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Rubalcaba se crece
Hoy cumple un año de su llegada a la Secretaría del PSOE reclamando «váyase señor Rajoy». Los papeles de Bárcenas le han dado el oxígeno que le han negado las urnas y su partido

Hoy hace exáctamente un año que Alfredo Pérez Rubalcaba fue elegido secretario general del PSOE por una diferencia pírrica de solo 22 votos que le han estado recordando sin parar dentro y fuera de su partido. Sobre todo a medida que su marca iba cosechando derrotas electorales una tras otra. Con las de Galicia y el País Vasco, Rubalcaba tocó fondo y desde José Antonio Griñán hasta Tomás Gómez se las apostaron en público.
Quién iba a decir al líder socialista que iba a celebrar el primer aniversario de su poder orgánico tan crecido como se le vio ayer pidiendo la dimisión de Mariano Rajoy. Parecía que de un momento a otro iba a decir aquello de «los españoles se merecen un gobierno que no les mienta» que tan bien funcionó en las horas posteriores al 11-M. Con la marea de los sobres, se olvida que el primer sobre que desató un escándalo fue el que supuestamente pasó en una gasolinera de las manos del empresario Jorge Dorribo a las de un ministro del entonces Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, José Blanco, que no dimitió y está pendiente de los jueces.
Rubalcaba ha dado credibilidad absoluta a los papeles de Bárcenas, cuya difusión le ha hecho un favor: ha borrado del mapa mediático el turbio asunto de Amy Martin -que ya apuntaba con cobrarse la cabeza de Jesús Calderas- o la trama de los ERE en Andalucía, donde el presunto botín de corrupción de 1.000 millones de euros distraídos del dinero de los parados deja por los suelos el que parece destaparse en el PP (6,6 millones, según El País).
El popular Esteban González Pons reprochó el domingo a Rubalcaba que demuestra «prisa por gobernar». Lo cierto es que la tormenta de la contabilidad paralela del PP le ha servido en bandeja la oportunidad de poner en escena por fin la oposición dura que le venían reclamando sus críticos, a los que muy probablemente habrá reconfortado escuchar a su lider exigiendo ese «váyase señor Rajoy». Si el presidente del Gobierno le hiciera caso y hubiera adelanto electoral, igual a Rubalcaba no le daba tiempo tampoco esta vez a hacer primarias (en 2011 ya se obvió el proceso para quitarse de enmedio a Carme Chacón) y acababa automáticamente de candidato a La Moncloa.
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