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nba | playoffs

Otro varapalo para los Lakers en San Antonio

Segunda derrota de los angelinos ante los Spurs, que viajarán al Staples con una ventaja clara en la eliminatoria (2-0)

Otro varapalo para los Lakers en San Antonio afp

emilio v. escudero

El margen de maniobra de los Lakers es cada vez menor. La derrota cosechada anoche ante los Spurs, la segunda en dos partidos, obliga a los de D'Antoni a sacar algo positivo de los próximos encuentros en el Staples si no quieren irse de vacaciones a las primeras de cambio.

El segundo partido iba a ser, si cabe, más duro para los Lakers. Los consejos de “Coach Vino” (como se hace llamar Kobe Bryant desde que cayó lesionado) habían desaparecido tras la “espantada” del escolta de su cuenta de Twitter . “Quiero que las miradas estén centradas en el equipo, no en mí”, había declarado Bryant, dejando huérfanos a los aficionados, que tuvieron que contentarse con seguir el duelo ante los Spurs sin sus alegrías y lamentos.

Analizados los fallos del primer duelo, los Lakers trataron de evitar los mismos errores en el inicio del partido. Limitar las pérdidas y seleccionar mejor los lanzamientos, era el objetivo principal de los angelinos. Receta para poder llegar igualados al último cuarto y explotar ahí sus armas.

Sustentados por el acierto exterior y la garra de Howard en la zona, los Lakers mantuvieron a raya a los Spurs durante muchos minutos. Iban con el gancho, sí. Casi siempre a la zaga de San Antonio, pero con el liderazgo a tiro. Duncan, al que esto de la edad le viene dando lo mismo, se bastaba para destrozar la zona visitante, mientras Leonard, invitado inesperado, se unía a la fiesta ofensiva de los Spurs, completada al descanso con un espléndido Ginóbili (12 puntos tras los dos primeros cuartos). Entre los tres, sumaban 38 de los 56 puntos de los Spurs, más de la mitad.

Los Lakers se mantenían en el encuentro (56-48) por el arranque de orgullo de Pau Gasol, apagado en los inicios del choque ante la figura de Duncan, al que la ausencia del veterano pívot de los Spurs le vino muy bien. Sin él, Pau revivió y disputó sus mejores minutos, con ocho puntos en el segundo cuarto que evitaron que la brecha hasta ese momento fuera mayor. Luego, el español, al igual que el resto del equipo, se fue diluyendo y terminó con 13 puntos y 9 rebotes, insuficientes ante la avalancha tejana.

Los Lakers se fueron a los vestuarios con los deberes hechos. Apenas 5 pérdidas y un acierto en el tiro cercano al 45 por ciento. De hecho, si no hubiera sido por la puntería exterior de los Spurs (5 de 7 hasta ese momento), los Lakers habrían podido esbozar hasta una sonrisa al descanso.

No lo hicieron y su gesto de preocupación se agravó tras la reanudación, cuando los Spurs pusieron la directa. La irrupción de Tony Parker en el partido (hizo 15 de los 22 puntos de San Antonio en el tercer cuarto) puso a los Lakers contra las cuerdas, sobre todo tras la cuarta personal de Howard, que le dejó en el banquillo hasta el último período.

Si los Lakers llegaron con vida hasta ahí (78-68) fue por la fe que ha incubado este equipo durante la complicada temporada regular que han tenido que atravesar. El regreso de Dwight Howard no mejoró las cosas. Al contrario. La previsibilidad angelina de jugar con su pívot hizo más fácil la defensa de los Spurs, que mataron el choque al contragolpe. Pim, pam, pum y segundo triunfo al casillero de San Antonio, que manda plácidamente en la serie (2-0) mientras “Coach Vino”, a cientos de kilómetros de distancia, se retorcía en su sillón, impotente, por no poder dar órdenes desde la banda… y por no poder estar dentro de la pista.

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