Guerrero y su mujer cobraron 249.000 euros en 170 transferencias bancarias

El extenso y riguroso atestado policial sobre la última operación de la trama de los ERE fraudulentos abre un escenario completamente nuevo en el fraude que va más allá de los falsos trabajadores con pólizas pagadas con dinero de todos los andaluces o la red de clientelismo montada «en torno al PSOE o la Junta de Andalucía», según especifica la juez Mercedes Alaya en sus últimos autos, donde decreta la detención de mediadores, conseguidores y testaferros.

Al exdirector de Trabajo Francisco Javier Guerrero le devolvieron los favores unas veces en metálico, a través de cuantiosos ingresos, y otras en especie, como la inclusión como intrusa de su suegra en un ERE pagado por la Junta. Sólo de la mediadora Vitalia, Guerrero y su esposa, Lourdes Otero, cobraron 249.000 euros en sendas cuentas de Caja Rural del Sur a través de 94 transferencias en el caso del primero, siempre menores a los 3.000 euros, y 76 en el caso de su mujer para no encender las alarmas de Hacienda.

A todo ello se suman los sobres llenos de billetes que Antonio Albarracín (directivo de Vitalia) supuestamente hizo llegar a Guerrero a través de su chófer, que se desplazaba a Madrid para recogerlos, según declaró el conductor, quien el viernes quedó en libertad con cargos.

No menos sorprendente resulta el episodio narrado por el exdirectivo de Vitalia, quien relató a la juez el pasado jueves cómo el exalto cargo de Empleo le llamó para pedirle que contratara a Gregorio Martínez Piñero, apodado «Goyo». A quien presentó como un «gran comercial» resultó ser el supuesto camello que suministraba cocaína a su chófer con dinero de las ayudas. Para contentarlo, Vitalia lo fichó, pero «lo hizo fatal y tuvieron que despedirlo», concluye.