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La sombra de la banca china es alargada

Mueve unos 2,8 billones de euros, casi la mitad del PIB del país, según estima su banco central. Un 36% de los créditos sin resolver está fuera de balance

La sombra de la banca china es alargada epa

MAría jesús pérez / javier tahiri

La existencia de un enorme sistema financiero paralelo en China, que opera al margen de la regulación oficial, es un secreto a voces. Y si bien no es una práctica exclusiva del gigante asiático, el difícil contexto que puede enfrentar la economía china en un momento de desaceleración provoca incertidumbre ante la posibilidad de que la llamada «banca en la sombra» genere un colapso financiero al más puro estilo Lehman Brothers y sin controles que la vigilen.

Pero, ¿qué es la banca en la sombra? A pesar de que el término -acuñado por el economista Paul McCulley- suena como a una opaca actividad al borde de lo ilegal, define las actividades financieras no tradicionales que son menos reguladas y, por tanto, que conllevan más riesgo que las de la banca tradicional. Capital riesgo, fondos buitre o «hedge funds» son algunos de los instrumentos que forman parte de estas operaciones que suponen una alternativa a la financiación bancaria. Pero, en el caso de la banca china también es un sistema con cero transparencia en el que el país puede aparcar fuera de sus balances un riesgo sistémico gigantesco, dicen los expertos,

Al igual que ocurre con la economía sumergida, los datos reales sobre este sistema en la sombra no se conocen, pero las estimaciones sobre su tamaño son alarmantes. Según datos del Banco Central de China, esta actividad mueve 2,8 billones de euros, casi la mitad de su Producto Interior Bruto, algo más de 6,7 billones en 2013. Sin embargo, el profesor Oliver Rui, experto en finanzas del país, estima que esta cifra podría alcanzar los 4,8 billones.

El origen de la incertidumbre sobre el gigante asiático comenzó en enero, cuando el «China Credit Trust», un fondo no bancario «en la sombra», se declaró en quiebra. La nueva política del Gobierno chino, que otorga más protagonismo al mercado, parecía encaminada a dejar caer la entidad y así dar una lección al sector financiero no bancario del país, lo que encendió las alarmas ante el riesgo de impago a inversores.

Finalmente, la intervención de las autoridades chinas y las presiones sobre los gestores de la banca pública ICBC (Banco Industrial y Comercial de China) han posibilitado la concesión de un rescate. En el fondo no se trata de un problema de dimensión monetaria, ya que involucraba una inversión de solo 363,5 millones de euros. Pero la preocupación sobre cuál es el nivel que han alcanzado estas finanzas fuera de balance en los últimos años en China, después de años de aumento del endeudamiento empresarial del país, ha incrementado la desconfianza en un momento en el que el país encara la desaceleración de su crecimiento. Lo que podría provocar nuevos problemas de liquidez.

La agencia de calificación Fitch asegura además que esta banca «subterránea» china está fuera de control porque el 36% de los créditos pendientes de pago, unos 4,2 billones de euros, no pertenece a la cartera de los bancos tradicionales. Asimismo, de este montante, 1,5 billones se hallan en fondos de gestión que han invertido con fines especulativos en la gigantesca burbuja inmobiliaria china, que en los últimos años ha crecido al amparo de los fondos públicos controlados por los gobiernos locales, financiados con préstamos bancarios.

Los bancos en la sombra, que son muy populares en Estados Unidos donde son vistos como un lugar seguro para aparcar efectivo durante episodios de volatilidad, actúan de múltiples maneras, desde préstamos personales hasta productos sofisticados titulizados, acuerdos de recompra (repos) y fondos en los mercados monetarios. Su ventaja es que no están sujetos a controles de capital, lo que les permite prestar ese dinero que toman a corto al precio que consideren sin tener que destinarlo a mejorar su nivel de solvencia. No obstante, al no poder manejar depósitos bancarios tradicionales, no tienen acceso a la liquidez provista por la ventanilla de los bancos centrales.

En todo el mundo la llamada banca en la sombra movió 71 billones de dólares (51,7 billones de euros) a cierre de 2012, según el último informe del Comité de Estabilidad Financiera (FSB, por sus siglas en inglés). Ello representa en torno al 24% del conjunto del sistema financiero y la mitad de los activos de la banca. Pero ya son varias las voces de autoridades internacionales que advierten de la necesidad de controles más estrictos, dada su relación causa-efecto que se vivió con la caída de Lehman Brothers, tras la comercialización masiva de productos de alto riesgo y el posterior estallido de la crisis financiera mundial en 2008.

Los reguladores han reconocido también que deben tomar cartas sobre el asunto del sector bancario en la sombra como parte de la reforma global del sistema financiero. Pero apenas se han logrado progresos y este sector está creciendo cada día más, lo que podría estar sembrando la semilla de la próxima crisis financiera.

Semilla de otra crisis

Lo que sucedió con China Credit Trust podría ser un precedente peligroso para el maremágnum de productos que se mueven en el mercado asiático con similares características y que forman parte de esa burbuja creada por el sistema bancario en la sombra.

Por ello, preocupa, y mucho, que cada vez sea más rápida la expansión de la banca en la sombra en China al calor del crecimiento inmobiliario y de los negocios de pequeñas empresas que también acuden a estas entidades financieras. De hecho, ha trascendido el hecho de que el Gobierno de Pekín reconoce que el sector en la sombra ha alcanzado una escala que puede minar el crecimiento económico.

«Es un sistema que está creciendo a una velocidad descomunal y está mucho menos regulado. Muchos de sus productos financieros son extremadamente opacos. No los entienden ni los reguladores, ni los bancos ni los mismos clientes. Supone un riesgo indudable», explica Hong Bo, especialista en finanzas de la Escuela de Estudios Asiáticos y Africanos de la Universidad de Londres.

En el caso de China, el temor de los analistas financieros es que estos bancos paralelos no regulados podrían terminar por desencadenar burbujas de crédito. Y es que conviene recordar que el estallido financiero mundial de 2008 estuvo precedido de una explosión similar de oscuros productos financieros que nadie comprendía.

¿Es esto lo que se ve venir en China? Al igual que ocurrió en España durante la pasada década, en China hay costosísimas infraestructuras públicas sin utilizar y auténticas «ciudades fantasma» como la famosa urbanización de «El Pocero» en la localidad toledana de Seseña. Y como muestra, un botón. Desde ese año, el crédito total en China ha pasado de 6,8 billones de euros a 17 billones, asfixiando a los gobiernos locales, que acumulan deudas por valor de 1,5 billones de euros.

Esta situación les llevó a endeudarse más, y a pedir más préstamos para pagar los intereses. Una situación similar para las empresas domésticas del gigante asiático, cuyos ingresos han ido mermando paulatinamente por la caída de las exportaciones.

El problema reside en que como los grandes bancos chinos prestan su dinero a los gobiernos locales y a las multinacionales estatales, las pequeñas y medianas compañías se han visto obligadas a acudir en masa a la financiación de la banca en la sombra, que cobra intereses superiores al 15%, frente a la media del 6% de la, digamos, regulada. Un dinero que, hoy, tienen que devolver.

Para regularizar la situación, el Banco Central de China decidió al principio no inyectar dinero en el sistema financiero cuando los bancos se quedaron sin crédito, pero finalmente se vio obligado a destinar 6.200 millones para controlar los préstamos interbancarios.

Pero lo que más preocupa al Gobierno chino es qué pasará si China sigue reduciendo su crecimiento al ritmo actual . Los bancos tendrían que hacer frente a sus balances de créditos impagados. Estaríamos además ante millones de pequeños empresarios y particulares que pidieron dinero prestado a un tipo de interés muy alto a estos bancos en la sombra, y que no podrán pagarlo. Perderán sus negocios, sus ahorros, y serán acosados por aquellos que les prestaron el dinero. El drama económico y social, aumentando el desempleo, en China será enorme.

En definitiva, la banca en la sombra no es el único problema del país, sino el clima económico que encara el país asiático en los próximos años. «En Europa y EE.UU., la preocupación sobre esta banca no es la misma que en China por su distinta situación económica. En China hay una inflación importante y se han podido formar burbujas de financiación ; en Europa la inflación y el crecimiento son bajos y el riesgo de colapso es mucho menor», zanja Robert Tornabell, profesor de banca de Esade Business School.

ELABORADO CON DATOS DE PABLO M. DÍEZ, CORRESPONSAL EN PEKÍN

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