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El obispo de Ávila: «La gran aportación de Suárez ha sido la reconciliación del pueblo español»

Los restos mortales del primer presidente de la democracia descansan junto a su mujer en la catedral de Ávila

El obispo de Ávila: «La gran aportación de Suárez ha sido la reconciliación del pueblo español» efe

agencias

Los restos mortales de Adolfo Suárez descansan junto a su esposa Amparo Illana en el claustro de la catedral de Ávila, a escasos diez metros de donde está sepultado quien fuera presidente del Gobierno en el exilio durante la II República Claudio Sánchez Albornoz. [ Galería: El viaje de Suárez de vuelta a su Ávila ]

Un grupo de agentes de la Policía Municipal de Ávila portó a hombros el féretro de Suárez hasta el lugar preparado para su sepultura. Al llegar a la ciudad, también hicieron lo mismo mientras el organista de la catedral interpretaba el himno nacional de España. [ Galería: Autoridades en la última partida ]

El obispo de Ávila, Jesús García Burillo, fue el encargado de recibir los restos mortales del primer presidente de la democracia y celebrar las honras fúnebres. García Burillo destacó el «prodigioso trabajo» de Suárez en la Transición, que inauguró un estilo de convivencia política trabajando sin cesar por el entendimiento entre los españoles, e instó a seguir su camino. [ Galería: los restos de Adolfo Suárez llegan a Ávila para ser enterrados en la Catedral ]

García Burillo repasó la figura política del expresidente: «Su política consiguió que las dos Españas pudieran encontrarse tras décadas de animadversión política y de odio». El obispo hizo hincapié en el «gran objetivo de reconciliación y de paz promovido por el presidente Suárez» a quien España debe «una acción de gracias inmensa».«Él trazó un camino que bien merecería ser continuado», manifestó. [ Galería: Solemne adiós al presidente ]

Aseguró que Suárez «inauguró un estilo de convivencia política, respetando las posiciones adversarias, buscando tenazmente el pacto y el consenso, valorando las posiciones de adversarios políticos, sin rencor ni revancha».

«Con espíritu democrático trabajó sin cesar por el entendimiento entre los españoles», continuó el obispo quien también subrayó que, en los momentos más difíciles de su carrera, «se mantuvo erguido con valor y serenidad» y que, «finalmente convencido de que no tenía apoyo», «dejó el poder sin vacilar, sin amargura, convencido de que era lo mejor para España».

La búsqueda del bien común para los españoles, dijo el obispo de Ávila, era «caridad política» y remarcó que «la gran aportación de Suárez a la sociedad española y a la comunidad internacional ha sido la reconciliación del pueblo español».

Aludió asimismo al «sufrimiento» que acompañó la vida del expresidente y no sólo durante la enfermedad de sus últimos once años: «El sufrimiento anidó en su alma por la muerte de su esposa y de su hija y por la profunda soledad que envolvió la última etapa de su quehacer político: Adolfo experimentó el abandono de alguno de sus colaboradores, el abatimiento personal, la ingratitud como respuesta a su entrega».

El obispo elogió la virtud de «saber escuchar» del expresidente y su «facilidad para afrontar los problemas con serenidad», así como su «generosidad». «Nunca tuvo apego a algún objeto personal», concluyó.

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