Navarro señala a Rajoy y Mas como «culpables» de la crispación que generó su agresión

El primer secretario del PSC, Pere Navarro, ha identificado este martes al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y al de la Generalitat, Artur Mas, como los «grandes culpables» de la crispación que generó la agresión de la que fue víctima el domingo . En declaraciones a las puertas del Congreso de los Diputados, el líder de los socialistas catalanes ha lamentado en relación a ambos mandatarios que «no puede ser que la semana pasada coincidan en un acto y sean incapaces de saludarse , ese gesto –ha dicho— cuando llega a la sociedad, evidentemente se transforma en más confrontación».

Navarro se ha mostrado firme y sin ninguna duda a la hora de apuntar a esas responsabilidades, del mismo modo que ha sido rotundo al ratificar su creencia de que el puñetazo que recibió por parte de una mujer que le abordó dentro de la catedral de Tarrasa respondió a la tensión independentista. En ese sentido, ha expresado su molestia por las declaraciones de «algunos partidos políticos y de algunos líderes políticos», que ha rehusado precisar, y que están condenando un acto violento como ese aunque «diciendo pero… planteando matices absolutamente intolerables», lo que a juicio de Navarro significa «que hay un problema de fondo que hay que abordar».

«Lo que me parece indignante es que la persona que reciba una agresión sea finalmente la sospechosa», ha añadido. El primer secretario del PSC podría estar refiriéndose a voces de ERC y de CiU que han especulado con que la agresión a Navarro pudo ser por motivos personales o internos del PSC. Esta mañana, en una entrevista en TVE ha pronunciado un nombre, el del líder de ERC, Oriol Junqueras , para lamentar no le hubiera llamado para trasladarle su solidaridad por la agresión.

Pere Navarro ha dicho que tiene «clarísimo» que fue agredido como consecuencia de la crispación independentista , que ha descrito creciente de un tiempo a esta parte, hasta el punto de admitir que ha empezado a acostumbrarse a los insultos y las «miradas de odio» cuando pasea por las Ramblas barcelonesas.