Ataque a la Democracia
Una cosa es el respeto a la libertad de expresión o de manifestación, que yo defiendo como político y demócrata, y otra muy diferente es la de alentar o ejercer la violencia
Escribo este artículo a media tarde del jueves desde mi despacho en el Congreso antes de atender por segunda vez a los periodistas que cubren la información de la Cámara para opinar sobre la convocatoria de asedio de grupos radicales. La idea principal que quiero trasladar a la sociedad, a través de ABC, es que asaltar el Congreso o intentarlo es dar un paso muy grave contra la democracia.
Una cosa es el respeto a la libertad de expresión o de manifestación, que yo defiendo como político y demócrata, y otra muy diferente es la de alentar o ejercer la violencia contra el centro de la soberanía popular. Cualquier cosa es defendible con la palabra, pero nunca con la violencia, por lo que quienes la ejerciten deben saber que la Justicia y las Fuerzas de Seguridad actuarán en consecuencia.
Durante la jornada hablé con el ministro del Interior y le felicité por las medidas preventivas adoptadas, dados los indicios de actos violentos contra el Congreso y los diputados que nos encontrábamos trabajando en su interior. Reitero que el Congreso lo forman diputados de distintos grupos elegidos en unas elecciones democráticas, por lo que intentar asaltarlo es algo muy grave que deslegitima a quien lo intenta.
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