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ABC Cultural

Así fue la emotiva y vitoreada tarde del Rey en Las Ventas

La corrida de la Beneficencia supuso un plebiscito para Su Majestad, aplaudido y ovacionado. Tanto que el himno casi no se oyó

Así fue la emotiva y vitoreada tarde del Rey en Las Ventas efe

Rosa belmonte

El Rey anunció el lunes su abdicación con una corbata verde. El martes en el Escorial lució uniforme militar (no había oportunidad de elegir). Ayer fue a la corrida de la Beneficencia también con una corbata verde. V.E.R.D.E. Viva el Rey de España. Pero ya se lo iban a decir los demás. Lo de ayer fue un plebiscito. Se lo iban a decir los que estaban esperando detrás de las vallas en la puerta de autoridades de Las Ventas a las cinco y media de la tarde. Los que se agolpaban cuando estaba a punto de llegar Su Majestad.

«Venimos a los toros y a ver al Rey, que no vamos a tener otra oportunidad. Y si entramos tarde da igual», decía un aficionado en primera fila. Mientras, otros se hacían fotos con Ana Botella, a la que casi atropella el coche de seguridad que precedía al del Monarca. Llegó Don Juan Carlos a las 18.38. «Bravo, bravo. Viva el Rey», gritaba el personal. Lo recibieron el ministro Wert, Ignacio González, Botella (también de verde) y Pedro Antonio Martín Marín, entre otros.

En la plaza, con el palco engalanado, se miraba hacia arriba

En la plaza, con el palco engalanado, se miraba hacia arriba. Los cámaras de televisión, en el ruedo, casi a portagayola. Esperando. Jesús Posada, que se acababa de encender un puro en el tendido del 2, también. Don Juan Carlos apareció a las 18.59. La plaza rompió a aplaudir y a gritar vivas. Y siguió, con lo que el himno nacional fue un himno acompañado de palmas, que se hicieron estruendosas cuando dejó de sonar. Mayoría absoluta. Sin contestación. Y con mucho ruido.

El Juli: «Por ayer, por hoy y por siempre»

La gente seguía llenando la plaza cuando El Juli iba a empezar su faena. El torero de Madrid, que obtendría una oreja, brindó su primer toro al Rey: «Su Majestad, por ayer, por hoy y por siempre. Por apoyar nuestra fiesta y dignificarnos con su presencia». Una faena que el Monarca aplaudió. Fandiño prefirió no brindar su primer toro al Rey. Talavante, sí. Un brindis que casi fue haiku: «Don Juan Carlos, va por usted». José María Cano, que ayer inauguró exposición en el Tendido 11 («La cera que aún arde») ha pintado la mandíbula de Talavante. Los cuadros son de grandes dimensiones. Como las palabras del artista y ex de Mecano. Dijo en su presentación cosas como «el teatro metafísico del ser humano». Claro, que se trata de alguien que cantaba «Y María se moja las ganas en el café. Magdalenas de sexo convexo». O esta, que es mejor: «Quién detiene palomas al vuelo, volando a ras del suelo». Cualquiera, de una patada.

El Juli y Talavante brindaron sus toros a Don Juan Carlos. Fandiño no, aunque subió a saludarlo

El llenazo de la plaza era llenazo también de negritas. Estaban Adolfo Suárez Illana y su suegro, Samuel Flores, en barrera con Cospedal. En otra, Carmen Martínez-Bordiú. La habitual Nuria González, la pintora Maite Spínola, Carmen Lomana o el marqués de Cubas. Andrés Calamaro, de negro y con un pañuelo rojo, en el burladero de la administración. Enrique Múgica en la delantera. Genoveva Casanova, emocionada por ver al Rey, y Anne Igartiburu en el tendido 11. Asimismo, el ganadero Fernando Peña. Y también Caco Senante o Abel Resino. Incluso el frutero Vázquez, proveedor real. Y Esperanza Aguirre.

Fandiño no brindó los toros al Rey

Durante la lidia del cuarto toro, en el tercio de banderillas, un vozarrón surgió de las localidades de sol: «¡Viva España y viva el Rey!». En el palco, Ignacio González era el que más hablaba con Don Juan Carlos. Parecía su asesor taurino. Wert hablaba menos. Fandiño tampoco brindó su segundo toro al Rey, al que cortó una oreja. El Monarca aplaudió. La de Fandiño debía de ser la república independiente de su lidia. De hecho, en el momento de no brindis alguien gritó: «¡Viva el Rey! ¿Qué pasa, que eres republicano?». Era ayer un mal día para la rebeldía. Iván Fandiño nació en Orduña, su familia es de La Coruña, estudió en la escuela de tauromaquia de Valencia y vive en Guadalajara. Un crisol de España. Pero el crisol sí subió al palco a saludar a Su Majestad con los otros dos matadores al acabar la corrida.

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