Las horas más tensas del PP andaluz
Rajoy comunicó que si había dos candidatos no apoyaría a ninguno y Sanz desistió de presentar su lista ante el rápido posicionamiento de siete provincias a favor de Moreno Bonilla

Desde que el pasado martes, a las nueve y cuarto de la mañana, el vicesecretario de Organización del Partido Popular, Carlos Floriano, llamó a Juan Manuel Moreno para animarlo a presentarse como candidato a sustituir a Juan Ignacio Zoido al frente de los populares andaluces; esta formación política vivió las veinticuatro horas más tensas que se recuerdan en los últimos años.
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La decisión de Rajoy dejó noqueado a los populares andaluces por lo inesperado del desenlace, dicen que incluso al propio Moreno. Algunos, sobre todo el sector crítico encabezado por Málaga y por una parte de Cádiz, vinculados a Javier Arenas, se sintieron satisfechos con el nombramiento; Córdoba, Jaén, Granada, Sevilla y Almería, que siempre se habían alineado con José Luis Sanz, quedaron desconcertados, al igual que Huelva, que esperaba la elección de Fátima Báñez.
Segunda candidatura
La señal emitida por Rajoy, que evitó ser él el que comunicara la decisión, marcaba un camino. Aunque el acuerdo que habían alcanzado los presidentes provinciales era el de cerrar filas sobre el candidato elegido, lo inesperado de la decisión dejaba abierta la puerta a una segunda candidatura. La opción de Juan Manuel Moreno no convencía a todas las provincias y José Luis Sanz, secretario general y alcalde de Tomares (Sevilla), barajó la posibilidad de presentar al día siguiente sus 90 avales y disputarle la presidencia a Moreno.
¿Qué razones llevaron a Sanz a plantearse disputarle a Moreno el liderazgo del PP andaluz? Fundamentalmente dos: el apoyo con el que contaba de la mayoría de las provincias andaluzas y la convicción que le transmitieron de que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, no iba apoyar públicamente a ningún candidato si finalmente fueran dos los que optaran a la presidencia. De hecho, Rajoy no tuvo ningún contacto con Moreno Bonilla el día que saltó la noticia de su candidatura y dejó que fuera Floriano el que hablara por teléfono con el secretario de Estado de Igualdad y Servicios Sociales.
El presidente dejó bien claro sus intenciones cuando desde Turquía, donde se encontraba el martes de viaje oficial, aseguró en rueda de prensa: «No sé cuántos va a haber, pero el hecho de que hubiera dos candidatos o más ¿por qué va a significar una ruptura?».
La decisión fue cuestión de horas. Una vez que Rajoy dejaba el campo abierto y no iba a forzar una división en el PP andaluz posicionándose a favor de uno u otro, Sanz tenía el terreno abonado libre para presentar su candidatura. Sin embargo, según las fuentes populares consultadas, conoció tarde la voluntad del presidente y la mayoría de lo presidentes provinciales habían mostrado ya su apoyo a Moreno.
Lo cierto es que Sanz había estado toda la jornada del martes barajando la posibilidad de acudir al congreso extraordinario previsto para el 1 y 2 de marzo en Sevilla con una lista alternativa. Fuentes cercanas al actual secretario general del PP andaluz explicaron que, tras la decepción que supuso conocer que Rajoy había optado por Juan Manuel Moreno Bonilla como presidente y candidato del partido en Andalucía, el también alcalde de Tomares empezó a valorar las posibilidades reales que tendría en caso de plantear el pulso a Moreno Bonilla. No obstante, durante toda la jornada recibió numerosas llamadas de allegados que mayoriatariamente le desaconsejaban plantear un cisma en el partido, según señalan fuentes próximas a Sanz.
Mientras tanto, Moreno iba recibiendo apoyos. Málaga, Cádiz y Huelva se apresuraron a saludar el nuevo liderazgo. Almería, Córdoba, Granada y Jaén también reconocían al futuro presidente, aunque con apoyos menos entusiastas. Sólo Sevilla guardó silencio durante toda la jornada del martes.
A media tarde Moreno Bonilla anunciaba que el miércoles por la mañana se trasladaría a Sevilla para presentar los avales que le ratificaban como precandidato. A esa hora Sanz no había descartado todavía renunciar a presentar su lista. El martes cenó con sus tres apoyos más firmes: los presidentes de Sevilla, Juan Bueno; de Jaén, José Enrique Fernández de Moya -quien estaba destinado a ser secretario general bajo la presidencia de Sanz- y de Granada, Sebastián Pérez, fiel a Sanz a pesar de que en su provincia el portavoz parlamentario popular, Carlos Rojas, la otra referencia política del partido, ya había apoyado públicamente a Moreno Bonilla. Durante aquella cena se enterró definitivamente la posibilidad de que en el congreso hubiera una lista alternativa o «crítica».
El miércoles a primera hora el propio Sanz emitía un comunicado desechando esta posibilidad y deseando suerte a su rival. Casi al mismo tiempo, el PP de Sevilla reconocía a Moreno como líder y se ponía a sus órdenes. Todos los presidentes arropaban minutos después en la sede regional al dirigente malagueño, quien esa noche, según confirman fuentes populares, cenó con Javier Arenas y Antonio Sanz -mano derecha de Arenas durante su mandato en el partido- en el restaurante Bahía, justo enfrente de la estación del AVE en Sevilla. La nueva etapa del PP andaluz había comenzado.
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