La ley del aborto impuesta por Zapatero en 2010 fracturó al PSOE y a su electorado
Dirigentes socialistas se rebelaron contra la liberalización del aborto de las menores que incluyó una reforma que no figuraba en el programa electoral. Se decidió en el 37 congreso del partido

En 2010, José Luis Rodríguez Zapatero impuso una nueva la ley del aborto que los españoles no demandaban, que no figuraba en su programa electoral, que fracturó en dos a su partido y que le puso en contra de su propio electorado. Un 57% de los votantes socialistas, como reveló una encuesta de ABC, rechazaba la reforma. Otro sondeo periodístico reflejó que, en el conjunto de la ciudadanía, la oposición se disparaba hasta alcanzar el 71%.
La memoria es frágil, y ahora que Ferraz quiere sacar rédito de la división en el PP y le culpa de atentar contra la dignidad de las mujeres, conviene recordar el espanto con que destacadas voces del PSOE reaccionaron ante la liberalización del aborto de las menores. O lo que es lo mismo, el apartado cuarto del artículo 13 de esa normativa —hoy en vigor— que permite que las jóvenes de 16 y 17 años interrumpan su embarazo si así lo deciden «exclusivamente» ellas. Sólo la profunda rebelión dentro y fuera del socialismo forzó a incorporar a esa disposición el deber de «informar» al padre o la madre, si bien Zapatero y su entonces ministra de Igualdad, Bibiana Aído, se las arreglaron para invalidar tal obligación añadiendo que las menores podrían «prescindir» automáticamente de ella en caso de que les creara un «conflicto grave». El anteproyecto del PP liquida todo este supuesto legal.
Feministas no muy brillantes
El marasmo que aquella controvertida ocurrencia provocó en las filas del PSOEes solo comparable al sonrojo que sufrieron en el partido cuando Aído dijo en la radio que un feto de 13 semanas de gestación era «un ser vivo, claro, lo que no podemos hablar —dijo— es de ser humano, porque eso no tiene ninguna base científica».
Aquellas palabras hacen inevitable preguntarse si a ella, a la ministra, se refería el exvicepresidente del Gobierno y hoy diputado Alfonso Guerra cuando, en una entrevista con este diario en junio de 2013, despejó que fue «la guardia pretoriana de feministas radicales no muy brillantes» que tenía alrededor Zapatero la que le «cogió por banda» y le llevó a legalizar el aborto de menores. Añadía Guerra el testimonio inédito de que él mismo había hecho en su momento «una especie de encuesta en el Grupo Parlamentario y nadie estaba de acuerdo».
Las grietas en el PSOE aparecieron por todas partes. La pregunta que se hizo en un artículo periodístico el exdirigente de la Junta de Extremadura Juan Carlos Rodríguez Ibarra sacudió a muchos y desencadenó la reflexión. «Si pueden abortar, ¿por qué no pueden votar?», se interrogó aludiendo a las jóvenes que no habían cumplido los 18 años.
Desde el análisis más personal, abrió brecha quien estaba al frente del Ejecutivo de Castilla-La Mancha, José María Barreda, que puso voz a multitud de ciudadanos que pensaban lo mismo cuando dijo «soy padre y no concibo que si mi hija estuviera en ese supuesto no se comunicara con su madre o conmigo». En términos muy similares se expresó el entonces ministro de Fomento, José Blanco, que se desmarcaba de la línea oficial del gabinete de Zapatero al indicar que tampoco le gustaría que su hija «estuviera en unas circunstancias de tener que interrumpir el embarazo y no lo consultara conmigo».
La corriente Cristianos Socialistas, reconocida por Ferraz, reclamó que la ley exigiera al menos el permiso de los padres para que se pudiera practicar el aborto. Miembro de esa corriente es Blanco, pero también Ramón Jáuregui, que en mitad de la pesadilla moral que se planteaba reclamó públicamente «cambios» en el texto cuando estaba tramitándose en el Congreso, donde él era secretario del grupo parlamentario.
Los diputados más disconformes llegaron a reunirse discretamente para intentar parar lo inasumible. Zapatero quiso acallarlos mandándoles a dos altos cargos del Ministerio de Aído, que no consiguieron convencer a los detractores. Dan buena fe de ello las palabras esos días del parlamentario José Antonio Pérez Tapias, que replicó que «una chica de 16 años no tiene la madurez ni la autonomía suficiente para asumir y llevar en solitario esa decisión; y esto que digo —advirtió— lo piensan muchos ciudadanos que están a favor de la ley del aborto».
Mandato del partido
La reforma de la ley de 1985 figuraba en el programa electoral con el que el PSOE concurrió a las elecciones de 2004, pero fue retirada en el de 2008. Zapatero lo hizo para no ahuyentar el voto de centro, aunque también se preocupó de no desairar al más progresista entreteniéndole con anuncios esporádicos de que abrirá una «reflexión» sobre el aborto.
La revisión llegó en 2010 como consecuencia de una decisión del PSOE en su 37 congreso, que el jefe del Gobierno prometió de inmediato trasladar a la legislación española. Así lo hizo. El partido no mencionaba la ampliación del aborto a menores al margen del conocimiento paterno. .
Noticias relacionadas
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete