Angustia, incertidumbre y silencio en la casa del torero
El diestro no se separa un momento de su novia, quien se pregunta qué será de su vida sin él

Junto a su hermano Paco y su cuñado Aniceto, y sin separarse del teléfono. Así recibió José Ortega Cano la sentencia por la que se le considera culpable de la muerte de Carlos Parra y su pena correspondiente: dos años y medio de prisión, frente a los cuatro años de cárcel que había pedido la Fiscalía por los delitos de homicidio imprudente, además de delitos contra la seguridad vial y conducción temeraria. Ahora tiene por delante unos meses de respiro hasta que se vea qué pasa con el recurso que sus abogados ya han anunciado. El diestro sabe que el tiempo corre en su contra y que una primera victoria hubiera sido muy favorable para su futuro.
Por eso, ayer Ortega Cano no quiso hablar. Ni él ni sus hermanos estaban para hacer muchas valoraciones. El silencio del torero lo dice todo. Se encontraba en Sevilla, donde sus abogados le recomendaron que permaneciera, ya que tiene un plazo de cinco días para recoger y firmar dicha sentencia.
No fue su mejor día, ni mucho menos. Durante estas semanas tenía la esperanza de que le absolvieran de los cargos, de que consideraran que «había sido un accidente de tráfico como todos los que se producen a diario en nuestras carreteras», explicó él mismo, sin los delitos de homicidio imprudente ni conducción temeraria. Pero no. Dos años, seis meses y un día.
Pegado a Ana María
Ahora, Ortega piensa qué va a ser de su vida. Cómo va a enfocar esa condena, que no es firme hasta que se pronuncie la Audiencia, pero que ya está valorada en un juzgado. Él, que estaba tan feliz con su bebé José María, el niño que le ha devuelto la alegría, y del que no se quiere separar ni un día. Por eso está pegado a su novia Ana María, con la que duerme en su sencilla casa de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), y quien ahora ahoga sus penas junto a su madre y sus amigas. Junto a ellas se pregunta qué va a ser de su vida si José ingresa en prisión.
Para Ortega Cano, ha sido muy nocivo el papel que sus hermanos han jugado en todo este proceso. Fueron ellos los que salieron a los medios para denunciar que padecía problemas de alcohol. De aquellos enfrentamientos por culpa de los Mohedano y la boda de Chayo en la «Yerbabuena», llegan ahora estos lloros.
El alcohol, su refugio
La audiencia televisiva se enteró por boca de los de gente de su propia sangre que bebía más de la cuenta. Él también confesó, en su momento, que tras la muerte de Rocío Jurado se refugió en el alcohol. Y luego llegó el accidente, un test de alcoholemia que daba positivo pero que la juez no ha aceptado por otros motivos legales; y el juicio mediático al que se ha sometido durante estos dos años. Entre medias, José ha tenido que lidiar con los problemas que ha padecido, y padece, con su hijo mayor, un rebelde sin causa que no deja de protagonizar peleas y polémicas. Como la que recientemente ha tenido y por la que ha recibido varios puntos de sutura. Para Ortega todo ello no son más que cosas de adolescentes y le perdona, al tiempo que asegura que le falta madurez. Es su padre y en eso no se le puede juzgar. Bastante tiene con lo que tiene. Eso sí, haber tenido un hijo el pasado mes de febrero junto a Ana María ha sido la sorpresa que la vida le tenía preparada en un año tan complicado, que ya veremos si no lo acaba entre rejas.
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