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Las dos vidas de Sebastián Chames

Este abogado de una multinacional convertido en uno de los pilares del nuevo jazz español presenta «Pick Up The Phone» en el Café Central

Sebastián Chames, durante su concierto en el Café Central de Madrid MAYA BALANYA

Israel Viana

Sebastián Chames (Mar de Plata, 1971) se levanta todos los días alrededor de las seis de la mañana y, antes de ir a la oficina, se sienta al piano y ensaya durante dos horas. Nunca falla. Estudia técnica, armonía, perfecciona su sonido y repasa los temas de su último disco. Cuando empieza a salir el sol, baja de la nube y se mete de lleno en su otra vida, la de abogado de una multinacional, que le tiene ocupado hasta la noche. ¿Y luego? «Luego suelo tener conciertos o me voy a la “jam session” de El Plaza , que son muy buenas. Toco todo el rato», asegura el músico, pocos minutos antes de subirse al escenario del Café Central , donde esta semana está presentando « Pick Up The Phone » (hoy y mañana, a las 21.00 horas).

A su izquierda calienta tranquilamente el gran Jeremy Pelt , votado mejor trompetista durante cinco años consecutivos por la prestigiosa revista «Downbeat» y encumbrado por diarios como «The Washington Post» o «The New York Times». Este grande del jazz ha tocado en los dos últimos trabajos de Chames y le acompañó el pasado mes de noviembre en el legendario Smalls Jazz Club de Manhattan. No le faltan las fechas al pianista hispano-argenito afincado desde los cuatro años en Madrid, donde su padre comenzó a llevarle a escuchar jazz al mismo Café Central o al Colegio San Juan Evangelista . Recuerda con una sonrisa que fue en el mítico «Johnny», en 1988, donde vio la última actuación de Chet Baker en España, un par de meses antes de que el trompetista muriera en Ámsterdam al caerse por la ventana de un hotel.

Diez años antes de aquello Chames había empezado a estudiar piano clásico. A los diecisiete inició su formación de jazz en el Taller de Músicos de Madrid y, poco tiempo después, se matriculó en derecho en la Universidad Autónoma. Compaginó ambas carreras y, a partir de 2001, comenzó a viajar periódicamente a Nueva York para ampliar su formación con grandes maestros como Rodney Kendrick , Fred Hersch , Hal Galper u Horacio Icasto . «Estudié derecho sin saber qué iba a resultar de ahí. Y lo mismo ocurrió con la música, no tenía ninguna esperanza más allá de tocar. Pero ambas forman parte de mi persona y me gustan», confiesa Chames, considerado ahora uno de los pilares del nuevo jazz hecho en España.

Una doble vida que acepta con naturalidad y a la que trata de quitarle hierro hablando de algunos de sus referentes. Cita a Ornette Coleman , el gran saxofonista que fue ascensorista en Los Ángeles a mediados de los 50. O a Wes Montgomery , que trabajaba en una fábrica de piezas para radios por el día y tocaba en los más respetados locales de Indianápolis por la noche. «La música es un tema personal, una forma de vida al margen de la fuente de mis ingresos. No lo hago por dinero, ni por éxito, ni porque quede mejor. Es porque tiene que ser así», insiste justo cuando se encienden las luces anunciando que el concierto va a empezar.

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