terrorismo
ETA nunca ha querido negociar su futuro con el PNV, ¿querrá ahora?
Sólo acepta hablar de sus presos y desarme con el Gobierno, porque así escenifica una negociación «Euskadi-España»
![ETA nunca ha querido negociar su futuro con el PNV, ¿querrá ahora?](https://s2.abcstatics.com/Media/201402/12/erkoreka--644x362.jpg)
El Ejecutivo de Iñigo Urkullu se ha mostrado dispuesto a reunirse con ETA de cara a lograr su desarme, «si ello contribuye a la paz». Los analistas consideran que con la escenificación de este anuncio, a través de su portavoz Josu Erkoreka, el Gobierno vasco quiere ejercer un papel protagonista en la gestión del fin del terrorismo y pretende hacerse con su propia parcela, propinando codazos a diestro y siniestro, al Gobierno de Rajoy y a la «izquierda abertzale».
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Siempre se ha puesto nervioso cuando se ha vislumbrado, aunque en la lejanía, la «resolución del conflicto». Cuando ETA pm debatía su autodisolución definitiva, sin precio político, el exdirigente del PNV Xabier Arzalluz se desplazó al sur de Francia y transmitió a los «polimilis» el siguiente mensaje: «Haced lo que queráis, pero si os disolveis sin más, despediros del autogobierno, porque Madrid cerrará el grifo». Durante las conversaciones de Argel, en 1989, entre representantes del Ejecutivo de Felipe González y ETA, el PNV volvió a enredar. La formación nacionalista, aunque gobierne en la Comunidad Autónoma Vasca, carece de competencias en aquellas materias que hasta la fecha han sido susceptibles de formar parte de la «mesa técnica» que, según la organización criminal, debería tratar las «consecuencias del conflicto». Ese es su drama. No tiene competencias en política penitenciaria y, por tanto, nada puede hacer por flexibilizarla o reagrupar a los presos etarras en el País Vasco. No tiene consulados en el extranjero en los que antiguos etarras sin causas pendientes puedan regularizar su situación y regresar a España. No tiene capacidad para verificar una entrega de armas...
La «OPA» de Estella
En 1998 el PNV no negoció con ETA, sino que la banda le arrastró a la firma del pacto de Estella, hasta el extremo de que finalmente los nacionalistas, conscientes de estar en brazos de los terroristas, se vieron obligados a incumplir sus compromisos con los pistoleros. Fue el Gobierno de Aznar el que trató con ETA «paz por presos».
Pero además de contemplar al PNV como un interlocutor «incompetente», ETA quiere hablar directamente con el Estado español de sus presos y desarme porque así escenifica la negociación entre «Euskal Herria» -a la que dice representar- y España. Estas vienen a ser sus pretensiones: «ETA se desarma, y España desmilitariza Euskadi con la retirada del Ejército y de las Fuerzas de Seguridad del Estado. ETA reconoce a las víctinas causadas, y el Estado hace lo propio. Así, sellan la paz y en la resolución del conflicto, no hay vencedores ni vencidos». Y, además, la banda no quiere dar ninguna baza electoral al PNV y por ello pretende que la «izquierda abertzale» monopolice, en este caso, un hipotético gesto relacionado con entrega de armas. Mucho habrían variado las circunstancias si ahora ETA acepta hablar con el Ejecutivo de desarme, porque, ¿a cambio de qué; qué nos ofrece el PNV...?
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