Expulsados a Marruecos dos menores subsaharianos que están bajo tutela en Melilla
Los niños, que España trata de traer de vuelta, fueron recibidos en el país vecino con una paliza y amenazas de muerte
Dos menores subsaharianos que se encuentran bajo tutela de la Ciudad Autónoma de Melilla han asegurado a ABC haber sido expulsados a Marruecos. Su testimonio es apoyado por otras fuentes oficiales y no oficiales consultadas . Ocurrió en la mañana del miércoles 14 de octubre, cuando España vivía una jornada de huelga general. La alarma saltó con una queja elevada al Defensor del Pueblo por el Colectivo Caminando Fronteras, que confirmó a este diario que ayer mismo el caso llegó a la Fiscalía General del Estado.
I.S., de nacionalidad burkinesa y 14 años de edad, y M.C., de nacionalidad guineana y 17 años de edad, estaban acogidos en el centro de menores de La Purísima de Melilla. El primero había llegado a la ciudad en noviembre de 2011 y el segundo en marzo de 2012.
Ninguna de las instancias con las que ha contactado ABC reconoce haber enviado a los niños al otro lado de la frontera. Pero conscientes de que son responsables de su situación de desamparo, las autoridades españolas realizan gestiones en el reino alauí para tratar de volver a traerlos a España . «No hemos tenido nada que ver» en la expulsión, afirma un mando policial a ABC al tiempo que explica las gestiones que se están llevando a cabo para repatriarlos y que coinciden con las detalladas por otras fuentes.
No está siendo fácil . Primero se ha intentado a través del Ministerio del Interior, después a través del de Exteriores. La Policía marroquí no se ha mostrado colaboradora, según han confirmado fuentes policiales españolas, por lo que se ha optado por la vía diplomática. A través del consulado español en Nador , ciudad próxima a la frontera de Melilla, se está tratando de expedir unos salvoconductos con los que las autoridades del reino alauí les dejen regresar a España. El Defensor del Pueblo colabora para tratar de que se dé marcha atrás a la expulsión.
Un policía español destinado en ese consulado ha llegado a mantener un encuentro con los dos menores el pasado sábado en el aparcamiento de un supermercado de Nador. Llevaba las fotos de sare y Camara para comprobar que eran ellos . Según el relato de los chavales, llegó a dejarles un número de teléfono de contacto para que avisaran si se decidían a atravesar por su cuenta la frontera de regreso a Melilla.
Que echen a correr
Efectivamente, mientras tratan de abrir vías de solución con Marruecos, las propias autoridades españolas han llegado a recomendar a los chavales que echen a correr por el paso fronterizo de Farhana, uno de los que separa Marruecos de Melilla, escapando de los aduaneros marroquíes y que agentes españoles les esperan al otro lado para recogerlos. También les han dicho que lo intenten en taxi.
« No podemos hacer eso . Ningún taxi va a llevarnos», dice el guineano a través del teléfono desde las afueras de Nador consciente de que nunca llegarían de ninguna de esas formas al lado español. Entre los contactos que han mantenido desde que fueron expulsados a través del teléfono está también el director del centro La Purísima, que según Caminando Fronteras no ha emitido denuncia alguna por la desaparición de los niños.
Los dos reconocen que la convivencia con los menores marroquíes en La Purísima no era fácil y que por eso trataron de buscar acomodo en el Centro de estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) , que no está pensado para menores no acompañados como ellos. Estando en la puerta de ese centro el vigilante de seguridad avisó a un «inspector», cuenta el mayor de ellos.
Paliza y robo
Ambos aceptaron subir al coche de ese agente de paisano, que -siempre según el relato de los dos menores- los llevó hasta la valla a la altura del paraje conocido como Mariuari y allí avisó a los guardias civiles, que llegaron en dos vehículos y fueron los que abrieron la verja para echarlos al lado marroquí. «El inspector no nos ha creido cuando le hemos explicado que estámabos en el centro» de La Purísima, relata el guineano. «Hablaba español y marroquí» , añade el menor guineano refiriéndose a la conversación que mantuvo el agente con las tres personas, una de uniforme y dos de paisano, que se encontraban en el lado del reino alauí.
Nada más pisar Marruecos «nos cogieron la ropa, el teléfono móvil y nos pegaron» , asegura el joven, mientras les gritaban que se fueran a los bosques de Nador y que no regresasen a la valla o los «mataban».
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