Hamaquero, el sacrificado trabajo «playero» para confort de los turistas
Muchos jóvenes buscan en las playas un trabajo de verano

Cuando Roberto Bolaño escribía en Blanes (Gerona) una de sus famosas novelas, dibujó a uno de sus personajes secundarios como un trabajador que se pasaba los días colocando y recolocando los patinetes de la playa . El propio Bolaño, por boca del protagonista, se preguntaba qué haría ese pobre señor el resto del verano, cuando los turistas se van y la playa queda desierta.
El pasado domingo iniciábamos desde ABC.es una serie de reportajes sobre los trabajos de verano . Socorristas, monitores o retenes forestales que ven como en los meses estivales se dispara su demanda. Hoy nos centraremos en los hamaqueros , esos –jóvenes en su mayoría– que se quedan sin vacaciones para que nuestra estancia en la playa sea aún más confortable .
El personaje del que hablaba Bolaño trabaja solitario en su propio negocio. Una especie de autónomo de la playa . En la realidad actual, los trabajadores que ofrecen servicios costeros (hamacas, barcas...) son empleados a cuenta ajena . Trabajan para una empresa que ha conseguido la subcontratación de esos recursos.
Lo ayuntamientos, pieza clave
La mayoría de ayuntamientos costeros publican en sus presupuestos los precios de los lotes que ofrecen a las empresas para su explotación. En estos «paquetes» están los principales servicios que luego vemos en las playas. Así, hay ayuntamientos que ofertan desde la explotación de « 140 hamacas, 70 sombrillas y 4 velomares » hasta «40 hamacas, 20 sombrillas, un quiosco bar de 20 metros cuadrados y 10 kayacs». Los precios de una localidad a otra varían mucho. Por ejemplo, los dos lotes expuestos anteriormente cuestan inicialmente 50.000 euros y 8.000 euros respectivamente en distintas playas y calas de Menorca .
Pero tras todo esto queda el trabajador . El joven que se ve en la necesidad de pasar el verano atendiendo a los turistas en lugar de disfrutar la playa como uno más. En Benidorm encontramos a uno de estos jóvenes. Cuenta, mientras recoge las hamacas de todo el día, que es un trabajo duro y sacrificado, pero que a cambio «conoce gente y el sueldo no está mal» –aunque no quiere hablar ni de su sueldo ni de cómo le trata la empresa concesionaria–, que últimamente se ha visto enfrentada con el ayuntamiento .
El dinero es uno de los atractivos, pero no puede ser el único. Muchos de estos jóvenes echan más de 12 horas al día . No están siempre a pie de playa, muchas veces consiste en llegar por la mañana, colocar las hamacas, estar unas cuantas horas esperando que se llenen los sitios, cobrar a los clientes (cuatro euros por hamaca y cuatro por sombrilla de media), estar atento a que nadie entre o se meta en tu zona y atender a los clientes . Y luego vuelta a recogerlo todo, para al día siguiente, antes de las ocho, tener montado todo de nuevo y volver a empezar. Y así los siete días de la semana.
Licencias e ilegales
En el pasado, solía haber trabajadores autónomos que obtenían la licencia del ayuntamiento y ocupaban las playas ofreciendo su trabajo y sus servicios. La realidad actual es diferente es casi toda las playas. Los hamaqueros o «playeros» suelen trabajar para una empresa concesionaria que contrata los empleados que requieran para cada temporada. Es difícil encontrar en las playas de los municipios turísticos importantes trabajadores por cuenta ajena que operen con licencias del ayuntamiento. Lo más que suele haber son los clásicos vendedores de agua, refrescos y cervezas que bajo su habitual cantinela recorren de norte a sur y de este a oeste la arena, la mayoría de los casos sin permisos.
Luego existe la alternativa de los ayuntamientos. Muchos consistorios gestionan directamente sus playas con empleados públicos. Aunque son los menos; el dinero que ingresan directamente por conceder la concesión es mejor que la gestión directa . El problema es cuando se cuelan los ilegales. En playas como la de Benidorm, propietarios de locales cercanos denuncian que muchos vendedores ambulantes actúan sin licencia.
Otra opción es trabajar para hoteles de lujo que cuentan con su servicio propio de hamacas, tanto en la playa como en su piscina, aunque no hay muchos en España, ya que la ordenación de costas estipula que el suelo de la playa es bien público, lo que complica que los hoteles obtengan los permisos. Los trabajadores que gestionan el uso de hamacas en estos hoteles suelen ser unos empleados más, con el «mismo régimen que otro trabajador temporal que contraten para reforzar la temporada estival».
Formación y contratación
Gestionar hamacas en la playa no exige ninguna formación previa, igual que tampoco lo requiere ser dependiente de una tienda . Y es que el funcionamiento es similar; al fin y al cabo se trata de gestionar las zonas de sombra y atender al público. La contratación es igual de « sencilla »: dejar tu currículo en la empresa que haya sido la adjudicataria de la concesión –o en el ayuntamiento si es de gestión directa– y tener la suerte de pasar el proceso de selección y ser contratado.
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