ATLETISMO
Carles Castillejo, el fondista total
Campeón de España de 5.000, 10.000, 10 kilómetros, medio maratón, maratón y cross, sueña con brillar en el Mundial de Pekín

Ha tocado todos los palos del fondo en el atletismo, y con gran éxito, coleccionando a lo largo de su carrera una veintena de medallas en los campeonatos de España y de títulos en media docena de pruebas distintas: 5.000, 10.000, 10 kilómetros en ruta, cross, maratón y medio maratón. Con esta última victoria, conseguida en Granada en mayo , Carles Castillejo (Barcelona, 1978) entró en la historia del atletismo español, ya que nadie había conseguido antes ser campeón en todas las distancias del fondo español y campo a través.
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El catalán, que ha regresado esta temporada tras una grave lesión y posterior operación en el tendón de Aquiles que le mantuvo apartado de la competición en 2014, decidió a última hora intentar el asalto al campeonato de medio maratón y logró la victoria con un tiempo de 1:06:02, por delante de Rafael Iglesias, su compañero del equipo C. A. Adidas. «Estoy contento por haber conseguido este hito», reconoce Castillejo a ABC. «Es una demostración de que soy un corredor completo que sabe adaptarse a muchas distancias».
El poder africano
Tiene ocho títulos nacionales (en 10.000 y maratón suma dos) y conquistó su primero en 2004, en 5.000 metros. «Por cultura deportiva haces distancias más cortas cuando eres joven. Al contrario que los keniatas, en Europa pensamos a largo plazo y generamos una base a lo largo de los años», comenta el atleta barcelonés. «¿Mi distancia favorita? Son pruebas muy diferentes. El 5.000 es muy agónico y el maratón hay que cocinarlo lentamente. Tengo que reconocer que he disfrutado más preparando y disputando esta prueba, tal vez por su grandeza».
El maratón, tierra de conquista para los españoles durante la década de 1990, se ha convertido en los últimos años en territorio vedado no solo para nuestros atletas, sino para cualquiera que se enfrente a los súper fondistas africanos. Abel Antón fue campeón del mundo en Atenas 1997 y Sevilla 1999 (con un tiempo de 2h13). El keniata Dennis Kimetto paró el crono en el último maratón de Berlín con un estratosférico récord de 2h02:57. Las seis mejores marcas de todos los tiempos tienen el sello de atletas de ese país africano, y todas bajan de las dos horas y cuatro minutos.
Castillejo recuerda que «Abel Antón acreditó 2h07:57 en Londres, en 1998. Cuando ganó los dos mundiales hacía mucho calor, y hay que saber diferenciar entre las marcas ‘comerciales’ y las que se obtienen en los campeonatos. Con todo, los africanos tienen una genética especial, están entrenados por los mejores técnicos europeos y diseñan muy bien sus objetivos. Hay medio centenar de keniatas que correrían por debajo de 2h07 en unos Juegos Olímpicos o un mundial. Nuestro campeonato de verdad es el de Europa, y en el último, en Zúrich 2014, Javi Guerra estuvo a punto de lograr el bronce. Los españoles no hemos desaparecido del maratón, pero la competencia es cada vez más fuerte».
Bajar de las dos horas
La hazaña de Kimetto en Berlín abrió el debate sobre los límites del ser humano en la prueba de fondo por antonomasia. ¿Conseguirá alguien recorrer los 42.195 metros del maratón en menos de dos horas? «Sí, pero creo que nuestra generación no lo va a ver», señala Castillejo. «Se lo preguntaron a Patrick Makau (otro de los 'expresos' keniatas, poseedor de la cuarta mejor marca de todos los tiempos: 2h03:38) y lo dejó claro, los márgenes de mejora cada vez son más pequeños. El que lo intente tendría que coexistir con dos o tres atletas del mismo nivel hasta el kilómetro 22 y luego dar un arreón impresionante. Y aún así... estamos hablando de bajar el récord mundial en casi tres minutos, una auténtica locura. Pero algún día, con la mejora de los sistemas de entrenamiento, de las zapatillas... puede que algún keniata lo consiga».
Su próximo objetivo es el Mundial de Pekín, que se celebrará entre el 22 y el 30 de agosto. «Quedar entre los diez o quince primeros en el maratón se podría equiparar a una medalla». Para ello trabaja con paciencia y vigilando el talón de Aquiles que le ha dado tantos problemas. Su entrenamiento incluye correr entre 190 y 225 kilómetros por semana. Y, en el horizonte, los Juegos de Río 2016, la que sería su cuarta experiencia olímpica después de Atenas 2004 (donde compitió en 5.000 metros), Pekín 2008 (10.000) y Londres 2012 (maratón). «Hace un año, cuando estaba lesionado, ni me planteaba llegar tan lejos. En Brasil me despediría en mi prueba fetiche, claro. Sería un bonito colofón».
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