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Chipre y la UE alcanzan un principio de acuerdo para el rescate del país

El principio de acuerdo contempla una inyección de 10.000 millones de euros y exige la desaparición del segundo banco del país. Anastasiades accede a echar sobre los hombros de los grandes inversores extranjeros el peso de salvar su economía

Chipre y la UE alcanzan un principio de acuerdo para el rescate del país EFE

ENRIQUE SERBETO

Retrasos sucesivos y tensión hasta el último momento. Las negociaciones cruciales entre Chipre y la troika retrasaron la reunión extraordinaria de los ministros de Economía de la zona euro , la última oportunidad de evitar un terremoto en las finanzas europeas. El acuerdo alcanzado a última hora de ayer, madrugada de este lunes, prevé que sean los titulares de depósitos superiores a 100.000 euros quienes asuman el coste del rescate, pero sin introducción de tasas como se había pensando inicialmente, sino sencillamente con una quita impuesta.

El Banco de Chipre, el primero del país, no desaparece, pero los titulares de cuentas de más de 100.000 euros perderán el 40% de su valor; mientras que la segunda entidad, el banco Laiki, será cerrado, con lo que las cuentas con grandes sumas también sufrirán pérdidas considerables. En ambos casos, se preservan los intereses de los pequeños ahorradores, que no estarán sometidos a ninguna medida fiscal. Se impone todo el peso de la operación sobre el patrimonio de los inversores no residentes, rusos en su mayoría. Las deudas del Laiki ascienden a unos 9.500 millones, es decir, la mitad del agujero del sistema financiero chipriota; prácticamente equivale al préstamo que Europa está dispuesta a conceder al Gobierno de la isla. Con su desaparición se produce una mutilación importante del sistema financiero chipriota, otro de los objetivos de la UE.

El núcleo de las negociaciones se llevó a cabo antes de la reunión formal del eurogrupo, entre al presidente de Chipre, Nicos Anastasiades y los responsables de las principales instituciones que van a financiar el rescate, Herman Van Rompuy y José Manuel Durao Barroso por parte de la UE; Mario Draghi, el presidente del Banco Central Europeo, y la responsable del Fondo Monetario Internacional Chistine Lagarde. Con esta última se prodijeron las mayores tensiones, hasta el punto de que Anastasiades llegó a acusar a la francesa de estar intentando provocar su dimisión, según confirmaron diversas fuentes del entorno de las negociaciones. El presidente chipriota fue elegido en febrero, precisamente con la misión de gestionar el rescate que se sabía desde hace tiempo inevitable, puesto que su predecesor, Dimitris Christofias, se negó a asumirlo durante todo su mandato.

Fuentes chipriotas estuvieron quejándose desde el inicio de las negociaciones de que el FMI «impone una nueva condición cada cinco minutos», pero una vez que se superaron los obstáculos con la institución internacional, se convocó a los ministros para invitarles a dar su visto bueno a la combinación acordada previamente.

Como dijo a su entrada el ministro francés de Economía Pierre Moscovici, «el diablo está en los detalles» y aunque todos daban por hecho que la reunión no tenía más remedio que terminar con una salida a la crisis, sobre la mesa han aparecido más detalles y más diablos, incluso en puntos que parecían cerrados, como el de la transferencia a Grecia de las sucursales de los bancos chipriotas en aquel país.

Para facilitar incluso el automatismo de la aprobación del plan de Bruselas por parte del Parlamento chipriota, el presidente Anastasiades se había traído a la capital comunitaria incluso a los presidentes de varios grupos parlamentarios, para poder consultar sobre la marcha los detalles que pueden ser o no aceptables para ellos, puesto que todo lo acordado en el Eurogrupo debe ser después ratificado por el parlamento chipriota.

El principal temor era llegar al lunes y a la apertura de los mercados con una situación todavía incierta sobre el futuro de Chipre. Hasta el ministro español Luis de Guindos tuvo que admitir a su llegada al edificio del Consejo que «si el Eurogrupo no es capaz de tomar una decisión concluyente pueden producirse situaciones indeseables para el conjunto de la Unión».

En estas negociaciones, Chipre ha jugado varias veces a la confusión anunciando que había un acuerdo para el rescate, para tratar de forzarlo cuando no era cierto que se hubiera acordado nada, la última vez el sábado por la noche, lo que no ha favorecido el ambiente de las negociaciones.

El poderoso ministro alemán Wolfgang Schaeuble ya les advirtió claramente al llegar diciendo que de nada sirve la voluntad de concertar una fórmula para salir de la crisis, si el gobierno chipriota se empeña en no hacer caso de los márgenes que exigen las reglas de la zona euro. «Queremos hacer todo lo posible para llegar a un acuerdo, pero todo está en manos de los chipriotas» dijo el representante de la canciller Angela Merkel.

Los límites que cualquier solución tiene que respetar incluyen que no afecte a los depósitos interiores de 100.000 euros y que el conjunto de la ayuda exterior que reciba Chipre no sobrepase los 10.000 millones, para que el peso de su deuda sea sostenible, es decir, que se mantenga dentro de un margen que permita creer que será pagada algún día. En todo caso, cuando los ministros entraron en la reunión ya sabían que era imposible salir sin un acuerdo. El plazo del BCE para cortar la liquidez a Chipre era un limite al que la UE no había llegado nunca antes en su historia.

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