Portugal se enfrenta a su primer examen de la troika después del rescate

Concluido el programa de ajuste financiero , el pasado mes de mayo, Portugal no deja de estar controlado por las instituciones que le prestaron, a lo largo de tres años, un total de 78 mil millones de euros. Hasta que no devuelva la mayor parte de esta cantidad (el 75%), la troika pasará por Lisboa cada seis meses para ver cómo se las arregla el Ejecutivo en solitario. El país vecino liquidará su deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en el 2022 y no será hasta el 2035 cuando acabe de pagar el dinero prestado por Bruselas. En estas misiones participará también el Mecanismo Europeo de Estabilidad (ESM) que se ocupa de analizar si el país está en condiciones de cumplir las obligaciones.

Según ha confirmado el portavoz de los Asuntos Económicos de la Comisión Europea, Simon O´Connor, «se espera que la visita dure cera de una semana». Tiempo en el que se van a debatir temas como los Presupuestos del Estado , las reformas estructurales y el sector financiero, tras el reciente colapso del Banco Espírito Santo . Serán reuniones «coordinadas con el FMI» pero no será «una misión conjunta como ocurrió durante el programa».

Esta visita llega en pleno debate de los Presupuestos del Estado que el Gobierno entregó en el Parlamento el pasado 15 de octubre. El Gobierno espera un déficit presupuestario del 2,7% del PIB en el 2015, dos décimas por encima de lo inicialmente acordado con la troika. Desde Bruselas ya han mostrado su preocupación por la forma en la que el Ejecutivo luso está trabajando para lograr la consolidación presupuestaria. Por ejemplo, no han compensado totalmente una de las últimas medidas rechazadas por el Tribunal Constitucional este verano : el corte definitivo de las pensiones y las reducciones salariales de la función pública.

La troika está igualmente atenta a la forma en que se llevan a cabo las reformas iniciadas los últimos años y las nuevas medidas que el equipo de Pedro Passos Coelho está tomando. Por ejemplo, la subida del salario mínimo nacional a 505 euros , decidido en septiembre y que entró en vigor el 1 de octubre. Decisión que no entusiasmó a Bruselas porque consideran que Portugal debe promover el empleo y la competitividad. Y no se pueden olvidar asuntos pendientes que debe cumplir todavía el Gobierno, como la privatización de la aerolínea lusa TAP, prevista desde 2011 y que no acaba de concretizarse.