Riesgo extremo por la salida a la calle del «violador-mecánico» de ascensores

Lo han puesto en diversas ocasiones como el ejemplo del violador reincidente. Sin cura. Y, sin embargo, Pedro Luis Gallego Fernández , más conocido como «el violador del ascensor» , ha salido de prisión como consecuencia de la orden de excarcelación dictada por la Audiencia Provincial de Burgos. El tribunal resuelve aplicar la extinción de la «doctrina Parot» que lo mantenía entre rejas pese al «riesgo extremo» que reside en la voracidad sexual de este hombre condenado por dos asesinatos y 18 violaciones en su medio natural de vida, los ascensores que reparaba como mecánico. [Lee aquí el perfil de otro de los violadores excarcelados en las últimas horas, el «violador del portal», Pablo García Rabudo]

Es demasiado potente el peligro de que este delincuente vuelva a cometer alguna atroz fechoría. Gallego podría haber recibido la orden de libertad en 2008 si se le hubiesen aplicado los permisos penitenciarios sobre los 30 años de máximo cumplimiento de la pena, como regía en el anterior Código Penal, el datado en 1973. Sin embargo, merced a la doctrina que toma el nombre del etarra Henri Parot, condenado por 26 sanguinolentos asesinatos, no sería hasta dentro de nueve años, en 2022, cuando saldría a la calle.

Su primer abuso, con 19, ayer cumplió 56

Su «apodo» se debe a que aprovechaba su condición de mecánico para acceder a los portales de sus plausibles víctimas. Nacido en Valladolid el 13 de noviembre de 1957 ( ayer mismo cumplió los 56 años), cometió su primera agresión cuando solo tenía 19 , en el año 1976. Su ingreso en la cárcel se produjo el 20 de junio de 1979. Volvió a ser condenado por tres abusos más en 1981 y 1982, y un año después se le juzgó por agredir a otro compañero recluso en Valladolid al que obligó a practicarle una felación, junto con otros internos. En su historial delictivo figura una violación a una ciudadana belga en Alicante en un permiso, y en la condena por este hecho se aconsejó su internamiento inmediato en un hospital psiquiátrico penitenciario. No se le ha llegado a declarar en ningún momento como un «enfermo mental», aunque tiene demostradas tendencias sexuales de una obsesión extrema. También se le acusó posteriormente de un robo y otros abusos sexuales. A su expediente unió en 1987 una nueva sentencia condenatoria de 10 años de prisión por otra violación. En 1990 ingresó en el Psiquiátrico Penitenciario de Sevilla y en 1992 reapareció en Valladolid, donde se produjo el primero de sus dos asesinatos, el de la joven pucelana de 17 años Leticia Lebrato . En Burgos y un año después, en 1993, mató y violó a la joven Marta Obregón, de 23 años , no sin antes haber dejado otro reguero de tres víctimas más de sus agresiones sexuales en Salamanca. Gallego fue condenado a un total de 273 años de prisión. En marzo de 2012, la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo acordó por unanimidad de sus cinco magistrados que no saliera de la cárcel hasta 2022. Pero verá la luz en las próximas horas, según la información facilitada por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León.