Carmen Lomana: «¿Tú me ves a mí con un hortera con bermudas y chanclas?»
La rubia más popular habla de su nueva «ilusión», un violinista holandés (y millonario)
Después de las imágenes publicadas ayer en las que Carmen Lomana disfrutaba de los arrumacos de un guapo desconocido , ABC se ha puesto en contacto con la reina del glamour para saber algo más de su acompañante. Amable y cordial, responde sin ambages: Es culto y pertenece a la mítica familia Fokker. No es un novio, llámalo «ilusión».
-Hay una fotos en las que está amartelada en un coche con un señor estupendo y pensaba que la leyenda que reza en su web es cierta: «Cada día es un regalo».
-(Risas) La vida es un regalo: vivirla, disfrutarla y sufrirla también .
-El del lunes sí lo parece: en la playa, en un coche con despedida idílica...
-¡Ni me enteré de que estaban los fotógrafos! Llevaba en la playa desde el mediodía y él me vino a buscar a las siete de la tarde...
-¿Y quién es él?
-Un hombre culto, interesante, medio inglés medio holandés. Se llama Edmond Fokker, perteneciente a la familia de Anthony Fokker, el pionero en aviación. Además de ser empresario, y tocar el violín, es un hombre vivido, que habla idiomas, con el que hablo de arte, filosofía, cine ... ¡La cultura y la elegancia en un hombre me fascinan!
-Además son reincidentes, porque ya les pillaron en el concierto de Tom Jones...
-¡No nos pillaron! Fuimos y punto. Yo no me escondo. Soy una mujer libre y me importa un bledo si me hacen fotos como las de ese día o las de ayer.
-Y, ¿en la arena escribió su nombre antes de subir la temperatura del coche?
-¡Antigua! Me podrían haber hecho fotos con cualquier buen amigo. Contextualizando: vino a recogerme y yo no me preocupo si me ven los demás, hago lo que me pide el cuerpo.
-Literalmente la devora, ¿o se devoran?
-Yo soy como una teenager, como canta Mario [Vaquerizo]: «Una adolescente terminal»: me ilusiono, me bebo la vida, y el día que no ocurra, seré vieja sin remedio.
-¿Le costó conquistarla?
-Andaba detrás de mí desde hacía tiempo y yo no le hacía caso. Pero no os ilusionéis, mañana me veréis con otro. No me pego a un móvil a esperar una llamada, me dejo llevar. Soy muy libre. Es raro que me pierda por un señor como me ocurrió con mi marido. No dependo de ellos, pero si tengo a alguien encantador, ¡mira qué bien!
-Tras la «pillada» de ayer, ¿quedarán hoy?
-¿Y por qué no? Tenemos un cumpleaños.
-Luego, ¿hay empatía?
-Bestial. Ayer nos reíamos ante la posibilidad de que nos hicieran una foto. Además, a él qué más le da si vive en Amsterdam y a mí ni te cuento.
-¿Tendrá un estilazo de morirse?
-Es muy elegante, y eso para mí es lo más, después de ser buena persona. Pero, ¿a que de los buenos no te enamoras? Es un caballero al que llevas al lado y no te avergüenza ¿Tú me ves a mí con un hortera de bolera, con bermudas y chanclas?
-¿Qué hace para estar tan estupenda?
-Además de la genética, empiezo a hacer pilates y yoga en el centro Way Pilates de la calle Velázquez. Me horroriza el gimnasio pero las mujeres necesitamos estiramientos porque es bueno para los huesos. Y sobre todo, es suave, ¡yo no corro en una cinta ni hago musculación, ni loca!
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