Sin espacio para la tercera vía
El caso Pujol ha tumbado no solo al clan; ha noqueado a Mas y apuntillado la tercera vía

«Yo no la veo, y soy especialista en terceras vías. Soy un campeón de la tercera vía». Es Jordi Pujol i Soley, expresidente de la Generalitat de Cataluña, el que bromea el 7 de abril con un fantasma, un ectoplasma, llamado tercera vía. Está relajado, tranquilo. Preside un acto de su Fundación, el Centro de Estudios Jordi Pujol , en el Palau Macaya. Lo que sigue no es un sarcasmo aunque lo parezca: la fundación está dedicada al fomento de la ética y los valores. Y como la caridad empieza por uno mismo, ha recibido de la Generalitat 150.000 euros en los últimos años.
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Cuando ironiza sobre la tercera vía, el padrino político de Artur Mas ya sabe que su hijo mayor está siendo investigado en la Audiencia Nacional; sabe que la confesión de su exnuera ha disparado las alarmas en la neófita Oficina Nacional de Investigación del Fraude, que comanda Montoro; y sabe, sobre todo, que un exempleado infiel de la banca de Andorra ha sustraído documentos con referencias a las cuentas y está contando a los cuatro vientos su suculento contenido. Él se resiste, pero la probabilidad cierta de que en alguna investigación judicial se acabe reclamando una comisión rogatoria sobre ese dinero opaco le aconsejan -y sus abogados le insisten- que haga una declaración adicional y aflore los bienes. Harán falta tres meses para que se decida: el 14 de julio cinco miembros de la familia presentan declaraciones complementarias. Ayer mismo Pujol seguía insistiendo, desde su casa en Queralbs (Gerona): «Yo no me escondo, pero no se trata de hacer declaraciones cada dos por tres». Es el principio del fin de la pretendida superioridad moral del nacionalismo.
Pujol y la tercera vía
Pero estaba Pujol hablando de la tercera vía ante un auditorio entregado. Jocoso, el aún titulado «molt honorable», hace risas de un concepto que manosea desde hace meses Duran i Lleida. Como lo hizo Blair en Gran Bretaña defendiendo una economía mixta y una ideología basada en el reformismo o el centrismo. O más atrás en el tiempo, cuando los no alineados en la guerra fría intentaron sin éxito marcar la historia. El expresidente catalán sí lo tuvo: su tercera vía consistió en negociar a dos manos, envolverse en la bandera catalana y trapichear con sus votos en las Cortes para llenar la hucha. En Cataluña se creyó que el cerdito se cebó para la sociedad catalana; el 25 de julio se supo por boca del propio Pujol que el gocho fue criado en los frondosos valles de Andorra y Suiza con destino a los bolsillos familiares.
El expresidente de la Generalitat, conocedor de que el referéndum ilegal que defiende su ahijado Mas pero cuya autoría intelectual le corresponde a él, no se va a celebrar, no descarta que a río revuelto, ganancia de pescadores. Entre las carcajadas del auditorio, aclara: «Estamos escaldados y no vemos la tercera vía . Pero si hay tercera vía solo será mérito de los independentistas por plantar cara de forma rotunda». Es la última bala en la recámara aunque públicamente la rechacen. A él le funcionó durante dos largas décadas. A Mas siempre le dice lo mismo: hay que pedir la luna con tal de que consigamos una estrella.
Documento en Moncloa
Pero la estrella se estrelló. Durante esos meses que van desde las enigmáticas palabras de Pujol hasta su confesión, a Rajoy le llegan muchos documentos vestidos con el ambiguo traje de tercera vía: la que patrocina Duran, con pretensiones de legalizar una consulta ilegal; la apuesta del PSC por una Constitución a la catalana; la reforma federal del PSOE; la reforma del Estatuto, incluyendo artículos tumbados por el TC; o la propuesta de Herrero de Miñón de incluir en la Carta Magna una disposición adicional nueva que brinde a Cataluña un estatus económico equiparable al de País Vasco y Navarra.
Pero el día 25, tan solo cinco horas antes de que los teletipos escupan la confesión de Pujol de haber mantenido oculta una cantidad que, aunque no detalla, se acerca a cuatro millones de euros, la vicepresidenta Sáenz de Santamaría es tajante. «Hay que ver cómo están las posiciones políticas en el Congreso, donde tendría que adoptarse esa tercera vía. Una cosa es hacer discursos. Pero hace falta un consenso que debería incluir a quienes están planteando ese conflicto». Aunque la «número dos» del Gobierno apela a la necesidad de acuerdo para reformar la Constitución, lo cierto es que a esas horas parece saber que lo que está a punto de conocerse tumbará todas las expectativas de los secesionistas. Si el plan A del referéndum es inviable, también el plan B va a ser desmantelado cuando se conozca que no eran el resto de españoles los que robaban a Cataluña. Bien al contrario: 4.760 millones abonados en 2014 por el Fondo de Liquidez Autonómica y las balanzas fiscales hechas públicas por el Ejecutivo demuestran que la mano que rebusca en la caja pública de Cataluña no es la de España.
«Artur Mas es un líder amortizado»Un ministro de Rajoy lo explica así a ABC: «La visita de Mas al presidente una semana después demostró que ni las terceras vías podían defenderse. De ahí que acudiera a Moncloa con un paquete de 23 medidas de financiación, competencias y lengua a modo de collage, sin orden ni concierto». Otro expresidente autonómico socialista va más lejos: «Entre el empresariado madrileño, que tiene buenas relaciones con el catalán, se tiene claro que Artur Mas es un líder amortizado. Primero porque ha mostrado una gran debilidad en sus últimas comparecencias públicas por su complicidad con el gobierno de Pujol y, segundo, porque, caído su jefe, tan solo le queda salir honrosamente; si es que puede».
Que el presidente del Gobierno no va a retroceder un milímetro en su posición lo demuestra que hace 48 horas lo volvió a repetir tras su visita al Rey en Marivent: la consulta soberanista catalana es «ilegal» porque se trata de un asunto que «corresponde decidir al conjunto de todos los españoles». Y recalcó que ni siquiera contempla convocar un referéndum en todo el país sobre el futuro de Cataluña. En su entorno defienden que «ahora como nunca Rajoy debe descartar cualquier canto de sirena relativo a terceras vías. La confesión de Pujol ha sido letal para las aspiraciones independentistas de los políticos de CiU. Ahora menos que nunca hay que ceder un palmo».
La sociedad civil, en contra
Mientras tanto, la sociedad civil sigue preguntando por la famosa tercera vía sin hallar respuesta. Una asistente a la puesta de largo el pasado jueves en Cádiz de la plataforma antisecesionista «Libres e Iguales» se levantó de su asiento y preguntó a Carlos Herrera, Arcadi Espada y Cayetana Álvarez de Toledo: «¿Alguno me puede explicar qué es la tercera vía?». Nadie pudo responder.
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