España prevé enviar agentes a zonas de riesgo por el extremismo islamista
El Plan Estratégico Nacional de Lucha Contra la Radicalización contempla además medidas para la prevención y vigilancia del fundamentalismo

El Consejo de Ministros aprobará en las próximas semanas el Plan Estratégico Nacional de Lucha contra la Radicalización Violenta (PEN-LCRV), un instrumento clave con el objetivo de neutralizar, mediante la prevención y la vigilancia constante, los caladeros de los que se nutre el terrorismo para reclutar muyahidines y enviarlos a Siria, Irak o Mali . Quizá, con billete de vuelta para que continúen la yihad «en casa». La Secretaría de Estado de Seguridad, a través del Centro Nacional de Coordinación Antiterrorista (CNCA), dirigirá el Plan en todo el Estado.
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El Gobierno quiere dotarse de un instrumento eficaz para evitar el surgimiento y desarrollo de los procesos de radicalización y su posible salto hacia el terrorismo puro y duro. Todo ello, mediante la detección temprana y la neutralización de los brotes y focos de fundamentalismo. El Plan diseña una estructura con tres ámbitos de actuación: interno, externo y el ciberespacio, que establecen dónde deben desarrollarse las acciones del Estado. Todo ello, interrelacionado con tres áreas funcionales, definidas por el «antes» -área de prevención-; el «durante» -área de vigilancia- y el «después -área de actuación- de todo proceso de radicalización.
El ámbito local, clave
Se establece quiénes deben ejecutar las acciones y distingue tres bloques: la Administración, los colectivos en riesgo o vulnerables y el conjunto de la sociedad civil. Pero el desarrollo del Plan lo dirigirá una «Estructura Nacional», de carácter interministerial, coordinada desde la Secretaría de Estado de Seguridad a través del CNCA.
En el ámbito interno, establecido como prioritario, se diseñan grupos locales de lucha contra la radicalización que, bajo la coordinación de la citada «Estructura Nacional», intentarán implicar a los diferentes sectores sociales locales en la prevención y tratamiento de los focos de radicalización que se detecten. En este sentido, se prevée un intercambio específico de información entre la Administración Central y la Local.
En lo que respecta al ámbito externo, la «Estructura Nacional» de coordinación tendrá conocimiento de la acción exterior del Estado relacionada con aquellas materias que afectan al fenómeno de la radicalización. De esta forma, presentará propuestas al Gobierno, según se quiera prevenir (con motivo de asistencia o participación en foros internacionales); vigilar (en labores de apoyo, formación o colaboración con otros países), o actuar (si se trata del envío de miembros de las Fuerzas Armadas o de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado a escenarios de riesgo).
En definitiva, el Plan diseña un sistema integral de actuación, que permite la observación, valoración y tratamiento de la radicalización y el extremismo violento, sin distinción de procedencia. Sin embargo, la expansión del fundamentalismo islamista, y la creciente amenaza que supone para Europa , da a la iniciativa del Gobierno una mayor trascendencia.
Atajar la amenaza de raíz
Es, por tanto, un instrumento complementario a la labor operativa de las Fuerzas de Seguridad del Estado. Tanto la Guardia Civil como el Cuerpo Nacional de Policía se están mostrando muy eficaces en la desarticulación de redes encargadas de reclutar y adoctrinar futuros muyahidines. Pero el terrorismo yihadista se seguirá retroalimentando, pese a las bajas, si no se extirpan precozmente los focos al servicio de los procesos de radicalización. La yihad global utiliza cada vez en mayor medida el Ciberespacio para el reclutamiento de terroristas. Y por ello el Plan pretende implicar a internautas que contribuyan a enviar por las redes sociales mensajes a favor de la paz. Y también a líderes de la comunidad musulmana para que transmitan que ejercer el terrorismo es ir en contra del Corán. Por ello, el Plan tiene varios enfoques. De esta forma, propone la necesidad de profundizar en el alcance del problema de la radicalización en España, así como en las causas que lo facilitan. Plantea, además, que se traten las expresiones de radicalismo y violenvia extremista de forma independiente, que las medidas que se vayan a aplicar se ajusten a las necesidades requeridas para cada caso, con independencia de la ideología, religión o cultura que las impulsan.
Implicación social
El Plan considera imprescindible para detectar precozmente el foco de radicalización la intervención desde todos los ámbitos de la sociedad, tanto públicos como privados. En este sentido, cobra importancia contar con el apoyo de las comunidades o colectivos afectados. Establece, asimismo, estructuras operativas y administrativas específicas, cuyo objetivo es actuar de manera coordinada. En este sentido, se crean cauces fluidos de intercambio de información, de tal modo que se genere un marco de confianza entre todos los sectores implicados en el fenómeno del radicalismo violento.
El Plan Estratégico Nacional de Lucha contra la Radicalización Violenta será revisado de forma global cada tres años, pudiendo ser modificado total o parcialmente. Desde el Ejecutivo se considera que será un instrumento a todas luces eficaz. Entre otros motivos, porque logrará la concienciación de la sociedad española sobre la trascendencia de la amenaza del extremismo violento en todas sus manifestaciones, aunque ahora, especialmente, el yihadista.
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