El retorno de los muyahidines desde Siria, riesgo para la seguridad de Europa
Integrantes de la red caída en Melilla habían vuelto tras combatir al régimen de Damasco

Antes fueron, sobre todo, las guerras de Irak y Afganistán. Pero ahora es Siria el mejor campo de adiestramiento para los islamistas que, tras una estancia allí, quieren llevar su criminal yihad a Europa o Estados Unidos. A los responsables de la lucha antiterroristra en España les preocupa el retorno de estos muyahidines, que tienen poco apego a su vida y ninguno a la del prójimo, porque vuelven mucho más radicalizados, si cabe, y además con la experiencia de haber combatido en un escenario en el que a diario se cometen crímenes de guerra contra la población civil. Y esta inquietud se extiende a toda Europa.
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Así ha quedado de manifiesto tras las últimas operaciones llevadas a cabo en nuestro país contra redes yihadistas. De hecho, la Comisaría General de Información tiene constancia de que algunos de los integrantes de la trama desarticulada ahora en Melilla, habían regresado a España tras practicar la «guerra santa» en Siria o Malí. Podrían integrar actualmente células durmientes o permanecer agazapados como «lobos solitarios».
Viaje de ida y vuelta
El pasado mes de junio, en una operación llevada a cabo por la Policía y la Guardia Civil, fueron detenidos once individuos que tenían su base en Ceuta y Marruecos, y que también enviaban muyahidines a Siria. Al menos doce salieron de la Ciudad Autónoma. Pero de otros puntos pudieron haber partido varias decenas de terroristas.
Su cabecilla, Ismail Abdelatif Allal, fue detenido en septiembre en Bélgica, lo que prueba las conexiones internacionales. Ya en enero, fue arrestado en el aeropuerto de Málaga Abdeluahid Sadik Mohamed, acusado de haber participado en la «guerra santa» en Siria y de ser integrante de la organización terrorista Estado Islámico de Irak y Levante (ISIL). Este grupo mantiene secuestrados en Siria a los periodistas españoles Javier Espinosa y Ricardo García. Abdeluahid Sadik Mohamed, que partió de Casablanca el 2 de mayo de 2013, llegó a Siria a través de la frontera Turca, después de permanecer unos días en Estambul.
Y es que estas operaciones han servido, además, para conocer las rutas que suelen seguir los yihadistas, desde que salen de Ceuta, Melilla o Marruecos, hasta que llegan a su destino final: Siria. En la mayoría de los casos toman un avión en Málaga y tras hacer escala en países como Holanda o Bélgica, llegan a Turquía, a la península de Anatolia. Ya en la frontera son recogidos por colaboradores de la red, que los introducen en Siria y les ponen en contacto con redes terroristas como El Estado Islámico de Irak y Levante (ISIL); Jabhat Al Nusra (JN) e incluso Al Qaida en el Magreb Islámico.
Hay datos que apuntan a que algunos han muerto en enfrentamientos o en atentados suicidas. Los que sobreviven, interrumpen la campaña para regresar a sus lugares de origen. Por lo general, al cabo del tiempo, ya no retornan por segunda vez a Siria, sino que se quedan, con el peligro que representan por su radicalismo.
Los responsables antiterroristas de la UE calculan que 600 y 700 ciudadanos europeos podrían haber viajado a Siria en los dos últimos años para combatir al régimen de Bashar al-Asad desde que comenzó el conflicto. Un elevado porcentaje, 20, 30, quizá más de 50, han partido desde España.
En la operación contra la red de Melilla han participado junto a la Policía, agentes de Marruecos, el FBI y el CNI.
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