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Natación a cuatro grados en el estanque del Retiro

En una fría y nublada mañana, y ante la mirada atónita de 2.500 personas, cincuenta deportistas participaron ayer en el parque madrileño en la XI edición de la Travesía Invernal a Nado

MADRID. Tras desprenderse de un albornoz verde y un gorro amarillo, Antolina Rodríguez, 78 años, se lanza al agua de un estanque que registra una temperatura de 4 grados centígrados. Son las doce, y los termómetros de la ciudad rondan los 10 grados. Poco más de catorce minutos después, y tras recorrer 200 metros con diferentes estilos de nado, Antolina alcanzaba llega a la ameta entre el asombro y los tímidos aplausos de las 2.500 personas que se han dado cita para disfrutar de la XI Travesía Invernal a Nado de El Retiro.

Con ocho ediciones en su haber, la mujer demostró ayer que la edad no es una barrera para afrontar el desafío de un lago gélido. «Para nadar aquí sólo hay que decir «sí quiero»», comentaba Antolina antes de lanzarse al agua. Del monumento a Alfonso XII al embarcadero, el público contemplaba la insólita imagen de unos valientes dando brazadas en bañador (algunos renunciaron al traje de neopreno) por un rectángulo verdoso animado por los patos.

Los paseantes (familias con cochecitos, parejas acarameladas y domingueros con el periódico) alternaban las atracciones callejeras con la carrera acuática, organizada en favor de Aldeas Infantiles SOS. Mimos, títeres y videntes parecían ajenos al tumulto del estanque, donde cincuenta nadadores decidieron pasar a remojo una nublada mañana de febrero. Al menos encontraron la recompensa de un chocolate caliente y un cruasán cuando salían de la improvisada piscina con la piel enrojezida y tersa como el cuero. «Las piscinas climatizadas suelen estár a 20 grados», recordaba Ana, de la Federación Madrileña de Natación.

Una cuchilla líquida

La cuchilla líquida del estanque encogió los pulmones de dos nadadoras. La hipotermia les pasó una mala pasada, y fueron rescatadas por un equipo de buceadores de los bomberos de Madrid, que escoltaron a los deportistas en lanchas neumáticas a motor. «Hay que tener mucha calma hasta que el cuerpo se aclimata», explicaba Rosario García, una nadadora de 22 años del Club de San Blas que se atrevió a competir en la modalidad sernior masculino, que ganó Alberto Prado.

Quien cerró la jornada con brillantez fue Mari Carmen Navarro. Triunfó en las pruebas de mayores femenina y femenino con aletas. Primeros también acabaron Sergio Antón (infantil masculino), Luis Ángel Portella (mayores masculino) e Ignacio Varela (masculino con aletas). Fue la fiesta de la natación invernal entre el ajetreo matinal del pulmón de la ciudad.

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