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110 motivos para admirar a españa

Un Estado y una economía con seguro a todo riesgo

Catástrofes financieras y naturales revelan el papel protector de las aseguradoras

Un Estado y una economía con seguro a todo riesgo abc

MONCHO VELOSO

Raimundo Poveda describía el sistema financiero español meses antes de que la banca recibiese oxígeno de Bruselas como «un enfermo que espera la amarga medicina de un rescate». Seguramente el exdirector de regulación financiera del Banco de España no incluía en su frase a las compañías de seguros. Parte de ese sistema, pero siempre a la sombra de bancos y cajas, las aseguradoras han capeado la crisis y muestran una salud de hierro.

Y aunque las embestidas –menos ahorro familiar, más IVA, competencia bancaria– han sido de aúpa, el sector se revela como una garantía para el país en estos tiempos de zozobra. Que se lo pregunten al Estado: las aseguradoras elevaron sus compras de deuda pública española en los últimos cuatro años un 130% y son ya el tercer inversor del Tesoro. Lo son a largo plazo, no con fines especulativos. «Están financiando la economía y contribuyendo al desarrollo del país», destacaba el director general de ICEA, José Antonio Sánchez, al dar esas cifras. O que se lo pregunten a la banca. Diez aseguradoras han aportado 127 millones a la creación del banco malo con el que desenladrillar los balances bancarios.

Si en un algún momento se hacen esenciales esas compañías es en las catástrofes. Tras el terremoto que sacudió Lorca en 2011 desplegaron sobre el terreno 200 peritos, tramitaron 31.000 expedientes y el Consorcio de Compensación de Seguros costeó indemnizaciones por 400 millones.

«No provocamos las crisis, ayudamos a resolverlas», dice Henri de Castries, presidente y consejero delegado de AXA. Quizá por su estabilidad: sus ganancias ni se disparan en años de bonanza ni se desploman en vacas flacas. Y eso no está reñido con ser rentable. El sector facturó 57.381 millones en primas en 2012, un tímido 3% menos que cuatro años antes. Mueve el 6% de la economía española. «Es el único con un peso relativo en el PIB que apenas ha destruido empleo en estos cinco años», apuntaba el socio de Deloitte Francisco Celma en el XIX Encuentro del Sector Asegurador de ABC.

El que hay –más de 100.000 empleos– es de calidad. «El 97,6% de los integrantes de las plantillas de las compañías tienen contratos indefinidos, con una duración media en su puesto de más de doce años», decía la presidenta de la patronal (Unespa), Pilar González de Frutos. «El sector no sólo no es responsable de la crisis, sino que ha contribuido a minimizar su impacto social, creando empleo y contribuyendo al desarrollo de la sociedad», dice el presidente de Mapfre, Antonio Huertas.

Su importancia podría ser definitiva en el futuro de las pensiones públicas, cuya sostenibilidad ha puesto en entredicho esta tozuda recesión. «La crisis ha demostrado la necesidad de preparar el futuro y también la fortaleza del sector asegurador», dice el consejero delegado de AXA España, Jean Paul-Rignault, partidario como el resto de aseguradoras, porque es parte del negocio, de la colaboración público-privada.

Seguros desde el «Gran crac»

«El sector asegurador español se ha mostrado capaz de crecer en momentos de crisis, y confiamos en que seguiremos contribuyendo positivamente a la evolución de la economía y la estabilidad financiera, como hemos venido haciendo hasta ahora», añade el presidente de Mutua Madrileña, Ignacio Garralda. Valga de ejemplo que tanto Mapfre como Mutua, líderes del mercado español, nacieron en plena Gran Depresión.

Mapfre cumple hoy 80 años. Un grupo de propietarios agrícolas creó en 1933 la Mutualidad de Seguros de la Agrupación de Propietarios de Fincas Rústicas de España para asegurar a agricultores y dueños de propiedades. Luego se abrió a todas las personas y empresas y fue incorporando el resto de ramos. En los 70 saltó a Iberoamérica, donde es ya la segunda aseguradora, y en 2007, en pleno proceso de desmutualización, debutó en Bolsa.

Hoy es la primera aseguradora del país y una multinacional presente en 46 países con 35.000 empleados, 23 millones de asegurados y una facturación superior a los 25.000 millones de euros. «Nuestro reto es convertirnos en una aseguradora global con una estructura cada vez más flexible y eficiente, que impulse el crecimiento, manteniendo nuestra sólida cultura corporativa y estableciendo una relación duradera con todos nuestros stakeholders basada en la confianza», explica Huertas.

Los años del «Crac del 29» vieron nacer también a Mutua, que inicialmente operaba sólo como aseguradora de automóviles en la capital del país. Dio un volantazo en 2002 adentrándose en los ramos de vida, salud, defensa jurídica, hogar, decesos, enfermedad, asistencia, subsidio y accidentes. Su gran salto se produjo hace dos años al comprar el 50% de SegurCaixa Adeslas, siendo ya el primer operador de salud. Ahora, la tercera aseguradora nacional, con más de dos millones de mutualistas y una facturación de 3.645 millones, prepara su salida al exterior vía Iberoamérica. «Mutua está preparada para afrontar inversiones con las que poder expandir su modelo de negocio, tanto dentro como fuera de España, contribuyendo a que se recupere la confianza en la economía española», dice Garralda.

El seguro afronta importantes retos regulatorios y de consolidación, con fusiones esperadas pero que aún no se han dado. No será, según el sector, un proceso traumático como el de la banca. Quizá por eso María Dolores Dancausa, consejera delegada de Bankinter, adonde llegó desde Línea Directa, suele decir que la banca tiene mucho que aprender del sector asegurador.

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