Leticia Sabater pone fecha de caducidad a su ojo bizco

«Con mucha marcha» o «A mediodía, alegría» son frases que están, de forma irremediable, en la memoria de muchas generaciones de niños que crecieron con el «buenrrollismo» de Leticia Sabater. La presentadora catalana tocó la gloria del éxito en los 90 y regresó dos décadas después con unas «performances» dignas de agradar a aquellas mismas generaciones, las cuales ya habían desarrollado los niveles de testosterona propios de un adulto. Sabater se aplicó la filosofía de crecer junto a sus niños , también la de que el público es lo más importante, e incluso en ocasiones parecía querer acelerar ciertos procesos de madurez, como aquel día que sobreactuó para decir que tenía hambre, que se iba a comer un perrito caliente y que aquello en realidad era «una salchicha» . Y no fue tanto lo que dijo sino cómo lo dijo.

Pero no solo las muletillas son parte del universo sabateriano. De forma involuntaria, un detalle de su fisonomía se convirtió en parte inseparable de ella: el estrabismo. Uno de sus ojos se desvía y le impide fijar la mirada en el mismo punto. Es decir, que Leticia Sabater es bizca. «La gente se pone un poco pesada con ese tema» , explicó en 2010 a la revista «Primera Línea». En aquellas declaraciones, la presentadora profundizaba en su problema: «Eso que tengo en el ojo es una especie de tic que me da cuando pienso en algo muy específico». Una respuesta que derrumbaba dudas sobre su capacidad de reflexión (en «Sálvame» le descubrieron un cociente intelectual de 96 puntos, cuatro por debajo de la media española) pero que añadía un detalle que ahora puede hacer dudar: «No es operable».

Sabater visitó este lunes el programa de Telecinco «Cazamariposas VIP», donde ejerció por un día de presentadora junto al presentador titular, Nando Escribano. Metida en faena y cuando sus minutos en la pequeña pantalla se agotaban, Sabater quiso dar la exclusiva: «Me voy a operar el ojo». E inmediatamente hizo la broma, pensando quizá que alguien la estaba esperando: «El de arriba». Después del delicado momento y su imprescindible matiz, aclaró que muchos piensan que es «su seña de identidad».