entrevista a la Presidenta del PP vasco
Quiroga: «He tenido momentos de pájara, pero soy coherente hasta el final»
La presidenta del PP vasco dice que el cambio en la secretaría general es para impulsar al PP en Vizcaya, territorio donde más retrocede

Arantza Quiroga (Irún, 1973) ha probado el trago amargo de una proclamación como líder del PP vasco contestada por su militancia , que encajó mal la defenestración del que hasta ahora había sido su «número dos», Iñaki Oyarzábal. Cansada tras una larga jornada de tensión y lágrimas en la clausura del congreso vasco el sábado, justifica su «derecho a formar equipo» y niega haber pensado en arrojar la toalla.
—No sé si puede estar satisfecha con el apoyo del 72% de su gente. Uno de cada cuatro delegados le ha castigado.
—Bueno. Es el primer congreso asambleario que hacemos. «Un hombre, un voto». Y cuando abres tanto, cada uno es de su padre y de su madre… Es muy distinto a los congresos con compromisarios en los que hay una criba previa y sabes en qué dirección van los que se apuntan… Si no hubiera sido asambleario, podría haber pasado de nombrada a dedo a serlo a la búlgara.
—A la «búlgara» habría sido si no hubiera apartado a Oyarzábal.
— No. Esa decisión (cambiar al secretario general) habrá influido. Pero luego también en la cabeza de cada una a de las personas de este partido pue den haber influido miles de aspectos.
—¿Por qué prescindir de él si todos coinciden en que es un gran activo o del PP?
—Cuando uno hace el equipo tiene que e valorar diferentes aspectos. Le di muchas vueltas a la figura del secretario o general y a lo que yo debía esperar. . Concluí que era bueno el relevo.
—¿Qué tiene Nerea Llanos, su relevo, que no tenga Oyarzábal?
—Cada uno es diferente. Es como compararme a mí con Antonio Basagoiti. Yo tenía derecho a hacer mi propio equipo y ha sido esa mi decisión.
—¿Pero qué buscaba en su «número dos»? ¿Mayor confianza?
—No. Son necesidades en un momento determinado, claves que manejas que no son solo personales. Ha pesado el que yo fuera consciente de que a partir de este congreso debíamos focalizar todos los objetivos, o parte de nuestro trabajo, en Vizcaya. Es evidente que el PNV está muy fuerte en Vizcaya, que el PP ha retrocedido y, por sociología, necesitamos un impulso.
—¿Y no se entiende mejor empezar la renovación entonces en Vizcaya?
—Más que una renovación, lo que necesita es impulso. Trasladar ese trabajo que se ha estado haciendo en Álava, que ha dado sus frutos. Los vizcaínos tienen que saber que se apuesta por ellos. Sobre todo, porque Álava tiene ya un peso específico, una fortaleza y una personalidad propia. No era necesario poner a alguien (alavés) en la secretaría general. O yo por lo menos lo veo así.
—Dicen que, sin Oyarzábal, usted neutraliza la influencia que ejerce Alfonso Alonso desde Madrid.
—Pues difícilmente… Porque si la influencia es la que tiene… No lo veo en esas claves. Lo que sí reclamo es que el PP vasco tome sus decisiones y tenga la independencia en el sentido de que nosotros somos los que vivimos aquí, estamos aquí y tenemos un criterio propio, podemos equivocarnos o no. Y debemos ejercerlo.
—¿Pensó en tirar la toalla en las últimas semanas de crisis interna?
—No. Es verdad que he tenido momentos de pájara, sobre todo por el lío mediático más que otra cosa. Ves que tiene unas consecuencias externas, que es difícil de… Pero no.
—Ha pedido perdón, ha llorado... (corta la pregunta).
—Llorar, no. Me he emocionado. Soy muy llorona y entonces me emociono. Es uno de los defectos que tengo, que soy emotiva. Tengo que controlarlo mucho.
—¿Pero asume entonces que pudo haber gestionado este lío mejor?
—Seguramente cuando uno echa la vista atrás y hace un análisis… Tendré que ver qué cosas podía haber hecho mejor. De lo que me alegro es de que he sido coherente con lo que pensaba y lo he llevado hasta el final.
—Las urnas dicen que aún debe ganarse el liderazgo interno. ¿Siente que su autoridad sale tocada?
—No. Lo que pasa es que como en estos congresos el listón se había puesto tan alto, tan alto… (resopla sonriente). Pues no lo sé. Lo que antes se veía con normalidad, un 70, un 80%… Es que ahora la cosa no baja de un 90%... Pero la diferencia conmigo es que hacer un congreso asambleario es muy distinto a cualquiera de los congresos a los que estamos acostumbrados.
—¿Qué fortalezas destaca de sí misma para ejercer el liderazgo del PP?
— ¿Fortaleza? El trabajo en equipo.
—¡Precisamente la crítica es ésa!
— En fin, hay que oír cada cosa… Tengo el comité ejecutivo más amplio de la historia. Una dirección muy amplia. Cuando se quiere buscar tres pies al gato, al final se terminan encontrando.
—¿Ha sido una pugna solo de personas, o hay detrás una disputa ideológica en el PP vasco?
—Ha sido simplemente de personas. No sé quiénes son los secretarios generales del resto de los presidentes del PP. Pero es lo que ha pasado aquí. Son propias de un congreso; si no, hubiera hecho una convención. Y ya está. Seguiremos trabajando.
—¿Considera que el resto del PP debería abrir el voto a la militancia, como hace Baleares también?
—Es una posibilidad que contemplan los estatutos. El que quiera lo puede hacer.
—¿Pero cree que marcan el camino?
—Oye, pues igual sienta un precedente y se deja la moda ésta de sacar más de un 90% (de apoyos). Y se pone en valor esto. Democracia incontrolada, pura y dura.
—¿Por qué insiste en tender la mano a un PNV que no renuncia a la ruptura? ¿A un lendakari, Urkullu, en tregado a los verificadores de ETA?
—Por responsabilidad. En el contexto en el que estamos, un partido responsable como es el PP vasco, tiene obligación de decir esto. Otra cosa es que la respuesta del PNV sea la que muchas veces vemos. Pero cuando el objetivo es el de la estabilidad en la crisis económica, somos capaces de llegar a acuerdo. Y es positivo. No renuncio a estar ahí. A que el PP esté en la toma de decisiones del País Vasco. Y que ese camino que inició Antonio Basagoiti tenga un recorrido. Yo sé que muchos quieren arrinconarnos. Mi objetivo es pelear para salir continuamente de ese rincón.
—El PNV ha sido muy duro con usted. Incluso se le ha llamado «insolente». ¿Ve machismo en algunos dirigentes del PNV?
—Yo no he escuchado llamarse esto entre hombres. Dejémoslo ahí.
—¿Qué le ha dicho Mariano Rajoy en privado?
—Ánimo y a trabajar.
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