análisis
Londres, aislada ante la rebelión europea contra los «megabonus» de los banqueros
Tras la derrota en el Ecofin por 26 a 1, un gobierno británico aislado intentará limitar en la letra pequeña una reforma financiera sobre la que echa pestes la City londinenses

Las islas británicas vuelven a estar aisladas, al menos en lo que a la construcción de una unión bancaria y fiscal en la UE se refiere. Los ministros de Economía y Finanzas de los 27 han dado este martes , con la única oposición del Reino Unido, la luz verde a la cuarta directiva sobre requisitos de capital en el sector bancario, una importante reforma que impone fuertes límites a los bonus de los banqueros. «No puedo apoyar la propuesta sobre la mesa», dijo el canciller británico, George Osborne. Y no lo hizo. Pero esta vez la negativa británica no impidió un acuerdo en la mesa europea que afecta, sobre todo, al sector bancario londinense.
Los límites a los bonus podrían afectar a 5.000 banqueros en LondresLondres saborea así la amarga realidad de haber perdido la capacidad de bloqueo en el ámbito de los servicios financieros, un sector clave que aporta el 10% del PIB británico. Solo las entidades bancarias instaladas en la capital, principalmente en la City y en Canary Wharf, representan el 5% de la economía de las islas. Algunos cálculos estiman que la limitación del salario variable a nivel europeo afectará a unos 5.000 banqueros afincados en Londres.
« Tendrá un efecto perverso, empujará los salarios al alza, hará más difícil retener los bonus de los banqueros cuando las cosas van mal , y hará más difícil que paguen los bancos y los banqueros cuando se cometen errores, y no el contribuyente», explicó Osborne a sus colegas. Pero el comisario europeo del ramo, el francés Michel Barnier, le dio una réplica contundente al debate: «Ya basta, los límites están fijados». Si se mantienen los términos del acuerdo, como se prevé, los bancos solo podrán conceder un bonus equivalente al salario de sus empleados, o al doble de su sueldo con un acuerdo al respecto de una mayoría del accionariado, que tendrán voz directa por primera vez en la determinación del salario variable de los directivos.
Un sector regado en bonus
El sector financiero es, con diferencia, el que mayores bonus recibe. El empleado medio suele tener un 30% de remuneración variable. Según cifras oficiales de 2011-2012, el bonus medio entre los empleados de la City fue de 14.000 euros , frente a algo menos de 2.000 de media en el sector privado británico en general, según cifras del Data Blog de «The Guardian». Las cifras representaron una caída del 9% con respecto al año anterior en los variables en las finanzas, un sector que ve sus sistemas de retribución cada vez más regulados desde 2009-2010.
Pero los legisladores europeos, con sus planes de poner coto a estas prácticas, se fijan sobre todo en casos como los 6.000 banqueros de Goldman Sachs en Reino Unido que el mes pasado recibieron de media 290.000 euros de variable , según datos recogidos por « The Independent ». Y, sobre todo, en los supuestos de directivos como António Horta-Osório, consejero delegado del británico Lloyds –entidad nacionalizada en 2009–, que ha recibido un bonus de 1,6 millones de euros, además de un salario en 2012 de 1,1 millones (en un primer momento el banco apuntaba a un variable de casi cinco millones, pero reculó). En España, Emilio Botín ganó el año pasado 1,34 millones de sueldo fijo (igual que en 2011) y su remuneración variable se situó en 1,41 millones, la mitad de los 2,82 millones recibidos el año anterior.
La decisión del martes da curso al acuerdo la semana pasada entre el Consejo de Ministros de la UE y el Parlamento europeo, en calidad de colegisladores comunitarios, y supone la respuesta de los políticos europeos al clima de «vendetta» contra la banca que siguió al «crack» global de 2008. Este estado de opinión limita la capacidad de acción del gobierno británico, que no quiere ser acusado de salvar la cara a un sector al que muchos responsabilizan de la recesión que azota las economías de la zona euro y del Reino Unido.
La decisión del Ecofin tardará meses en materializarse, y su entrada en vigor está prevista en enero de 2014 . Ahora debe primero traducirse en un borrador de directiva acordado con la Eurocámara, que tiene previsto someterlo a votación en abril-mayo. Un proceso de ajuste fino legislativo que abre la puerta a introducir compensaciones a la solitaria Gran Bretaña. El ministro irlandés de Finanzas, Michael Noonan, presidente del Consejo por rotación, ya aclaró el martes que «el margen para más negociaciones es estrecho». Pero Reino Unido se aferra a la voluntad expresada por Alemania de no dejarles solos: «Es en el interés de Europa que Gran Bretaña esté en el acuerdo», aseguró el titular de Finanzas del gobierno Merkel, Wolfgang Schäuble. «Espero que aprovechemos el limitado margen de los detalles técnicos para que no tengamos que decidir por mayoría cualificada», decía el martes.
«Nos preocupa que podamos seguir atrayendo y reteniendo talento», dice un directivoReino Unido tiene pocas opciones. Podría intentar limitar el número de banqueros afectados e intentar reducirlo a los niveles más altos de cada entidad. No está claro que el ámbito de aplicación de la directiva sea, en este punto, la definición de la Autoridad Bancaria Europea (ABE, con sede en Londres), que habla de «decisores clave sobre riesgos», un concepto que, en cualquier caso, la misma ABE quiere ampliar, y que afectaría a los 500 puestos más altos del escalafón en los diez bancos más importantes.
Otro de los puntos de fricción para Gran Bretaña es que la directiva se aplicaría al personal en el extranjero de los bancos europeos. «Somos un banco global con el 97% de nuestro personal fuera de la UE, y nos preocupa que podamos seguir siendo competitivos en atraer y retener talento», explicaba recientemente a Reuters Peter Sands, consejero delegado de la entidad británica Standard Chartered. En el gobierno británico preocupa que bancos globales con sede en Londres, como HSBC, se vean tentados de instalarse en otras jurisdicciones, como Singapur, Hong Kong o Nueva York, con menos restricciones.
Al gobierno de David Cameron le queda intentar desarrollar un último resquicio, una disposición que permite sustraer de los límites contemplados –esa ratio de 1:1 entre sueldo fijo y variable, 2:1 con acuerdo de los accionistas– hasta un cuarto del variable si se condiciona a objetivos de desempeño en cinco años. Asegurando así la fidelidad de los empleados, y desactivando perversos incentivos cortoplacistas, los bonus podrían seguir siendo muy superiores a lo que contempla la directiva.
El Parlamento Europeo contra «los capitalistas»
En este sentido, Suiza ya no será una alternativa para banqueros en busca de bonus después de la aprobación este fin de semana en referéndum de una limitación de los «sueldos abusivos» en la banca, una decisión recibida con alivio en Bruselas, que temía un éxodo de empleados de banca a Zurich, Ginebra y otros cantones suizos con muy poca presión fiscal.
En todo caso, el Parlamento Europeo tendrá la última palabra en la redacción del texto, y no se detecta ningún ánimo conciliatorio con Londres entre los eurodiputados. El viernes pasado, en una rueda de prensa en Dublín junto al presidente de la Comisión, Jose Durao Barroso, y el titular irlandés de Finanzas, el presidente de la Eurocámara, el socialdemócrata alemán Martin Schulz, se congratuló con saña del acuerdo. «Los capitalistas dicen siempre que no quieren normas, pero una vez que esas normas están en vigor se adaptan e intentan seguir haciendo negocio» , dijo.
«Es la decisión europea más ilusoria desde que Diocleciano intentó fijar los precios» Las palabras de Schulz personifican, para muchos en Londres, la pesadilla de que un «pseudo-parlamento» en el continente les dicte las reglas del juego, en lo que perciben además como un intento de Berlín y París de usurpar a Londres la primacía financiera. «Lo máximo que esta medida puede lograr es un empujón a Zurich, Singapur y Nueva York en detrimento de una UE en dificultades», dijo la semana pasada Boris Johnson, alcalde «tory» de Londres y un decidido escudero de la City.
« Bruselas no puede controlar el mercado global del talento en banca y no puede establecer la paga de los banqueros en todo el mundo», dijo Johnson. «Es la decisión llegada de Europa más ilusoria desde que Diocleciano intentó fijar el precio de las verduras en todo el Imperio Romano», concluyó, en referencia al malogrado intento del emperador romano en 301 A. C. de combatir la inflación fijando precios mínimos de productos agrícolas. Esta vez no es un «césar» sino un humilde eurodiputado belga del grupo de Los Verdes, Philippe Lamberts, quien personifica la revuelta europea contra los súper bonus en la banca.
Considerado como el nuevo «enemigo número 1» de la City, Lamberts fue el ponente de la Eurocámara en su informe sobre la cuarta directiva de capitalización. «Pocos tomaron en serio al Sr. Lamberts cuando comenzó a hablar de vincular el variable al sueldo», recordaba recientemente el « Financial Times » sobre este eurodiputado de los Verdes valones (la Bélgica francófona), de 50 años, casado y con 4 hijos, según explica en su web . Varios bancos de Francia, Alemania y Gran Bretaña han intentado cautivarle, incluidos algunos paseos por las salas de operaciones. «Excusas...», respondía siempre Lamberts ante los argumentos de los directivos de banca.
Como primeras consecuencias de su plante ante la industria, los abogados de varios bancos afilan sus dossieres a la espera de conocer la redacción concreta de la norma, con instrucciones de llevarla a los tribunales si se diera el caso. Pero el comisario Barnier no se amilana: «Buena suerte», les desea. En los parqués y despachos de la banca británica, muchos recuerdan que la salida fácil será subirles el sueldo fijo para compensar las limitaciones en el variable, con lo que el champán seguirá corriendo.
Otros se detienen en la coyuntura más amplia, en el impacto de medidas como esta en el futuro de Londres como plaza financiera global –una perspectiva pesimista, según estudios recientes –, que se suma a otras decisiones interpretadas como hostiles por el sector, como la reciente aprobación de una tasa tipo Tobin en diez países de la UE, incluida España. La Tasa sobre las Transacciones Financieras gravará con el 0,1 % las transacciones con acciones y bonos y con el 0,01 % las operaciones con derivados.«Hemos hecho nuestros cálculos, y se los estamos enseñando a la Comisión Europea, nos llevaríamos nuestro comercio con [productos] derivados a otros sitios y ya está», explica a ABC un abogado de un fonde de inversión estadounidense afincado en Londres.
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