El Senado, paraíso de expresidentes del PSOE

El presidente de la Junta de Andalucía , José Antonio Griñán, puede convertirse en el quinto expresidente autonómico que recala en el Senado una vez que hoy mismo deje el Ejecutivo regional y, si como desea el PSOE, acepte trasladarse a la Cámara Alta. El ofrecimiento es jugoso, teniendo en cuenta que un escaño en el Senado le garantizaría su aforamiento en caso de que la juez del caso de los ERE, Mercedes Alaya, decidiera imputarle en el futuro. Ese aforamiento se traduce en que solo el Tribunal Supremo podría juzgarle tras tramitar el Alto Tribunal el correspondiente suplicatorio. Por eso, la designación de Griñán como senador supone algo más que el hecho de que su presencia en esta cámara sea «bueno para el proyecto del partido», como consideran los socialistas andaluces.

Griñán compartirá grupo en el Senado con otros cuatro expresidentes autonómicos socialistas y con varios líderes territoriales de su mismo partido. Es el caso del propio portavoz del PSOE en la cámara, Marcelino Iglesias, expresidente del Gobierno de Aragón. También son senadores el balear Francesc Antich, el asturiano Francisco Álvarez Areces y el valenciano Joan Lerma. Y lo es igualmente otro socialista, José Montilla, expresidente de la Generalitat catalan, aunque es miembro del PSC y de otro grupo parlamentario, la Entesa pel Progrés de Catalunya, del que es portavoz. La Cámara Alta es también el lugar de encuentro de varios barones territoriales socialistas: El madrileño Tomás Gómez y el toledano Emiliano García-Paje, secretarios generales del PSM y del PSOE de Castilla-La Mancha, respectivamente. Para que Griñán entre a formar parte de este grupo, uno de los actuales senadores socialistas deberá dejar el escaño: Francisco José Álvarez de la Chica, Fuensanta Coves, Juan Espadas o Antonia Moro.