terrorismo
La Fiscalía francesa pide cadena perpetua para «Ata» por el asesinato de Capbreton
El fiscal Content sostiene que el asesinato de dos guardias civiles en Capbreton fue «premeditado»
La Fiscalía francesa ha pedido este martes cadena perpetua para el etarra Mikel Carrera Sarobe, «Ata», y 30 años para Saioa Sánchez Iturregui y Asier Bengoa, los otros acusados de formar parte del comando que asesinó a dos guardias civiles en Capbreton (suroeste de Francia) el 1 de diciembre de 2007.
El fiscal Jean-Paul Content solicitó al Tribunal de lo Criminal de París que la condena a Carrera Sarobe, al que presentó como «el ejecutor» de Raúl Centeno y de Fernando Trapero, vaya acompañada de la obligación del cumplimiento efectivo de al menos 22 años de cárcel. Para Sánchez Iturregui y López de Armentia, que ayudaron al primero en la comisión del crimen, Content pidió que pasen como mínimo en prisión dos tercios de las penas de 30 años solicitadas.
El representante del Ministerio Público reclamó entre 12 y 15 años de cárcel para Garikoitz Aspiazu Rubina, «Txeroki», que en este proceso no está inculpado por el asesinato de Capbreton, sino en tanto que dirigente de una organización terrorista, cargo que también pesa sobre «Ata». Igualmente demandó que Ibón Goiaeskoetxea Arronategi reciba una pena de entre siete y ocho años, y de cinco años tanto Eider Uruburu Zabaleta como Iratxe Sorzábal Díaz, esta última la única que no ha comparecido desde el inicio del proceso el pasado día 2 ya que se encuentra en busca y captura y está siendo juzgada en rebeldía.
Content dijo haber llegado a la convicción de que el crimen de Capbreton fue «un asesinato premeditado», y eso aunque «la decisión se tomó en el aparcamiento de la cafetería» en el que Centeno y Trapero coincidieron con los tres etarras del comando. «Fue un acto de guerra cometido en territorio francés pero sin que se respetaran las reglas de la guerra» y «ninguna democracia puede tolerar tanta barbarie», señaló el representante del Ministerio Público.
Hizo hincapié además en «la calma» y «la sangre fría» con la que actuó el comando, lo que a su parecer pone en evidencia la «premeditación», al igual que «un reparto de papeles». En este contexto, señaló que fue «una acción concertada» en la medida en que «la ejecución (...) era inevitable» para los tres etarras si Trapero y Centeno confirmaban que eran guardias civiles al ponerse a registrar su coche. Los mataron —argumentó— «por una única razón, que eran guardias civiles, es decir, representantes policiales de un Estado contra el que lucha» ETA, lo que a su juicio define el atentado como «terrorista».
Sobre el reparto de roles, el fiscal no tuvo dudas de que fue Carrera Sarobe quien estuvo al frente del trío porque «sólo podía ser un miembro de la jerarquía (...) con responsabilidad en la organización» el que tomara «una decisión tan grave y con tantas consecuencias». Y añadió que esa decisión de «Ata» en el lugar de los hechos «fue validada por la organización» con un comunicado, publicado el 15 de diciembre de 2007, en el que hablaba de «un enfrentamiento armado» aunque —como señaló Content— los agentes no llevaban armas.
«ETA quería glorificar así una acción que no tenía nada de gloriosa», comentó después de haber criticado la estrategia violenta de la organización terrorista, en particular desde el fin de la dictadura en España que «acabó con la muerte de Franco». «La continuación por ETA de la lucha armada no ha dado lugar a nada positivo. Han sido muertes para nada», afirmó al referirse a la situación actual desde la declaración por la banda del abandono definitivo de la violencia, sobre la que manifestó dudas.
«¿Se puede tener confianza ciega en una organización (...) que decreta el cese definitivo de la violencia pero no entrega las armas?», «¿La ausencia de desarme (...) no constituye el principal obstáculo a la búsqueda de una solución negociada?», se preguntó el fiscal francés.
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