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110 motivos para admirar a españa

Ceuta, concentrado de España

La ciudad es un permanente reto de convivencia entre personas de distintos credos, un crisol de culturas

Ceuta, concentrado de España reuters

JUAN VIVAS

Historia y alma conforman un estilo de vida compartido que aderezan la generosidad de la naturaleza y la solidaridad de sus gentes, y así Ceuta se refleja en España y España en Ceuta, en la que el sentimiento de orgullo patriótico se experimenta de forma especial por razones variadas. Y no es una exagerada presunción.

Se respira patriotismo de manera tan palmaria como la abrumadora presencia del mar. Un mar que envuelve, enmarca y concentra, en 19 kilómetros cuadrados, las esencias del país. Por eso el sentimiento de orgullo patriótico, sin que suene a petulancia, se experimenta en Ceuta de forma especial: porque todo aquello que es España lo es ella en sus reducidas -solo en lo físico- dimensiones.

Es romana, fenicia y griega, pueblos que infundieron un espíritu de encuentro y proyección al exterior que España ha tendido a lo largo de la mayor parte de su historia como puente para unir mares, culturas y continentes. Hay magníficas y admirables demostraciones. He ahí Toledo y Córdoba. Ceuta es eso. Ceuta es África y Europa. Es un permanente reto de convivencia entre personas de distintos credos; un magnífico, por notable y evidente, crisol de culturas. Y es mar. Es mar Mediterráneo y océano Atlántico.

Ceuta es pequeña y dulce; está acostada/en los brazos del mar, como si fuera/una niña dormida que tuviera/la espuma de las olas por almohada, escribió el Premio Nacional de Literatura y ceutí Luis López-Anglada.

Ese mar, ese horizonte, inspiraron a Enrique el Navegante cuando en 1415 llegó a Ceuta y la tomó para Portugal. A la figura más destacada del comienzo de la era de los descubrimientos debe Ceuta un pasado portugués en el que seguirá forjando su carácter durante un siglo largo, hasta la unión de las coronas lusa y española, primero, y, después, hasta demostrar sus cualidades de Noble, Leal y Fidelísima al resolver quedarse en los brazos de España, su madre y hermana mayor, allá por 1640.

El mar inspirador de Enrique el Navegante; el mar que el más importante geógrafo medieval, el ceutí Al Idrissi, dibujó en sus inéditos mapas, concebidos sobre la idea de una Tierra redonda... Ese mar confiere al conjunto de España el sello peculiar que conocemos como alma mediterránea y que esta gran Nación incorporó al esplendor del Renacimiento y a la magna obra atlántica y americana... Esa alma también en Ceuta es marca registrada. Cálida, acogedora, hospitalaria, abierta y sensual se ofrece a cuantos a sus playas llegan; y en ella, seguro, encontrarán su hogar.

Lo dicen su historia y su presente y lo recuerda el himno: Yo te canto, Ceuta amada/Canto tu sol, tu alegría/Canto tu gloriosa historia/Canto, en ti, la Patria mía/Y el grito de ¡Viva Ceuta!/suena en mi alma/cual eco fuerte/de un ¡Viva España!

¿Cómo no iba a estar Ceuta presente en la primera exaltación patriótica relevante, determinante y decisiva del país? Aquel 2 de mayo, fue un hijo suyo, un héroe español, el teniente Jacinto Ruiz Mendoza, el que a las órdenes de los capitanes Daoiz y Velarde permitió la entrada de civiles al Parque de Artillería de Monteleón para entregarles armas y defender el recinto, todos a una, de las tropas francesas. El orgullo patriótico del que Ceuta hace gala y forma de vida es el de una gran Nación con pasado compartido que afronta el presente y lo que está por venir sabedora de su fortaleza principal: su modo de vida y convivencia, que está basado en el imperio de la ley, igual para todos; en la libertad, y en la supremacía de los valores democráticos.

Paz y armonía

Ceuta no pretende dar lecciones. Pero también esto es manifiesto. El empeño en una convivencia en paz y armonía basada en el respeto a la diversidad cultural y la primacía de los valores de la democracia es un rasgo característico nacional y, también, una seña local. Como el patriotismo, que según el último Barómetro Autonómico del CIS siente un 97% de la población local, el mejor dato por autonomías, rezuma en Ceuta por todos sus costados. Cristianos, musulmanes, hindúes y hebreos dan colorido a una región que se reconoce plural y ejemplar y que lo celebra porque en esa pluralidad aprecia atractivo y potencial.

Como lo es, también, la situación geográfica. Ceuta es una península, igual que España, y si ser península es un rasgo singular -bien lo saben ambas-, Ceuta, que es singular en el conjunto de España, aprecia de forma intensa y concentrada la importancia de la solidaridad para salvar su propia singularidad.

Una solidaridad imprescindible para la igualdad. Una solidaridad que es generosidad, que vertebra, une y hace país y patria. Una solidaridad que llena de orgullo. Una solidaridad que es la llave que abre la puerta a que, con independencia de cuál sea el lugar de residencia, con independencia de que se viva en cualquiera de las dos orillas del estrecho mar que nos une, los españoles disfrutemos iguales condiciones de vida. Porque el mar, el cielo, la luz y la patria, y por tanto la historia y los retos, son los mismos; y porque ¡viva Ceuta! suena a lo mismo que ¡viva España!

Ceuta, concentrado de España

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