Nace una nueva cantera de directores de cine españoles para hacer frente a la crisis
Unos parten de cero, otros tienen un pasado en el cine y otros empiezan como si fuera la primera vez. Todos debutan este año en la dirección de largometrajes

MADRID. Aunque en general se muestran con la adrenalina disparada ante la proeza de haber terminado el rodaje de su primera película, unos coinciden en que llegar a este punto de inflexión en sus vidas ha sido un calvario de, al menos, cuatro años. A otros, por aquello de que la suerte tiene que existir, las cosas les han venido más rodadas. Pero son los menos. Unos y otros coinciden en la fragilidad de las expectativas, pese a que lo primero que salta a la vista es la confianza ciega en sus proyectos y en el gozo de estrenar su obra, ¡por fin! verla en las carteleras. Nada es de color de rosa. Les ha costado conseguir escribir el guión, se han recorrido las productoras por orden alfabético y cuando alguien ha apostado por ellos, se les antoja que ningún esfuerzo es suficiente para estar a la altura de las expectativas puestas en ellos. No están todos los que son, pero con los entrevistados se abre un abanico de sentimientos, miedos e ilusiones que sirven de espejo en el que se pueden mirar los demás.
Un musical que nadie quería
David Serrano, exitoso guionista de la aclamada «El otro lado de la cama», es un hombre de suerte: «He tenido muy pocas dificultades, la verdad. En principio fue un encargo de Telecinco: una película sobre un grupo de chicos que juegan al fútbol. Curiosamente estaba escribiendo una cosa similar desde hacía un par de meses, después entró el productor y se decidió que fuera yo el director». Asegura, con razón, que le eligieron para escribir el guión por el éxito de «El otro lado de la cama», «y supongo que ocurrió lo mismo al elegirme como director». Los dos guiones han ido a parar a manos de los mismos productores. «El guión de «El otro lado de la cama» no gustaba en las productoras. Creo que el motivo es que se trataba de un musical. El caso es que a Agustín Díaz Llanes sí le había parecido interesante y se prestó a moverlo».
Una vez salvados todos los obstáculos y el reparto estuvo a punto, David Serrano se puso manos a la obra: «Lo que ocurría es que los actores casi todos son amigos míos y se atrevían a decirme cosas que a otro director no se les hubiese ocurrido decir». Ha trabajado con más de 1,8 millones de euros. De momento tiene la conciencia tranquila. «El otro lado de la cama» ha superado los doce millones de euros: «Una barbaridad. Han pasado por la taquilla dos millones ochocientos mil espectadores. Estoy convencido de que la gente va a comparar la historia. Si eso hace que la gente vaya a ver «Días de fútbol», mejor que mejor. He tenido la suerte o la desgracia de que el éxito me haya pasado con la primera cosa que escribí».
En la historia de «Días de fútbol», los personajes, a los que les ha cambiado la vida, deciden jugar al fútbol en vez de afrontar los cambios. «Es una manera de escapar de los problemas -dice-: volver a montar el mismo equipo que tenían a los 15 años. Todo tiene un aire melancólico... Dicen que se va a estrenar en verano, ¡pero no quiero ni saberlooo!».
De Bilbao a Nueva York
Pablo Verger se muestra bastante tranquilo con su película «Torremolinos 73». Empezó en todo esto como un cinéfilo de los que se ven cuatro películas al día, viendo vídeos y asistiendo a todos los cineclubes. En Bilbao, mientras estaba en la Universidad, escribía el guión de «Mama», «un cortometraje. Allí conocí a Álex de la Iglesia». Álex fue el director artístico de ese primer corto en 35 milímetros. «Hicimos lo que quisimos y cuajó. Ganó en varios festivales. Estábamos sorprendidos, porque era una historia «gore», con humor negro, en el que troceaba a una abuela». Tras estudiar en Nueva York con una beca de la Diputación Foral de Vizcaya volvió. «Con mi mujer y un guión», apunta. El proyecto gustaba, «pero lo encontraban fuerte. El caso es que la película es muy tierna. Las situaciones eróticas que hay están siempre vistas desde un punto de vista de una pareja que se quiere mucho». Nos preguntamos si esas escenas de las que habla son muy explícitas, Verger nos sitúa en la «acción»: «Las hemos tratado desde el punto de vista de los personajes. Son dos personas que viven en la España de principios de los 70, donde la pornografía no existe, donde no hay un conocimiento de las reglas establecidas. Lo hacen desde la inocencia». ¿Pero, qué hacen? Películas pornográficas, «supuestamente pornográficas -puntualiza-, porque él cree que estos filmes son para una enciclopedia de la reproducción en el mundo, para los capítulos dedicados a España. Carmen también lo hace desde la inocencia (Javier Cámara es el marido y Candela Peña, la mujer). No quise que los actores vieran juntos una película «porno» para que no tuvieran referencias... Ha sido un largo peregrinar, como un embarazo de elefante. Cuatro años trabajando. Doloroso, como todos los partos».
En cuerpo y alma
«Torremolinos 73» ha costado dos millones y medio de euros «y creo que se estrena entre marzo y mayo...» Luego pregunta intrigado: «¿Sabe usted la fecha?» A Pablo Verger le gusta estar en todo, por eso, aunque ya está pensando en otro proyecto, dice: «Vivo en cuerpo y alma para la película. Ahora que está montada y con la música incluida, la veo como un bebé que, aunque al principio no es lo que esperabas, ha salido guapo». Añade que también hay drama en la historia. Empieza con un pobre hombre cargado con una maletas llenas de enciclopedias «y termina... Mejor que vaya la gente a verla».
Jesús Bonilla tiene una dilatada carrera como actor. El salto a la dirección lo ha realizado con «El oro de Moscú», donde aparecen Santiago Segura, Antonio Resines, Neus Asensi, Alfredo Landa, Juan Luis Galiardo, José Luis López Vázquez, María Barranco y el propio Bonilla, entre medio cineguía más. Será el primero de los directores que aparecen en estas páginas en estrenar, el 28 de febrero. Bonilla se encontraba ayer terminando las mezclas de su película. Está contento de terminar, «pero la incertidumbre no hay quien te la quite». Dice que no se esperaba el respaldo de sus propios compañeros actores y se refresca la memoria para contar que «echaba de menos en la actualidad los repartos que se hacían en los años sesenta y setenta. Repartos de lujo, películas basadas en los actores y que además tenían buenos guiones. ¿El resultado? Que funcionaban. Pasaron los años y no se volvió a hacer otra, así que, con toda la irresponsabilidad del mundo, me decidí a hacerla yo. De momento he llegado a puerto, luego veremos qué pasa». Cuenta Bonilla pausadamente, con la claridad que le da su larga experiencia, que «al principio no te asustas demasiado. Intuyes lo que pasa ahí, detrás de la cámara... ¡Es horrible! A partir de ahora voy a ser un actor superdisciplinado».
Reparto río
Lo que no sabemos es cómo ha trabajado con un reparto tan variado. «Todos han estado a favor, todos han ayudado a su manera. Tengo que destacar que Gabino Diego es el ser y el actor más disciplinado del mundo. Estuvieron entregados a lo que yo pedía». ¿Anécdotas? «Pajares me aseguró que en una secuencia con Santiago Segura saca dos carcajadas del público. Lo que había en el guión era muy simple, una secuencia de transición. Sin embargo, en todos los pases de vídeo que he hecho, las carcajadas estaban ahí... Concha se rompió el dedo de un pie con un trípode y no dijo nada para que pudiera seguir el rodaje. Es una profesión de héroes». Le preguntamos por María Barranco: «Bueno, bueno, bueno. Tengo una secuencia de cama preciosa con ella. Ahí queda, para la eternidad». Bonilla ha contado con un presupuesto de casi tres millones de euros y no tiene claro si volverá a dirigir.
Juan Martínez Moreno lleva trabajando en el cine desde el año 86. Dirigió un par de cortos en 1991 y 1995. «Los hice para ver si valía como director». Tuvieron éxito. En los últimos años ha estado buscando la historia adecuada. Antonio Saura, hijo del reconocido cineasta y triunfal productor desde hace dos años, ley
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