El castellano chirría en ERC: los errores en el discurso de Marta Rovira
El discurso la diputada catalana en el Congreso cuestiona el dominio del idioma de los educados en la inmersión

«Hoy somos aquí para defender...». Minutos antes de defender la consulta soberanista en el Congreso el pasado martes, Marta Rovira (ERC) explicaba en un telediario las razones de su comparecencia. Lo del «somos aquí...» sonó tan raro que hay quien pensó que era un homenaje al mítico «ja sóc aquí» de Tarradellas en 1977. Pero no, simplemente era una «catalanada», como se conoce a las traducciones literales al castellano de quien normalmente, o casi en exclusiva, se expresa en catalán.
«Som aquí per a defensar...», pensó en catalán para su interior, sin dar con la expresión correcta en castellano... «estamos aquí para defender...». Solo era el prólogo de su intervención en la tribuna del Congreso, donde su falta de fluidez, un evidente miedo escénico y el contenido «naïf» de sus palabras acabó por cuajar una de las piezas de oratoria con menor nivel de la historia parlamentaria, según aseguran los cronistas más veteranos.
Las reacciones no se han hecho esperar, especialmente de quienes señalan su discurso como un ejemplo de las consecuencias del sistema de inmersión lingüística en catalán . Nacida en 1977, Rovira se ha educado en este sistema, una inmersión que, en su caso, por entorno social y trayectoria profesional y política, aún ha sido más acusada, dado el monolingüismo casi hegemónico que se practica en Vic, capital de Osona, comarca a menudo puesta como ejemplo de la Cataluña más esencial.
Si los defensores de la inmersión resaltan que este sistema es el único que permite a escolares con un entorno castellano aprender catalán, también se asume que, en entornos 100% catalanes, muchos alumnos adolecen de falta de fluidez en castellano. Se trata de algo evidente en alumnos de edades tempranas, pero que normalmente se atenúa a medida que crecen y se relacionan en un entorno casi siempre bilingüe. Si bien las notas de selectividad describen un dominio del castellano en Cataluña equivalente al del resto de alumnos españoles, en oratoria, y en según qué zonas, las diferencias son evidentes.
La propia Rovira confesó que ya antes de su intervención sufría por este asunto, motivo por el que días antes practicó una suerte de «contra inmersión» en castellano que, por lo visto, no le bastó. Ante las críticas que le cayeron, defensores de la inmersión han señalado que sus dificultades con el castellano no deben atribuirse tanto al sistema escolar como a un entorno social y laboral casi monolingüe. Ella se defendió: «El acento en castellano no se puede arreglar».
Sea como fuere, la inmersión y un entorno donde el catalán es hegemónico pueden conducir a una oratoria pobre en castellano, y ante ello, las propias escuelas ponen remedio. En este sentido, el sistema de la inmersión no es homogéneo, y si la realidad sociolingüística en castellano en muchos barrios desborda en ocasiones las directrices de la Generalitat, en otros casos sucede lo contrario. Es el caso de un centro escolar en Seva, en la misma comarca de donde Rovira es originaria, y donde la escuela ha optado por ofrecer más castellano dado el entorno solo catalán del alumnado.
Aunque el caso de Rovira no es generalizable, sí se aprecia entre un sector muy concreto de la población, más bien alejado de la realidad social catalana. En el Parlamento de Cataluña, por ejemplo, el suyo no es un caso aislado, aunque más allá del trato personal, resulta imposible saber quién cojea en castellano dado que muchos no usan este idioma más allá de lo imprescindible.
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