que no se haya discutido, porque es fundamental saber cuales son las obras que el hijo de Goya ofreció al infante.
-Aparte de su capacidad creciente de enfadarse, ¿qué le animó a escribir el ensayo?
-Yo escribí una carta a Juliet Wilson diciéndole que contestaría a su ensayo sobre el inventario de 1812 de obras de Goya. Empecé a escribir la respuesta en otro artículo, pero llegaba a ser demasiado largo y me cansé, porque tenía otras cosas entre manos entonces. Estos problemas me han seguido irritando. Como a mí, o a cualquier experto, supongo que a Juliet le disgusta que le contradigan.
-¿Qué hacer?
-Toda polémica es buena, en cierto sentido, porque nos hace fijarnos mejor y discutir sobre los cuadros. Por la opinión de una experta o dos, el público no se va a llevar un gran desengaño. ¿O es tan poderosa la prensa en España?
-No sé si será el poder de la prensa o de Manuela Mena, la conservadora jefe de Goya en el Prado, pero «El coloso» y «La lechera...» han estado desde la polémica, justo antes de ir a Japón, juntos y algo apartados en el museo.
-Me parece mal que no se haya estudiado mejor la historia del cuadro, ya que perteneció a una familia con archivos que se pueden consultar. Hay que buscar inventarios anteriores al de 1830. Quienes trabajan en el Prado tienen más posibilidades de investigarlo que nosotros. Yo vengo a Madrid durante unos días sólo.-¿Quién gana cuando alguien echa sombras sobre un goya?-Nadie, a menos que la opinión sea explícita y respaldada con argumentos. Pérez Sánchez decía: puede que tengan razón Juliet y Manuela, pero que lo demuestren. -¿Quién ganaría con una comisión Goya?-No hemos llegado a acumular suficiente documentación sobre aspectos técnicos de Goya como para tener una comisión.-Después de investigarlo y escribir su ensayo, ¿hay alguna duda de base científica sobre la autoría de «El coloso» y «La lechera...»?-Sigo opinando que ambos son de Goya, los admiro y me conmueven.De distintas épocas y técnicas distintas. Además, reflejan bien dos aspectos fundamentales de Goya: el momento histórico y la pura observación personal del pintor.
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