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UDC y CDC se preparan para la ruptura

Duran calcula que tendría 7 diputados si acude en solitario a unas plebiscitarias

UDC y CDC se preparan para la ruptura efe

MARÍA JESÚS CAÑIZARES

Un miembro de la ejecutiva de Unió Democràtica de Catalunya (UDC) bromeaba ayer sobre la posibilidad de que su presidente, Josep Duran Lleida , sea incluido en esa lista de «deslealtades» presentada el martes por el Gobierno que preside Artur Mas. Se refería a los agravios que el Ejecutivo catalán reprocha al Estado y que, precisamente ayer, el líder socialcristiano cuestionaba.

Y es que el distanciamiento que el proceso soberanista ha abierto entre Unió y Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) es ya tan abismal que incluso se ha hecho extensivo a cuestiones más pragmáticas como las inversiones o la deuda que los nacionalistas exigen al Gobierno de Mariano Rajoy. Poco une ya a estos socios históricos y la ruptura, reclamada desde hace años por dirigentes convergentes que tildan de «traidor», podría ser propiciada por el propio Duran. «Nada humano es eterno», dijo ayer en alusión a la situación por la que atraviesa CiU.

Romper la suma separatista

Según ha podido saber ABC, el presidente de Unió y portavoz de CiU en el Congreso ha calculado incluso cuántos diputados obtendría si se presenta en solitario a unas elecciones plebiscitarias en Cataluña (previstas por Artur Mas si el Gobierno impide la consulta de autodeterminación en 2014). Al menos siete (ahora tiene 13 en el Parlamento catalán).

Una cifra que podría aumentar si araña votos de los sectores moderados de CDC, del PP o incluso del PSC . Así, UDC evitaría una mayoría separatista postelectoral y la aprobación de una declaración unilateral de independencia, pues difícilmente la suma de CDC, ERC y CUP superaría a la de UDC, PP, PSC y Ciudadanos (ICV mantiene la ambigüedad).

Pero eso es adelantar acontecimientos. Actualmente, la alianza entre ambas formaciones solo se sostiene porque el proceso de transición nacional impulsado por Mas para convertir Cataluña en un Estado propio aún no ha traspasado la auténtica línea roja, la que supone convocar una consulta que resulta difícil dar cobertura legal, pues atenta contra la unidad de España. De ello hablaron Duran y Mas en una reciente reunión. A su vez, el «president» abordó con sus colaboradores una posible intervención del Gobierno, dado que la Constitución encomienda al Estado hacer cumplir a las autonomías con sus obligaciones si atentan contra el interés general de España (artículo 155 de la Carta Magna).

Duran reclama un referéndum legal y pactado con Rajoy . Pero es Mas quien debe mover ficha y decidir pregunta y fecha de la consulta, pero lo único que ha hecho hasta ahora es ganar tiempo y demorar un previsible choque de trenes instigado por ERC, socia de CiU en esta legislatura, sabedor de que su final político está cerca.

La convivencia de Duran con los soberanistas convergentes y la presión de los independentistas es pura fachada, pero eso le lleva a incurrir en contínuas contradicciones. Es contrario a la independencia, pero aboga por un Estado propio . Confederal, dice él. Separado de España, dicen los rupturistas de CDC. Aunque también en este sector convergente empiezan a producirse fracturas.

Crecen los miembros del Ejecutivo catalán que marcan distancias de los postulados de Mas y de su hombre de confianza, el consejero de Presidencia, Francesc Homs. Un independentista confeso como Felip Puig, consejero de Empresa, llama a la calma y plantea que la consulta se posponga a 2015, propuesta que secunda el titular de Interior, Ramon Espadaler (UDC). Creen que tras las elecciones generales, la pérdida de mayoría absoluta del PP facilitaría en diálogo, pero los populares nunca cederán a postulados separatistas.

Por su parte, el convergente Santi Vila, responsable de Territorio, ha tildado de «adolescentes» a compañeros de CDC por su agitación soberanista y se niega a pedir perdón por mantener buenas relaciones con el Ministerio de Fomento. El consejero de Salud, Boí Ruiz, ha confesado en «petit comité» su hartazgo por el proceso separatista y por tener que parar los golpes dirigidos al «president» a cuenta de los recortes sanitarios.

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