Cómo ser diputada y (no) conciliar
ABC entra en la casa de Belén Hoyo, la última parlamentaria que ha votado a distancia tras dar a luz

Belén Segarra Hoyo acaba de cumplir un mes. Hoy pesa tan solo tres kilos ya que nació prematuramente, por cesárea, pero su madre, Belén Hoyo Juliá, diputada por Valencia y la parlamentaria más joven del Congreso, tendrá que volver pasado mañana a su trabajo en la Cámara Baja a 350 kilómetros de distancia, y permanecer fuera de su hogar tres días a la semana durante tres semanas al mes.
No es por elección propia. En una sociedad que lucha por conciliar carrera profesional y familia, en el Congreso, centro de las críticas de la sociedad por los privilegios de sus señorías, las diputadas carecen de baja maternal. La Constitución establece expresamente en su artículo 79 que el voto de senadores y diputados es personal e indelegable, lo que impide, al contrario que en la mayoría de los Parlamentos europeos, que un miembro de la Cámara pueda delegar su voto. La sustitución temporal requeriría una reforma de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General y dado que tampoco es una opción que la voluntad de los ciudadanos expresada en las urnas pueda verse distorsionada por una circunstancia personal, las diputadas están obligadas a seguir ejerciendo el voto inmediatamente tras el alumbramiento.
Si Belén Hoyo ha podido disfrutar de cuatro semanas sin tener que acudir a la Cámara Baja es porque el Congreso instauró en 2011 el voto telemático. «Se ha avanzado mucho. Compañeras de la pasada legislatura tuvieron que acudir a votar con los puntos de la cesárea», señala. En el Senado, por ejemplo, esta posibilidad ni siquiera se ha instaurado.
Votando con puntos
Con el voto a distancia, empleado en el Congreso ya en siete ocasiones, las diputadas pueden cumplir su obligación desde su domicilio lo que, por otro lado, convierte el pírrico descanso del que disfrutan en relativo. Cada semana, desde la primera, la Mesa del Congreso iba informando a Hoyo de los puntos que se debatirían en los Plenos y le indicaba también la franja horaria en la que tenía que ejercer su voto a través de internet. Una vez realizada la votación, un letrado de la Cámara Baja se ponía en contacto con ella para cerciorarse de que no había habido suplantación de identidad ni errores en el sentido de la votación. Aún así, Belén Hoyo se considera afortunada por haber podido disfrutar de esta herramienta.
La pregunta, no obstante, es por qué el Congreso no autoriza el ejercicio del voto telemático por las 16 semanas que dura la baja maternal en España. Un portavoz del Parlamento explica que el voto a distancia solo está autorizado para «circunstancias muy especiales» y no para periodos prolongados. Subraya, además, que «no existe relación laboral entre los diputados y la Cámara» por lo que no puede equipararse la situación de las diputadas con la de una trabajadora respecto a su empresa. Un vacío que contraviene el artículo 14 de la ley de Igualdad donde se insta a los poderes públicos a establecer medidas que aseguren la conciliación del trabajo y la vida personal sin excluir ámbito alguno. El principal derecho, el permiso por maternidad.
Pese a su juventud, Belén Hoyo no es diputada rasa. Ostenta los cargos de secretaria primera de la comisión constitucional y vocal en las comisiones de Interior y para las Drogas lo que le obliga a extender su trabajo más allá de las votaciones reglamentarias. Su actividad ordinaria comienza los martes por la mañana y no para hasta los jueves por la tarde entre los debates parlamentarios y la celebración de comisiones. Y cuando acaba su trabajo para el Congreso empieza su labor en el partido. Hoyo es coordinadora general del PP en la provincia de Valencia y vicesecretaria de organización de Nuevas Generaciones lo que le ocupa también los fines de semana. Tiene, además, otra hija, Inés, de tres años.
Trabajo en el partido
¿Mudarse a Madrid? No es una posibilidad. «Los diputados tenemos muchísimo trabajo en nuestra circunscripción. Además de la labor institucional, tenemos la tarea de calle, conocer de primera mano los problemas de la gente para poder trasladarlos a Madrid. No podríamos hacerlo si nos quedáramos allí», explica la parlamentaria. Belén Hoyo reconoce, no obstante, que su caso no ha sido el más flagrante. Las comunicaciones entre Valencia y Madrid son fluidas y desde que sale del Congreso hasta que llega a su casa pueden transcurrir poco más de dos horas gracias al AVE. Un periodo que nada tiene que ver con la escasa oferta de trayectos y los largas distancias que tendría que recorrer si hubiera sido diputada de las provincias canarias o gallegas.
Si malabarismos requiere una incorporación tan temprana más aún al ser su hija tan pequeña. No en vano, si el embarazo hubiera seguido su curso la pequeña Belén Segarra sería hoy una recién nacida. Un bebé del que no puede hacerse cargo cualquiera. Como la mayoría de madres que pueden hacerlo, la parlamentaria recurrirá a un pilar fundamental de la sociedad: las abuelas y, mientras, hará cabriolas para mantener la lactancia materna. El próximo martes, Belén Segarra de solo cuatro semanas y tres kilos de peso se despertará y no estará su madre. No volverá a verla hasta el jueves. Una prueba más de cómo en el siglo XXI la incorporación de la mujer al mundo del trabajo y más aún a la política sigue sin estar resuelta.
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