El BCE busca alternativas para evitar la trampa de liquidez
Los Bancos Centrales han activado las máquinas de su política monetaria pero la economía sigue sin reaccionar

Tarde, a regañadientes y cuando los efectos positivos estaban ya descontados. Cuando era ya previsible y tras más de un año de espera el Banco Central Europeo (BCE) acometió el pasado 2 de mayo la bajada de los tipos de interés hasta el 0,5% , un nuevo mínimo historico. El mercado lo esperaba, los analistas lo demandaban... pero la economía no lo notará. Con el euribor marcando mínimos inferiores a los tipos de interés, será difícil que las familias con una hipoteca perciban grandes cambios. Era, no obstante, la decisión más esperada en política monetaria. El BCE no rebajaba el precio del dinero desde julio de 2012, cuando lo rebajó otro cuartillo hasta dejarlo en el 0,75%.
Además, el BCE se asoma al escenario que el economista británico John Maynard Keynes definió como la trampa de liquidez : lo que define a ese escenario es que ni siquiera los tipos al cero son suficientes para que la liquidez reactive la economía. El BCE aún tiene margen, pero los analistas consultados por ABC estiman que debe poner medidas adicionales encima de la mesa si no quiere caer en ese escenario. El límite inferior está muy cerca y la economía sigue sin responder. Todo apunta a que la entidad dirigida por Mario Draghi mantendrá la senda bajista en los tipos. Pero la decisión, alcanzada por consenso pero no por unanimidad, puede dilatarse en el tiempo. Sin embargo, no parece que exista riesgo de que emprenda el camino contrario, todavía amedrentado por el error que cometió en julio de 2008, cuando subió los tipos por encima del 4%, temerosos de unos inexistentes temores de inflación.
En ese sentido, en su última rueda de prensa celebrada en Bratislava, Draghi anunció, que mantendría la la barra de liquidez para la banca hasta la segunda mitad de 2014. Las entidades financieras no tendrán escasez de liquidez, pero no se ha conseguido que vuelva a fluir el crédito hacia la economía real.
Y eso que el tipo de la facilidad de deposito permanece anclado en el 0%. Esto es, la rentabilidad que ofrece el Banco Central a las entidades financieras por depositar el dinero en la institución. En parte, porque en un escenario todavía atenazado por la incertidumbre, no quieren prestar. Por eso, cobra cada vez más fuerza la idea de llevar ese tipo a niveles negativos, es decir, que la entidad emisora cobre a las entidades que depositen allí sus fondos. La medida incentivaría a las entidades a hacer algo diferente con ese dinero. Confiando en que lo destinasen al crédito a las Pymes.
Otra de las propuestas que señalan los expertos es que el BCE reactive su compra de cédulas hipotecarias. El programa lleva un año estancado y solo ha comprado 65.000 millones de euros desde 2009. Algo que contrasta con los 40.000 millones de dólares al mes que compra la Reserva Federal estadounidense (FED) o con los 1,2 billones de euros que el Banco de Japón inyectará en la economía en los dos próximos años.
En el aparente paso atrás de las instituciones europeas en su afán de no exigir más que políticas reestrictivas como receta para salir de la crisis, parece que un papel más activo del BCE se encuentra encima de la mesa. Llegando a plantearse la compra de activos financieros a la banca o la necesidad de estrechar los vínculos con el Banco Europeo de Inversiones (BEI), cuyo papel se presenta fundamental para financiar a las Pymes .
Aunque deben combinarse con otras medidas, las bajadas de tipos deben continuar ante la inexistencia de riesgos de inflación. El propio Draghi confirmó que esos riesgos estaban «firmemente anclados». Algunos economistas apuntan además que una política inflacionaria incrementaría el PIB y los ingresos fiscal es, lo que ayudaría a reducir una deuda que paga tipos fijos. Reduciría el esfuerzo. Por otro lado, este descenso en los tipos podría rebajar la apreciación del euro, lo que beneficiaría las exportaciones europeas.
Todas esas políticas se complementarían con la dotación final de nuevas funciones para el BCE como supervisor único . Yves Mersch, miembro del consejo de Gobierno de la entidad emisora dijo recientemente que «todavía quedan herramientas. No somos un tigre sin dientes». Draghi tiene que demostrarlo. O eso, o la trampa de liquidez.
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