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Arrojo, Baltanás y Embid, los principales asesores

Adrián Baltanás fue nombrado en julio pasado director general de Aguas de las Cuencas Mediterráneas, a propuesta (sic) del ex director general de Aguas Juan José López Martos. Es ingeniero de Caminos y entre 1991 y 1996 fue director general de Obras Hidráulicas del Ministerio de Obras Públicas, Transporte y Medio Ambiente (Borrell era el ministro y Narbona la secretaria de Estado de Medio Ambiente). ¿Cuál es su discurso? «El déficit hídrico de las cuencas mediterráneas se solucionará de forma más equilibrada y respetuosa con el entorno. Se fomentará la desalación, la reutilización de aguas residuales y la modernización de regadíos».

En segundo lugar, pero según las fuentes citadas el primero de la lista, Pedro Arrojo. Doctor en Ciencias Físicas por la Universidad de Zaragoza, se ha centrado desde hace más de una década en la economía del agua, presidente del Congreso Ibérico sobre Planificación y Gestión del Agua, autor de numerosos artículos y libros, presidente de la Fundación Nueva Cultura del Agua y asesor de la Comisión Europea en esta materia. Pedro Arrojo, premio Goldman de Medio Ambiente 2003, considera que «el agua es el alma azul de este planeta» y su visión de la gestión política del agua en España por parte del Gobierno del PP era la siguiente: «Mi propio país es uno de los que ha construido más embalses por habitante y por kilómetro cuadrado en el mundo, y aún así, ya en el siglo XXI, nuestro Gobierno pretende imponer un Plan Hidrológico basado en el hormigón bajo expectativas de financiación pública de la UE. Es el camino de la insostenibilidad, de la brutalidad y la corrupción (...)».

Antonio Embid, catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de Zaragoza, diputado autonómico independiente dentro de las listas del PSOE y presidente de las Cortes de Aragón (1983-1987) es hoy uno de los mayores expertos de España en derecho de aguas. Fue desgraciadamente ninguneado por el PP durante los últimos años como organizador de las Jornadas de Derecho del Agua en Zaragoza. En su opinión, en la ley 10/2001 (del Plan Hidrológico Nacional) y para las aguas del trasvase del Ebro, «no se produce en modo alguno una identificación de los usuarios, lo que rompe claramente con la tradición del derecho de aguas español que en todas las ocasiones que ha procedido a la regulación de los trasvases ha descrito con absoluta precisión los usos a los que se iban a destinar las aguas trasvasadas y sus titulares. Nada de eso se encuentra en la ley 10/2001».

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