Suiza, dinero negro a la vista
Desde el 1 de enero, el Parlamento suizo se ha comprometido a facilitar información sobre contribuyentes extranjeros que hayan cometido fraude
![Suiza, dinero negro a la vista](https://s2.abcstatics.com/Media/201302/04/euro-negro-reuters--644x362.jpg)
Hay algo que une a Luis Bárcenas, Iñaki Urdangarín y la familia Pujol y ese nexo tiene nombre propio y se llama Suiza. Los tres buscaron refugio en el país helvético y, sobre todo, el respaldo de su secreto bancario para depositar sus «ahorros» en esas entidades, que podrían dar cobijo a cerca de 50.000 millones de contribuyentes españoles. Pero... ¿por qué Suiza? ¿Qué tiene este país que no tengan otros? ¿Qué acuerdos fiscales median entre Suiza y España? ¿Llega por fin la transparencia?
La estabilidad política del país, fruto de su neutralidad histórica, la estabilidad del franco y, sobre todo, el secreto bancario, hicieron de Suiza una plaza muy atractiva para la inversión extranjera y, en especial, para los defraudadores. La «inmunidad bancaria» con la que ha operado el país helvético viene de lejos, desde 1934. Ese año, Suiza aprobó una ley por la que un banco no podía revelar ni el titular, ni el contenido, ni los movimientos de las cuentas bancarias que tuviera registradas. Y con esa norma, y con la sólida trayectoria de los bancos suizos, ese pequeño país alpino ha logrado atraer grandes depósitos de países de medio mundo.
«Sin poder decir que estamos ante un paraíso fiscal, en el sentido de que las fortunas que operan en el mismo no tengan que identificar referencias contables o fiscales, en la práctica, su excepcional sistema de secreto bancario, que incorpora una gran opacidad en el conocimiento de los titulares de las cuentas corrientes y capitales líquidos depositados en la banca privada, así como una legislación nacional abierta y extremadamente laxa respecto a personas jurídicas no residentes en el mismo, introducen para los extranjeros y las compañías que no operan en territorio Suizo grandes ventajas tanto fiscales como de privacidad», afirma Leopoldo Pons, miembro de la Comisión Permanente del Consejo General de Economistas.
Añade que «la mayor parte de los patrimonios residenciados en paraísos fiscales, totalmente opacos a todos los efectos, realizan sus operaciones de cobros y pagos y de depósitos del dinero en el sistema bancario suizo, es decir, que estamos ante un doble pivote de posición. Ello no significa que estemos ante actuaciones ilícitas, siempre y cuando los últimos tenedores de dicha riqueza cumplan con sus obligaciones fiscales en su país de origen».
Pero... ¿que ha cambiado desde 1934? Las férreas reglas de secreto, que han ayudado a Suiza a crear un sector bancario en el exterior de dos billones de dólares, se han visto bajo la presión conforme los gobiernos de todo el mundo tratan de luchar contra el fraude fiscal en plena crisis. La UE, Estados Unidos, España... todos se habían acostumbrado a estrellarse contra un muro de silencio cada vez que se topaban en sus investigaciones con el secreto bancario suizo.
Solo ante el juez
Obtener información de los defraudadores con cuentas en el país ha sido misión imposible para las haciendas mundiales durante años. El secreto bancario helvético les llevaba a responder solo a peticiones de jueces en una causa penal. Sin embargo, las presiones de la OCDE, Bruselas y Estados Unidos han llevado a Suiza a modificar sus normas de colaboración fiscal internacional para incluir la posibilidad, hasta ahora rechazada, de facilitar información referida a un conjunto de contribuyentes.
¿Cuál ha sido la relación histórica entre Suiza y España? Nuestro país firmó un convenio con Suiza en 2006 que solo permitía que se solicitara información de contribuyentes concretos, con nombres y apellidos, entidad y cuenta bancaria, además de ser necesario probar con documentos los indicios de delito fiscal. Los acuerdos dieron muy poco de sí; España solo logró información en casos como el de HSBC, en 2009.
Hervè Falciani, un ciberdelincuente extrabajador de HSBC, sustrajo de la sede ginebrina del mayor banco privado del mundo 80.000 nombres de empresas y particulares con sus respectivos datos contables secretos, dispersos en cerca de decenas de miles de cuentas bancarias. El robo de esos datos permitió al Gobierno español investigar el patrimonio oculto de 3.000 particulares y recaudar alrededor de 300 millones de euros.
Desde aquel momento, el principio del secreto fiscal ha sufrido mermas y Suiza ha tenido que firmar numerosos acuerdos fiscales con países europeos que contemplan la transmisión de datos de clientes en casos específicos y cuando exista sospecha de delito. La información robada por Falciani creó una crisis diplomática entre Suiza y Francia, que aceptó devolver el soporte con esos datos, aunque después de saber su contenido. Gracias a esos expedientes, Francia logró también identificar a 3.000 contribuyentes que evadieron impuestos y facilitó además información a otros países sobre los ciudadanos incluidos en la base de datos sustraída. En Italia, por ejemplo, destacadas figuras del diseño de moda y joyería figurarían en esa relación de nombres que fueron robados.
Presiones de un lado y del otro, lo cierto es que, desde el 1 de enero, el Parlamento suizo se ha comprometido a facilitar información que les sea reclamada por los Estados sobre contribuyentes extranjeros que hayan podido cometer fraude o evasión fiscal.
En este trascendental paso de la cámara suiza han sido cruciales las gestiones realizadas por Estados Unidos. En el caso UBS, EE.UU. retuvo incluso a directivos de la entidad y fue entonces cuando llegó a firmar un acuerdo muy beneficioso para el país. El agravio respecto a otros países unido al cerco a los paraísos fiscales que puso en marcha la OCDE el pasado mes de julio junto con las amenazas de incluir a la Confederación en alguna lista negra pusieron punto y final en la práctica al secreto bancario helvético.
Identificarse ante Hacienda
El nuevo escenario en Suiza coincidirá con nuevas novedades fiscales en España, con la Ley contra el Fraude Fiscal, que entre sus medidas incluye que los contribuyentes con cuentas, valores o bienes en el extranjero a 31 de diciembre de 2012 deberán identificarlos ante Hacienda y lo tendrán que hacer desde ya, desde el pasado viernes y hasta el 30 de abril. Las sanciones pueden llegar hasta el 150% del valor del bien no declarado. Y para ello, España contará con la información de Suiza donde se esconden suculentas fortunas.
Pero, ¿ha engordado con la crisis la factura española en Suiza? «Recientemente ha habido un flujo sostenido de transferencias de dinero declarado desde España a Suiza y a Luxemburgo como protección por si en España se imponía un rescate o se llegaba a implementar alguna forma de ‘corralito’. En esas fugas de dinero no es relevante el secreto bancario, pero sí lo es la seguridad del país, el hecho de no ser la UE, y por supuesto su gran experiencia en servicios bancarios, en definitiva el dinero buscaba la Seguridad y la profesionalidad Suiza», dice Pablo Alarcón, abogado y profesor del IE Law School.
¿Fiscalmente hay algún incentivo? Juan José Rubio, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Castilla-La Mancha destaca que «existe un régimen fiscal especial que beneficia a grandes fortunas -imposición global- que reduce significativamente la tributación respecto a los países de origen de las grandes fortunas. Este régimen está en vigor en algunos cantones suizos, mientras que otros se plantean su desaparición por razones de equidad fiscal».
Añade Rubio que «Suiza es un país que ofrece una amplia gama de instrumentos financieros que, bajo el paragüas del secreto bancario, la confidencialidad y la fuerte limitación de los procedimientos de intercambio de información fiscal, han permitido atraer inversiones financieras de todo el mundo, pero especialmente de países con alta fiscalidad sobre la rentas de capital, que tienen una movilidad casi instantánea. A ello se une la experiencia de la banca suiza en la operativa financiera internacional así como la estabilidad económica, política, financiera y monetaria del país».
Recuerda Jordi Vilardell, socio de UHY Fay&Co en Barcelona que «en la medida en que el inversor mantenga su residencia fiscal en España, y quede obligado a tributar aquí por su renta mundial, deberá integrar en su base imponible los rendimientos de la cuenta suiza, que tributarán de idéntica forma a si se hubiesen obtenido en España». En el caso de que pretenda ocultar los rendimientos en Suiza, y no autorice a su banco a desvelar a la administración información tendrá en Suiza una retención tributaria del 35%, que no podrá recuperar, salvo que declare sus rendimientos en el IRPF español.
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