feria de gijón
¡Viva La Quinta!
Gran corrida, con dos toros de vuelta al ruedo y la salida a hombros de El Cid y Robleño en Gijón

Los santacolomas de La Quinta, triunfadores, aquí, el pasado año, han vuelto a tener un gran éxito: cárdenos, bajos, bien hechos, encastados. Se premia con la vuelta al ruedo al cuarto y al quinto; magnífico también ha sido el tercero. Robleño, con tres orejas, y El Cid, con dos, salen a hombros; Castaño pasa a la enfermería después de matar al último.
El primero humilla mucho pero a veces quiere irse. El Cid logra muletazos lucidos pero el toro acaba rajándose y la faena queda a medias. Estocada: oreja. El cuarto, «Mulero», cárdeno oscuro, de 510 kilos, acude al caballo, galopando, desde el centro. Saluda la cuadrilla. Dándole distancia, el toro embiste con nobleza y El Cid dibuja templados derechazos, en series cortas. Por la izquierda, no se confía. La faena -no el toro- ha ido a menos. Estocada, oreja generosa y, a petición del público, justa vuelta al ruedo a un gran toro.
Robleño lancea con gusto al segundo, que hace buena pelea en varas pero sale distraído. Conduce Fernando la noble embestida; no le duda, cuando el toro se apaga. Entrando con decisión, logra, a la segunda, una espectacular estocada: oreja. Aplauden de salida al quinto, «Borreón», de afilados pitones. Robleño enlaza una larga de rodillas con excelentes verónicas. Saluda en banderillas Ángel Otero. El diestro cita de lejos, muy decidido; conduce con suavidad por los dos lados las nobles embestidas. Concluye con excelentes ayudados por bajo. Muy pocas veces he visto a Robleño tan a gusto, delante de un toro excelente pero muy serio. Mata a la segunda: dos orejas y también justa vuelta al ruedo al toro.
El tercero, bien armado, pelea bien en el caballo. Se lucen, como de costumbre, los dos grandes banderilleros, que saludan. El toro, encastado, transmite mucho, se come la muleta. Castaño le da la lidia adecuada, mandando, por la derecha, el lado bueno. Faena de emoción, mal rematada con los aceros. La gran ovación se la lleva el toro. El último acude tres veces al caballo de Tito Sandoval; vuelve a saludar la cuadrilla. El toro va largo pero algo distraído, prende a Castaño, lo persigue dramáticamente: sólo pasa a la enfermería, por su pie, después de un espadazo contrario. Sufre una luxación en un dedo de la mano.
En el cuarto toro, una clara voz, desde el tendido, ha gritado: «¡Viva La Quinta!» Es el resumen de la tarde: a Robleño y El Cid ha debido acompañar el mayoral de la ganadería. La casta de Santa Coloma ha sido, también, la gran triunfadora.
(Lea la crónica completa en la edición impresa de ABC y en kioskoymas)
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