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«Caso Nóos»

El peor año de Doña Cristina

En 2014, la Infanta ha declarado ante un juez, ha sido imputada y no ha podido asistir a la proclamación del Rey

El peor año de Doña Cristina KBCN

César Cervera

A la Infanta Doña Cristina la noticia del auto del juez le llegó a su casa de Ginebra, situada en el barrio de La Cité, a la que se trasladó a vivir el pasado verano con su marido, Iñaki Urdangarín, y sus cuatro hijos, Juan, Pablo, Miguel e Irene. A primera hora de la mañana de ayer recibió una llamada telefónica de su abogado, Miquel Roca, quien se lo comunicó. Según su abogado, Doña Cristina recibió la noticia «no con satisfacción, pero sí con tranquilidad» porque confía en que la Audiencia de Palma atenderá su recurso y «restablecerá la situación».

Poco después de su conversación con Roca, la Infanta abandonó su casa por la puerta trasera para eludir a las cámaras que la aguardaban en la entrada principal. Hoy se la espera en Barcelona, donde tiene previsto reunirse con sus abogados para estudiar el auto de Castro.

Gestos en privado

Apenas dos días antes, Doña Cristina había recibido la visita de su madre, la Reina Doña Sofía, que viajó a Ginebra el pasado lunes para apoyar en privado a su hija en esos momentos. Hace ya tiempo que se acabaron las muestras de apoyo en público.

En realidad, desde que estalló el caso Nóos en noviembre de 2011, y los Duques de Palma fueron apartados de la actividad institucional, Doña Cristina solo ha acompañado a la Familia Real en un par de actos públicos: la misa y homenaje que se rindió hace un año en el Palacio Real a su abuelo, Don Juan de Borbón, en el centenario de su nacimiento. Y la ceremonia que tuvo lugar el pasado marzo en Tatoi (Grecia) al cumplirse 50 años de la muerte de su abuelo materno, el Rey Pablo. Ese día fue el último que se la vio en público con los entonces Príncipes de Asturias. A ambas ceremonias familiares Doña Cristina acudió en su condición de nieta.

Pero el alejamiento no se ha limitado a la actividad institucional. Los Duques de Palma han pasado fuera de España la mayor parte del tiempo desde 2009. Antes de que saltara el caso Nóos , el matrimonio trasladó la residencia familiar a Washington D.C., debido a los compromisos laborales de Iñaki Urdangarín como consejero internacional de Telefónica. El traslado, además, supuso el cese del trabajo de Doña Cristina como directora del Área Social de la Fundación La Caixa.

No en vano, los Duques de Palma y sus hijos regresaron brevemente a Barcelona en 2013. Por entonces, el proceso judicial y mediático contra el matrimonio ya había alcanzado gran efervescencia y la situación se hizo insostenible. Cuando la Fundación La Caixa ofreció a la hermana del Rey Felipe VI un puesto en Suiza, Doña Cristina decidió fijar su residencia en el país helvético.

En este tiempo, Iñaki Urdangarín ha vivido a medio camino entre Ginebra y Barcelona, como consecuencia del proceso judicial donde ha tenido que prestar declaración. Lo mismo ha ocurrido a la Infanta Cristina, que se desplazó en marzo de este año a Palma de Mallorca para declarar ante el juez José Castro. Allí, contestó de forma «tranquila y serena», a las preguntas que le realizó el magistrado durante seis horas y media.

Ausente

Pero de nuevo el alejamiento de la actividad institucional le impidió estar presente en los dos momentos más importantes que ha vivido la Corona en las últimas décadas: la abdicación de su padre, Don Juan Carlos, y la proclamación de su hermano como nuevo Rey. Su ausencia fue el mejor apoyo que pudo prestar a Don Felipe , quien marcó distancia con Doña Cristina y con su cuñado desde que se conoció el comportamiento poco ejemplar que habían tenido ambos.

El día que Don Juan Carlos firmó la ley de abdicación, Doña Cristina le visitó en el Palacio de La Zarzuela de Madrid, pero no pudo acudir a la ceremonia solemne que tuvo lugar en el Palacio Real. Doña Cristina se conformó con seguir el acto en privado. Al acto asistieron todos los Infantes de España, menos ella. Allí estaban sus sobrinas, las Infantas Leonor y Sofía; su hermana, Doña Elena; sus tías, Doña Pilar y Doña Margarita, la tía de su padre, Doña Alicia, y el primo de Don Juan Carlos, el Infante Don Carlos.

Lo mismo sucedió al día siguiente, cuando no pudo asistir a ninguno de los actos celebrados con motivo de la proclamación de Don Felipe, y tuvo que conformarse con seguirlos por televisión.

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