Tenis
España, ante el miedo a la nada
Después de la dimisión de Carlos Moyá como capitán, y con las figuras en el tramo final, surge de nuevo la duda sobre el futuro del tenis nacional
El efecto inmediato al desastre de Brasil , más allá de la pérdida de categoría en el Grupo Mundial de la Copa Davis con todo lo que esa sentencia conlleva, es la dimisión de Carlos Moyá , que confirmó ayer que deja de ser capitán de España con solo dos eliminatorias en su hoja de ruta. Perdió en la primera ante Alemania y no pudo eludir el descenso en la dramática serie de Sao Paulo, abandonado por las estrellas y decepcionado después de recibir hasta siete negativas por parte de los jugadores. Sin embargo, y a la espera de que se sofoque el fuego, casi importa más el mañana que el hoy, inevitable el pensar con cierta prudencia porque será casi imposible repetir lo de los últimos años. La generación de oro del tenis se consume irremediablemente con el paso de los años y el futuro, que está por escribir, no invita a la euforia.
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En ello trabaja Gala León, que fue nombrada en julio directora deportiva de la Real Federación Española de Tenis una vez dejó el cargo Albert Costa. Se le ha encomendado trabajar para que el equipo masculino recupere su sitio cuanto antes y, según un comunicado institucional que se redactó al término de la eliminatoria de Sao Paulo, «tiene la misión de adoptar todas las medidas necesarias para lograrlo». Para empezar, debe buscar un nuevo técnico después de la dimisión de Carlos Moyá y trabajar desde la base para inculcar la esencia de la Davis en los jóvenes emergentes y evitar así renuncias como las que se ha encontrado el capitán para ir a Brasil.
Desinterés juvenil
«Cuando yo tenía 20 años, pagaba por jugar en la Davis», explica Feliciano López a ABC, uno de los veteranos, que vive con tristeza la situación actual de España. No estuvo en Brasil y se le ha señalado por estar en Huelva durante el mismo fin de semana participando en la Copa Davis, aunque recuerda que participó para rendir homenaje a un amigo (José García Requena). Cuando a López se le pregunta por el futuro, responde sin dobleces: «Vale que la competición sea un problema y pueda molestar. Pero a mí me alucina la dinámica de los jóvenes. En este sentido, la FET tiene que tomar medidas y motivar a estos jugadores. ¡Es la Copa Davis! Cualquier jugador mataría por defender a su país y ahora los chicos no quieren ir, tienen otras preferencias. No lo entiendo, de verdad que no. La Española ha de actuar. No presionar y llegar al límite, pero sí obligar a cierto compromiso. A mí me pagaron todo desde los 14 a los 19 y siempre quise devolver ese apoyo, debería pasar ahora igual».
Saciado el apetito, ya en 2012 se intuía lo que pasó después. Ese año, España perdió en primera ronda en Canadá y se salvó en Madrid con Nadal al rescate, la última serie con Álex Corretja como capitán. Mientras la opinión pública reniega y dramatiza con el mañana, Corretja aporta cierto optimismo, pero con un matiz fundamental. «Sí que hay futuro, claro. Ahora bien, la base hay que trabajarla y no descuidarla», comenta a este periódico. «El tema exige una reflexión mucho más profunda. Pero jugadores saldrán como siempre han salido. Sin embargo, será muy difícil de igualar esta época».
Es una reflexión compartida por cualquier técnico, jugador o directivo al que se le pregunte. España ha vivido en la abundancia y sigue disfrutando en la pista, un reclamo para cualquiera de los que asoman. «Futuro hay en el circuito, pero en la Davis han de cambiar las cosas. Seguro que a corto plazo se vuelve al Grupo Mundial porque los mejores harán el esfuerzo, no nos gusta estar en segunda. Pero será un parche si no hay intención. ¿De qué sirve subir si luego no importa el torneo?», se pregunta López. «Parece que los veteranos estamos obligados a estar siempre ahí y creo que el compromiso está fuera de toda duda. En los dos últimos años parece que la Davis no importa a la gente, gente que incluso jamás ha debutado. Y yo me quedo de piedra porque ahora se juega si es en casa, si interesa en ese momento, si no me va mal por lo que sea... Los que hemos estado todos estos años, los Nadal, Ferrer, Verdasco o yo, nos hemos sacrificado mucho. Los jóvenes han de ponerse las pilas y entender que la Davis te da mucho, que nunca en sus vidas encontrarán algo que te dé tantas alegrías y repercusión mediática».
El debate sobre el sistema es interminable, pero la realidad es que el mejor equipo del siglo XXI vive la inestabilidad y que el próximo entrenador que llegue será el cuarto en cinco años. «Es una lástima la poca continuidad de los capitanes», sostiene Corretja, que estuvo dos cursos al frente de la nave. «Lo más triste es que el que venga se puede ver en las mismas y tendrá que suplicar. Si no cambian las cosas, va a tenerlo igual. Sin compromiso por parte de los jugadores, debe ser muy desmotivante ese trabajo», añade Feliciano López.
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