El pueblo que pintó sus escaparates para recibir al G-8
Ante la inminente visita de los líderes mundiales, Irlanda del Norte trata de disimular los rigores de la crisis con pegatinas en los escaparates y pinturas

Hace más de 200 años el mariscal ruso Grigori Potemkin dio nombre a las «villas Potemkin», poblaciones artificiales erigidas para la ocasión, torpes aspavientos de (fingida) opulencia. Después de cuatro años de ocupación del imperio de los zares de Crimea, Potemkin quería mostrar a Catalina II los signos de progreso y bienestar cosechados tras la expulsión de los turcos. Pero había un pequeño problema: no existía tal prosperidad. Era difícil encontrar un rincón en los pueblos de la región que no reflejara suciedad y miseria. Con la excusa de buscar un sitio elevado desde el que contemplarlos en su plenitud, el mariscal llevó a la zarina a lo alto de una colina, desde la que se podían contemplar aldeas formadas por edificios huecos, armazones ensambladas para la ocasión que incluso se podían desmontar y reconstruir siguiendo el paso de la comitiva real.
Han pasado más de 200 años, pero ha nacido un nuevo pueblo Potemkin. Esta vez, en Irlanda del Norte. Ante la inminente visita de los líderes del G-8 , que durante los días 17 y el 18 de este mes se hospedarán en el hotel de cinco estrellas y «golf resort» Lough Erne , las autoridades de las poblaciones que atravesarán Obama, Merkel y compañía han decidido poner en marcha una estrategia para disimular los sinsabores de la crisis: han ocultado edificios abandonados tras grandes carteles y en algunos establecimientos (como la carnicería de la fotografía) han pegado pegatinas en las que se representan estantes rebosantes, mostradores repletos de productos prohibitivos, según Reuters .
«¿Dónde podrías ver a un negocio lucir de forma parecida en Irlanda del Norte? Esto más bien parece Chelsea (el rico barrio londinense)», bromea Kevin Maguire, un desempleado de 62 años de Belcoo, una de las ciudades norirlandesas que se ha sometido a lo que denomina « cirugía estética para problemas profundos ».
No muy lejos de la «boyante» carnicería un local, ha sido «reformado» para que parezca un negocio de venta de material de oficina. El diario « Irish Times » asegura que en el condado de Fermanagh se han destinado cientos de miles de dólares para «maquillar» más de 100 edificios .
No todos ven, sin embargo, en este «lavado de cara» un cambio sin beneficio palpable. Un vecino aseguró al rotativo irlandés que jamás había visto a los pintores del pueblo con tal carga de trabajo. Pero los habitantes del condado no vaticinan que sus frutos se prolonguen demasiado en el tiempo, una vez que los ocho países más ricos del mundo abandonen el lujoso hotel. Como sucedía en las aldeas de Potemkin, el paso de la zarina no dejaba más que una estela de planchas de madera apiladas. «¿Cómo se van a ver estas tiendas dentro de seis meses?", señala a Reuters Jim Leonard, un obrero desempleado de 50 años. « Todo esto será tan sólo papel pintado que arrastrará el viento por las calles del pueblo».
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