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un año de rajoy como presidente

¿Su secreto? «Aguantar, aguantar y aguantar»

Una herencia envenenada, un desafío rupturista, dos huelgas generales y profundas reformas. Así ha sido el primer año de Rajoy en el Gobierno

¿Su secreto? «Aguantar, aguantar y aguantar» abc

ana i. sánchez

A la luz de las cámaras, se percibe todo de manera distinta. Y con los micrófonos encendidos, no llega a escucharse lo que piensan de verdad los políticos. Cuando el telón se levanta, se afanan por trasladar una imagen mejor que la real. Al presidente del Gobierno le pasa lo contrario. En confianza, cuando las grabadoras se apagan, Mariano Rajoy habla con franqueza. No esquiva los preguntas, ni le molesta reconocer lo que no va bien y lo que debería ir mejor . Su tono es amable y sincero. Su actitud, tranquila y su aspecto, cansado. El del que lucha una batalla sin tregua, dispuesto a seguir convencido de que su espada es la que mejor defiende a su pueblo.

La España que heredó hace 365 días, la que la cámaras mostraban la noche del 20 de noviembre, cuando ganó las elecciones, también era distinta a la real. Crecía tras dejar atrás la crisis económica, su déficit iba a cerrar en el 6% y el desafío independentista de Cataluña parecía un problema de otra época. Lo demás era un conocido desastre. El desempleo subía sin freno, la destrucción del tejido empresarial era un hecho consumado, la credibilidad del euro estaba en entredicho y la imagen del país tenía elevadas cotas de deterioro. Rajoy tenía un programa y unos compromisos para aquella España pero otra muy distinta se escondía, oculta de micrófonos y cámaras, en los cajones del Ejecutivo socialista. Allí había previsiones de que 2012 volvería a ser un año de recesión y de que el déficit del 6% era una auténtica quimera.

Cierre en el 8,5% de déficit

Muy pronto, Rajoy supo que el país que le había tocado gobernar no tenía posibilidades si cumplía sus promesas. No se había instalado aún en La Moncloa cuando, antes de Nochebuena, el Interventor General del Estado le confesó al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, que el déficit no cerraría el año en el 6% sino en el 8,5%.

«Se lo dije en cuanto me enteré. Y él, Soraya, Guindos y yo nos pusimos a trabajar día y noche en las medidas que permitieran compensar el desvío, la subida del IRPF y el resto de decisiones. Fue un esfuerzo brutal», rememora el ministro. ¿Como se lo tomó Rajoy? « Con bastante serenidad», señala la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal. «Es una suerte tener a una persona con cuajo. Me contó lo que había encontrado y lo que había que hacer «nos voten o no nos voten», me dijo. Fue el momento más difícil». «Desde el primer minuto nos pusimos manos a la obra, había mucho por hacer. No esperamos ni a tener despachos. La primera rueda de prensa la preparamos en una sala de espera. Había que arrancar el programa reformista más ambicioso y más necesario de nuestra democracia», recuerda la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría.

Aquello, fue solo el principio. Desde entonces, Rajoy, dice que vive, como aquella vez le pillaron las cámaras, «en el lío». Una expresión que usa para describir que las alegrías le duran un minuto y los problemas no se acaban nunca . Le ha tocado gobernar y gestionar a la vez. «Tiene el ejercicio más complicado que nunca antes ha tenido un jefe del Gobierno», subraya el ministro de Educación, José Ignacio Wert.

Jornadas maratonianas

Sus jornadas de trabajo son maratonianas. Se levanta cada mañana sobre las siete para hacer ejercicio y estar en su despacho sobre las ocho y media. Excepto por el almuerzo, no para hasta las nueve o nueve y media. Intenta cenar y estar luego con su familia pero, a veces, la carga de trabajo es tan intensa que no llega a cenar o regresa al despacho para seguir trabajando. Vive entregado a solucionar la situación financiera . No es economista, ni disfruta con la economía, pero es su prioridad, su piedra de toque convencido de que con ella se arreglarán todos los problemas. Incluyendo el catalán. Un estallido rupturista que no se esperaba. Aun así, le preocupa menos de lo que parece, dicen en su entorno. Cree que se encauzará. Está convencido de que tiene la obligación de encontrar una solución, aseguran.

Ni el camino recorrido hasta ahora ni el que queda por delante es fácil. El desajuste del déficit creció después hasta los 30.000 millones al contabilizar los facturas que las administraciones no habían pagado. Y tan malo como el importe era la realidad que tenía detrás: el gasto fuera de control de las autonomías.

El peor escenario

Las cifras de los ingresos también dejaron de ser reales. El peor de los escenarios se configuró para tener que recortar en recesión, el peor momento para hacerlo. Escogió dos criterios para hacerlo, «equidad y la salvaguarda del Estado del bienestar» , recuerda el presidente del Consejo de Estado, José Manuel Romay Beccaría. Hoy, Rajoy está tranquilo convencido, de que el camino elegido es el correcto. «Está satisfecho por haber resguardado las prioridades sociales irrenunciables y por garantizar que el sistema sanitario siga siendo gratuito», sostiene la ministra de Sanidad, Ana Mato.

Los problemas ajenos al Gobierno y fuera de su control se fueron multiplicando. Las crecientes dudas sobre la irreversibilidad del euro marcaron su cénit ante la inmovilidad de los socios europeos. Los intereses de la deuda española se dispararon. Todos los comodines parecieron fallar cuando la canciller alemana, Angela Merkel, aliada natural de Rajoy, resultó no ser una líder para una Europa, sino una dirigente incapaz de dar un paso que no guste al alemán medio.

España tuvo que solicitar el rescate de sus bancos p ero los mercados siguieron sin calmarse entre el problema griego, la posibilidad de una ruptura del euro y los titubeos de los socios. El presidente tuvo que plantarse en el Consejo Europeo de junio para hacer ver que los problemas de España no podían esperar. Fue entonces cuando consiguió lo impensable meses antes. Un compromiso sobre la irreversibilidad del euro complementado después con un programa de deuda del BCE. ¿Logrará Rajoy esquivar el rescate? Nadie parece conocer la respuesta.

Su secreto es el aguante, sólo el paro amenaza su calma

El BCE ofrece ayuda sin garantías y mientras el presidente tenga dudas, no dará un paso al frente si puede evitarlo. Es su forma de llevar la partida a su terreno . Una táctica, controlar la tensión, que aplica como nadie. «Anímicamente, es el mejor preparado para esta situación en la que hay que aguantar, aguantar y aguantar», dice un asesor. Lo único que amenaza su tranquilidad son las cifras de paro. «Cada vez que suben es un aldabonazo», señala este mismo.

Entretanto, ha impulsado su agenda de reformas. La laboral, nada más llegar a La Moncloa. « Conocía en profundidad las 71 enmiendas que presentamos a la reforma de Zapatero y fueron la base de la que presentamos» señala la ministra de Empleo, Fátima Báñez. También vendrían la Ley de Estabilidad Presupuestaria, la reestructuración financiera; la energética, la educativa, a cada cual más complicada. Y recortes, recortes y más recortes.

En estos 365 días no se ha ahorrado un problema. Dos huelgas generales, la oposición al frente de las manifestaciones, e incluso problemas internos en el PP . «La salida de Esperanza Aguirre y las diferencias por Bolinaga le afectaron», reconocen en su entorno. «Sobre todo porque este último podría haberse evitado», apunta un miembro del Ejecutivo. Coincidió, prácticamente, con la sentencia europea sobre la doctrina Parot. «Aquello cayó como un jarro de agua fría», recuerda el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón. «Solo pensar en cómo podría afectar a las víctimas me provocó el mismo desasosiego que Rajoy me trasladó cuando le comuniqué la noticia. No hubo discusión. El presidente dejó bien claro que no podíamos permitirlo», cuenta.

Ha sido un año de gobernar la realidad, pero el «hacer lo que se debe hacer » no ha acabado. Y a todos los problemas que siguen sin resolver hay que añadir uno más, la comunicación, hasta que cuando se enciendan las cámaras podamos ver al Mariano Rajoy que solo aparece tras los focos.

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