Un año de Bankia pública
La entidad ha entrado en beneficios y adelgazado su consejo, aunque tiene pendiente culminar la compensación por las preferentes

Un año después del mayor hundimiento de la banca española , la nacionalización de Bankia sigue arrojando más interrogantes que certezas. La atropellada renuncia de su entonces presidente , Rodrigo Rato, no sólo trajo consigo el multimillonario rescate de la entidad, que arrojó unas necesidades de 23.500 millones de euros públicos. Detrás vino también la concesión de un crédito europeo de hasta 100.000 millones para sanear al conjunto del sector, el estallido de una crisis social por la masiva comercialización de las preferentes, las pérdidas de casi el 100% de la inversión para los miles de accionistas minoritarios que confiaron en la salida a Bolsa de la entidad y la investigación del caso por la Audiencia Nacional.
Ahora, con José Ignacio Goirigolzarri a los mandos, el banco ha recibido 17.960 millones de euros y ha logrado ofrecer sus primeros beneficios al mercado. En el primer trimestre de este año, el grupo ganó 177 millones de euros y generó otros 600 más de capital. Bankia, en solitario, registró un beneficio de 74 millones, entre enero y marzo, tras haber registrado pérdidas de 18.306 millones en 2012. Pero el proceso de recapitalización aún no ha terminado. La entidad debe acometer a finales de mes la segunda de sus ampliaciones de capital contempladas en el proceso de reestructuración, además de zanjar la que probablemente sea su tarea más espinosa: buscar una salida satisfactoria para los preferentistas afectados por la mala comercializacion de estos productos.
Bankia ha comenzado un proceso de arbitraje para sus híbridos del que ya se han recibido 29.095 peticiones de clientes . Los comercializaron a unos 300.000 afectados. Y aunque esta vía, avalada también por el Gobierno, promete ser el camino de recuperación de los ahorros de buena parte de los afectados, también puede comprometer los planes de Goirigolzarri. O al menos retrasarlos. La factura que finalmente se desprenda de los arbitrajes minorará directamente el capital de la entidad y amenaza con retrasar la devolución de las ayudas públicas recibidas. El impacto de este desembolso imprevisto dependerá de dos factores: el montante de las preferentes que el arbitraje decida que fueron mal comercializadas y la capacidad de aguante del colchón de capital de la entidad financiera.
Bankia tiene en torno a 6.000 millones de euros comercializados en preferentes. Y su ratio de capital se sitúa en torno al 9,5%, lo que supone un exceso de medio punto sobre el mínimo legal (fijado en el 9%). Este extra se traduce en unos 300 millones de euros de colchón, a los que hay que sumar los beneficios que espera obtener a partir de este año (en torno a 800 millones) y la reducción de activos, que también minora la necesidad de capital. Un margen que muchos analistas consideran escaso, dado que incluso el Banco de España ha avisado de que los beneficios de las entidades volverán a resentirse este año por la necesidad de dotar nuevas provisiones.
No obstante, el balance de estos años arroja también aspectos positivos. Especialmente en materia de gobierno corporativo. La sociedad ha reducido de 1.000 a 300 los consejeros que le representan, lo que supone un ahorro de siete millones de euros al año, y una evidencia más de los excesos de los años de vacas gordas.
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