Hazte premium Hazte premium

Vanessa von Zitzewitz: «Me gustaría retratar a Angela Merkel»

La artista saltó a la fama en nuestro país tras casarse con Juan Villalonga y fotografiar a Corinna Sayn-Wittgenstein, pero lleva 20 años inmortalizando a «celebrities». Esta es la primera vez que habla con un medio español

Vanessa von Zitzewitz: «Me gustaría retratar a Angela Merkel» de san bernardo

martín bianchi

«Soy como un Jack Russell, si muerdo una pierna no la suelto», dice Vanessa von Zitzewitz (44 años) sin ocultar una risa traviesa. La artista alemana, fotógrafa de famosos y esposa de Juan Villalonga (61), presume del carácter fuerte de la raza canina que tanto adora (su terrier se llama Rocabar). «Mucha gente me ha criticado por ser rubia, de buena familia y retratar a ''celebrities''. Pero he trabajado duro para llegar hasta aquí», explica en un perfecto inglés aprendido en un instituto bilingüe de París donde compartía pupitre con Marie-Chantal de Grecia .

La prensa española solo sabe que Von Zitzewitz es baronesa de nacimiento, mujer de Villalonga (se casaron en 2010 y tienen un hijo de tres años) y «fotógrafa de cámara» de Charlène de Mónaco y Corinna zu Sayn-Wittgenstein . Sin embargo, la atractiva artista lleva más de veinte años inmortalizando a la flor y nata y trabajando para firmas de lujo como Cartier y Boucheron. Una profesión a la que llegó por accidente. «Estudiaba Artes Gráficas en la Escuela de Diseño Parsons de París y para licenciarme me obligaron a hacer un curso de fotografía. Mis padres me prestaron una cámara Nikon FE y así empecé».

Sabía que si no retrataba a famosos los medios no iban a cubrir su primera exposición. Así que salió a la caza de personajes. «Yo tenía 20 años y alguien me dijo que Botero iba a inaugurar una muestra en París. Conocía al dueño de la galería, así que me acerqué allí y le pedí que posara para mí. Accedió. Seguramente pensó que era una periodista novata», confiesa. Esa imagen, junto con otra que hizo de Gianni Agnelli en su «jet» privado, fue el disparador de su carrera. Por su lente han pasado el Rey Don Juan Carlos, Farah Diba , Carla Bruni, George Clooney y Ringo Starr. Pero los títulos no la encandilan porque se ha criado en ese entorno.

—Háblenos sobre sus orígenes nobles.

—Es difícil hablar de aristocracia en los tiempos que corren, lamentablemente tiene connotaciones negativas. Mi familia, que data del 1300, pertenece a la nobleza rural y militar de la antigua Prusia y es muy respetada en Alemania. Mi hijo, que tiene pasaporte español, se llama Rodrigo Villalonga von Zitzewitz y estoy orgullosa de que lleve mi apellido. Mi familia me ha inculcado el valor del trabajo, la generosidad, la buena educación y el servicio a los demás.

—¿Por eso está tan comprometida con las causas humanitarias?

—Antes de casarme con Juan vivía dos meses al año en un orfanato de Bangkok fundado por un cura estadounidense, el Padre Joe. Allí conocí a una niña a la que amadriné. Su madre estaba enferma de VIH pero ella nació VIH negativo. Ahora, esa niña ha sido fichada por un muy buen internado porque es muy talentosa en fútbol femenino. Estoy muy orgullosa de ella. Lo más importante es regalar la presencia, porque firmar un cheque es muy fácil. Por eso, cuando Rodrigo sea un poco mayor, volveré a Bangkok. Y él vendrá conmigo porque es importante que vea el mundo real. Vivimos en Mónaco, que es una burbuja y puede estropear la educación de un niño.

—Me han contado que Helmut Newton era vecino suyo.

—Mi padre vive en Mónaco y Helmut vivía al lado de nuestra casa. Venía mucho a cenar. Era fascinante escucharlo hablar sobre fotografía . Un día, en medio de un almuerzo en Saint-Tropez, se levantó de la mesa y dijo: «Os voy a dejar y voy a bajar a la playa a ver la carne». Se refería a los cuerpos. Fotografiaba a famosos, pero también buscaba gente normal.

—¿Él es una de sus influencias?

—Sin duda. Newton solo necesitaba un foco de luz, un asistente y su genialidad. Cuando voy a fotografiar a alguien pienso: «¿Qué haría Helmut?». Jamás retocaba sus fotografías. Algunos de sus desnudos son muy duros, puedes ver la celulitis y los pechos caídos de las modelos.

—¿Qué opina del uso del photoshop?

—Para trabajos comerciales es fundamental porque los clientes quieren que las imágenes sean perfectas . Pero la prensa abusa y ahora ves a señoras de 70 años luciendo como niñas de 20. Es ridículo y patético. Las mujeres que acceden a eso tienen un problema.

—Entonces, ¿se negaría a retocar?

—Solo lo imprescindible. Cuando se publicaron los retratos de Corinna la gente pensó que le había hecho mucho photoshop, pero es falso. Se ve fabulosa al natural, igual que la Princesa Charlène.

—¿Cómo fue la experiencia de retratar a la Princesa de Mónaco?

—Fue uno de los trabajos más difíciles de mi carrera. La fotografía de Charlène sobre un precipicio, con el Museo Oceanográfico de Mónaco de fondo, es increíble y no tiene retoques. Fue una producción difícil porque el clima era espantoso, llovía mucho. Y había demasiada gente alrededor. Fue un trabajo cronometrado al segundo. Incluso tenía un policía en la puerta de mi casa que me escoltaba hasta la puerta del palacio. La seguridad sintió terror al ver a Charlène vestida de alta costura y con tacones sobre un precipicio en un día de tormenta.

—¿Esperaba el revuelo por los retratos de Corinna Sayn-Wittgenstein?

—No, fue una locura. Cuando salió la portada de «¡Hola!» mi vida se convirtió en una pesadilla. La mitad de España llamó a Juan para intentar hablar conmigo. Incluso tuve a dos paparazzi de televisión siguiéndome por Mónaco durante tres días. Tuve que llamar a la Policía para echarlos. No fue justo, mi trabajo es estar detrás de la cámara.

—Don Juan Carlos también posó para usted.

—Al Rey lo conocí cuando yo era muy joven, durante un fin de semana de cacería en Courmayeur, en Italia. Esas fotos las hice con mi primera cámara, la misma con la que retraté a Agnelli. Entonces era muy tímida. Solo le pedí un minuto y accedió. Me gustan esas imágenes porque son poco convencionales, el Rey está vestido informal, con las montañas de fondo y posa muy natural.

Cambio de rumbo

La vida de Von Zitzewitz dio un vuelco en 2009. Ese año presentó el trabajo más importante de su carrera: un libro y una exposición sobre Al-Shaqab, los establos de purasangre del Emir de Qatar. «La Familia Real me llamó para realizar los retratos de la boda de su primer hijo. Fue una llamada increíble porque entonces Qatar era un misterio. Viajé a Doha, entablé una gran relación con el Emir y terminé siendo la fotógrafa de la boda de cinco de sus siete hijos. Así descubrí sus establos», recuerda.

Fueron dos años de intenso trabajo, diecisiete viajes a Doha y 23.000 fotografías. «Tenía una suite en el hotel Four Seasons, pero llegué a dormir diez noches seguidas en los establos para inmortalizar el nacimiento de un potrillo». Tras exponer ese trabajo en el Museo de Bellas Artes de París, renunció a la fotografía comercial para dedicarse a la hípica. «Quería entrenar ocho horas diarias para competir. Pero dos meses después conocí a Juan y a los diez días me pidió matrimonio. Fue amor a primera vista», revela.

Nueve meses después llegó Rodrigo. «Juan me dijo que tenía que tener un bebé porque si no me iba a arrepentir. Le dije: ‘‘Tú ya tienes seis hijos’’. Y él me respondió: ‘‘Sí, pero si tú no tienes uno, en diez años nuestra relación se va a romper porque no te dejé ser madre”. Con 57 años, seis hijos y dos divorcios me dio este regalo que es Rodrigo. Es el hombre más generoso que he conocido. Él planeó todo. Me quedé embarazada inmediatamente y mi vida cambió para siempre. Por eso dejé la fotografía comercial».

Pero eso no significa que se haya retirado. El 24 de julio presentará sus fotografías de los caballos de Qatar en la Feria Internacional de Arte Contemporáneo y Moderno de Southampton . Y ya está planeando su próximo proyecto, un tributo a Richard Avedon que verá la luz en noviembre en la prestigiosa feria Paris Photo . También está ultimando una muestra de sus mejores desnudos, que se exhibirán en septiembre en Mónaco. «Juan dice que lo que más le gusta de mis desnudos es que las mujeres posan sin ropa pero no parecen desnudas», apunta.

Para ella parece no haber imposibles. «Me gustaría retratar a Angela Merkel. Soy su fan. Es un ejemplo a seguir porque tiene una reputación intachable. Es la líder de Europa y parece tan ''cool''...». Le pregunto si alguna vez alguien le ha dicho que no. «No. Pero porque soy muy luchadora y siempre consigo lo que quiero», responde en tono jocoso. «Como le dije, soy como mi Jack Russell, cuando muerdo una pierna no la suelto».

Vanessa von Zitzewitz: «Me gustaría retratar a Angela Merkel»

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación