La casa de la portera recibe el verano con tres estrenos
«¡Animal!», de Rubén Ochandiano; «Cerdas», de Juan Mairena; y «La antesala», de Margarita Sánchez

La Casa de la Portera se ha convertido en uno de los espacios de referencia de la joven escena madrileña. Lo insólita de la propuesta y la hondura de varios de sus montajes han convertido a esta sala, creada y gestionada por José Martret y Alberto Puraenvidia, en un lugar de culto para los «teatreros». Tres autores estrenan este mes de julio en la sala: Rubén Ochandiano -que tras sus aproximaciones a Chéjov y Anouilh presenta su primera obra-; Margarita Sánchez y Juan Mairena.
«La antesala» , de Margarita Sánchez , se estrena hoy y estará en cartel los martes y los miércoles de julio, a las 20,15 horas). Se trata de una «tragicomedia metafísica en un acto que habla de la complicidad, el amor, los recuerdos y la necesidad del ser humano de despedirse». Juana Cordero y Carmen Navarro son las dos intérpretes -más el músico David González-, y estarán dirigidas por Inés Piñolé. La obra cuenta la historia de dos hermanas que se reúnen para solucionar las dificultades del pasado antes de decirse adiós para siempre.
También los martes y los miércoles, pero a las 22,15 horas, se presenta «¡Animal!» , de Rubén Ochandiano (dirigida por él mismo), una obra que, según sus responsables, «habla sobre la impunidad con la que juzgamos y condenamos al prójimo, si es necesario, para salvar el propio pellejo; sobre la inconsistencia de los vínculos que establecemos y, una vez más, sobre personajes con estados mentales en la cuerda floja ». Un terrible hecho es el desencadenante de esta historia, protagonizada por María Vázquez, Tamar Novas y Alejandro Casaseca, que conforman un triángulo de afectos frágiles y desequilibrados.
«Cerda» , con texto y dirección de Juan Mairena , se podrá ver los jueves de julio, con pases a las 20 y 22,15 horas. Según su autor, «es un viaje delirante por la vida de unos seres perdidos y solos, atrapados en una selva de piedra y movidos por un único sentimiento: el deseo de llegar hasta el mar ». Interpretada por Dolly, Inma Cuevas, David Aramburu, Soledad Rosales y María Velesar, «la crisis, la búsqueda de la identidad, la lucha por la supervivencia y un misterio que envuelve a todos los habitantes del convento, sigue Mairena, son las aristas por las que se desliza la historia».
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